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Brindar con burbujas

Símbolo de refinamiento y celebración alrededor del mundo, la champaña es una bebida con una rica historia, rodeada de tradiciones y rituales, y que cada vez conquista más adeptos.
vie 01 septiembre 2023 06:59 PM

En el año 496, el bautizo de Clodoveo I en Reims, capital de Champagne, inauguró una tradición: a partir de ese momento todos los reyes de los francos serían coronados en la catedral de la ciudad con festejos en los que el vino cosechado en los viñedos cercanos a la ciudad era repartido entre todos los invitados. Sin embargo, no fue hasta la primera mitad del siglo XVII cuando el monje benedictino Dom Pierre Pérignon descubrió en la abadía de Hautvillers el llamado “método champanoise”. Cuenta la leyenda que todo ocurrió por una mezcla de casualidad y terquedad. Y es que, a pesar de la situación geográfica de la región de Champagne, una de las más septentrionales del viejo mundo, Pérignon se empeñaba en elaborar sus vinos siguiendo el método tradicional del resto del país, con estaciones más templadas y menos definidas. El problema estaba en el frío.

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En invierno, las bajas temperaturas provocaban un parón en la fermentación del vino, cuya actividad bacteriana se recuperaba en la primavera a través de la efervescencia, que quedaba contenida en el interior de la botella. Al parecer, Pérignon odiaba aquellas burbujas, que trataba de eliminar por todos los medios. No tanto los ingleses, que ya entonces importaban vino francés y que se enamoraron automáticamente de aquellas elaboraciones “fallidas”. Años después, el propio Pierre Pérignon estandarizó la fabricación de vino espumoso, que acabó perfeccionándose con la aparición del corcho y con el engrosamiento del vidrio de la botella, que impedía que explotarán durante los periodos de reposo. Otro invento clave fue la técnica de prensado fraccionada, imprescindible para la elaboración de vinos blancos procedentes de uvas rojas.

Se abría así la edad dorada de esta bebida espumosa, la primera que recibía el nombre de la región en la que se elaboraba. Hasta entonces, el vino del Hexágono era conocido con la generalidad de “vino de Francia”. Hasta que llegó la champaña, cosechada y embotellada en Champagne. De esa época procede también la fundación de las primeras maisons dedicadas a la comercialización de este elixir dorado, como la propia Dom Pérignon, Ruinart, Möet & Chandon, Veuve Clicquot, Mercier o Krug, hoy considerados trasatlánticos con capacidad de venta e influencia en casi cualquier esquina del planeta.

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