¿Por qué comer en Guadalajara?
Hoy, para poder entender la impactante explosión gastronómica que vive Guadalajara, tengo que remontarme 17 años atrás, el día que la capital de Jalisco vio nacer el concepto de la I Latina, algo totalmente original para su época, abriendo la puerta a la creación de una fusión de cocina asiática, mediterránea y mexicana, predominando los sabores fuertes en el resultado final.
Seis años después, con la creación de Anita Li (por el mismo grupo), estos restaurantes, hermanos y vecinos, marcaron una tendencia de creatividad y sabor en la región.
El siguiente detonante que removió la escena de la ciudad fue la llegada del espectacular cocinero Antonio de Livier, al hotel Demetria, y la apertura de su extraordinaria marisquería La Panga del Impostor.
Así, en pocos años, Guadalajara se ha llenado de grandes propuestas como la de Francisco Ruano, de Alcalde, Fabián Delgado, de Pal‘ real, Alfonso Cadena, en Hueso, Paul Bentley, de Magno, la exitosa La Docena y La Postrería, de Jesús Escalera, esperando la reapertura del nuevo Cortéz, de Nico Mejía.
Lo que es un hecho es que hablar de comer rico en Guadalajara es hablar de la calle.
Las tortas ahogadas, los lonches, la carne en su jugo, los tacos y las jericallas inspiran el trabajo que están haciendo los cocineros en los restaurantes y es que, además de los productos locales y los sabores que surgen de ahí, hay un sinnúmero de ingredientes provenientes de ranchos cercanos, estados colindantes y productos de las costas, llevados a su mejor expresión de la mano de estos cocineros tan diversos como los productos.
Hoy en día, es una ruta obligada visitar esta capital para toda persona que guste de comer bien, no es nada difícil notar, vía el paladar, cuales son los sabores que conquistan, sorprenden y deben quedarse en el gusto de comensales experimentados y novatos.
Y lo mejor está por venir con un Alcalde con talento para gobernador y un Hueso con más carnita cada día; Magnas comilonas francesas con Paul y más Pal’Reales pa’los que nos encantan los lonches; el nuevo Cortéz, la persistencia del palíndromo (I Latina / Anita Li) y un final feliz cortesía de La Postrería.