EA7 se encargaría a partir de entonces del diseño de todas las prendas deportivas de la entidad napolitana, mientras que la casa matriz continuaría su idilio con el equipo nacional de Italia, para quien sigue diseñando todo su streetwear.
Aquella noticia, con cierto impacto en los medios deportivos locales, no tardaría en pivotar hacia las plataformas más especializadas de la industria, que interpretaron el acuerdo como la consumación de una tendencia cuyo alumbramiento fecharon mediados los 90, cuando Calvin Klein vio en David Beckham y Fredrik Ljungberg, entonces futbolistas del Manchester United y el Arsenal, respectivamente, a las figuras sobre las que proyectar sus renovadas campañas globales de ropa interior.
Hoy, aquella disrupción del lado aspiracional que siempre acompañó a las grandes marcas del lujo es mera rutina. Ahí está el PSG para demostrarlo. El equipo parisino, clase media del futbol europeo desde su fundación en 1970, es hoy un multimillonario trasatlántico capitaneado por Qatar Sports Investments, el brazo deportivo del podero- so fondo soberano catarí, capaz a su vez de firmar acuerdos exclusivos con Air Jordan, Hublot, A Bathing Ape y Dior, todos al mismo tiempo.
Las apuestas de Fendi y Moncler por el futbol no hacían sino proyectar en el tiempo un patrón emprendido temporadas atrás por otras influyentes casas de moda
La colección con la que Air Jordan x PSG desfiló en Paris Fashion Week hace unas temporadas encendió las alarmas de los departamentos de marketing de los principales clubes del mundo, pero ha sido su asociación con Dior la que ha elevado al club de Neymar, Mbappé y Messi – quien apostó por un traje de la maison para su presentación en París– a la cima del coolness futbolístico.
No es, claro, el único ejemplo. En diciembre de 2021, el Inter de Milán alcanzó un importante acuerdo de colaboración con Moncler, dueña desde hace unos meses de Stone Island, reina de la subcultura urbana que puebla las gradas más bulliciosas de todo el mundo, mientras que la Roma, uno de los equipos con más mercado de Italia, acaba de anunciar que Fendi vestirá a sus jugadores fuera de la cancha.

“La idea de la colaboración es crear un punto de encuentro entre el deporte y la moda a través de un denominador común: nuestras raíces romanas y nuestro vínculo con la ciudad eterna”, dijo Silvia Venturini Fendi, directora de moda masculina de la firma, durante la presentación de la histórica alianza.
Nada nuevo en Italia, por otra parte. Las apuestas de Fendi y Moncler por el futbol no hacían sino proyectar en el tiempo un patrón que emprendieron temporadas atrás otras influyentes casas de moda.
La idea de la colaboración es crear un punto de encuentro entre el deporte y la moda a través de un denominador común: nuestras raíces romanas y nuestro vínculo con la ciudad eterna
Especialmente en Italia, como demuestran los acuerdos firmados por la Juventus de Turín con Loro Piana, el Milan con Harmont & Blaine y Off-White o el Genoa con Ben Sherman. En el resto del mundo, la tendencia es similar. En la cima de su popularidad, con Pep Guardiola en el banquillo, el Barcelona, hoy unido a Thom Browne, se asoció con Dsquared2, una de las firmas favoritas del técnico y hoy partner, curiosamente, del Manchester City, entrenado por el propio Guardiola.
En las antípodas deportivas, el Real Madrid selló en septiembre un jugoso acuerdo con Zegna para vestir a sus equipos de futbol y baloncesto lejos de los recintos deportivos, un contrato muy similar al firmado por el Atlético de Madrid con Philippe Plein.