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El genio de la nariz maravillosa

François Demachy, creador de algunos de los aromas más emblemáticos de la maison Dior, comparte con Life and Style algunos secretos de su profesión y su visión de los perfumes en la actualidad.
vie 11 febrero 2022 01:40 PM
François-Demachy
La sensibilidad de un genio de las fragancias de Dior.

En el mundo de la perfumería hay nombres que generan respeto y ad- miración a todos los niveles. Es- tos creadores, a su vez responsa- bles de formular los aromas con los que muchos de nosotros rociamos nuestra piel, son vistos como ejem- plos a seguir por las nuevas gene- raciones, como preciados colaboradores por las grandes casas de lujo y como poderosos alquimistas por quienes admiramos su capacidad de imaginar lo inexistente. François Demachy, quien desde 2006 está a cargo de las creaciones olfativas de Christian Dior, es una de las voces más potentes dentro de una industria que genera miles de millones de dólares en ventas en todo el mundo.

En un esfuerzo por entender cómo funciona la mente de un genio, Life and Style lo entrevistó en exclusiva a propósito del lanzamiento de Vanilla Diorama, la más reciente adición a la Collection Privée, una de las gamas de fragancias más exclusivas jamás creadas.

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Life and Style (L.S.): Has trabajado como perfumista de Christian Dior desde 2006. ¿Cómo ha evolucionado la industria de las fragancias desde entonces?

François Demachy (F.D.): ¿Sabes? El mercado de las fragancias no es muy estable, funciona según las tendencias de manera similar a la moda. Dependiendo de la época, hay tendencias muy distintas. Por ejemplo, en años recientes dominaron los perfumes de notas dulces que, para ser muy honesto, no son mis favoritos. Sin embargo, hay que darle a la gente lo que quiere, y me divertí con esta tendencia. Ahora estamos regresando a los perfumes más naturales con aromas frescos. También creo que, dado que el mundo actual puede ser un poco oscuro y deprimente, estamos buscando algo que pueda transportarnos a otro lugar, ayudarnos a escapar, sentir que estamos rodeados de naturaleza... El mercado de las fragancias siempre está cambiando, cambia con la sociedad. En cierto modo, soy como un novelista, únicamente soy un intérprete. Mi trabajo es, de alguna manera, un espejo de la sociedad en un momento específico.

L.S.: En el documental Nose definiste un perfume como un viaje humano. ¿Qué momentos han definido el tuyo?

F.D.: Han sido demasiados. Si tuviera que hablar de mi viaje dentro de la casa Christian Dior, tendría que mencionar la firma de mi primera colaboración exclusiva con Le Domaine de Manon, en 2006, como nuestro proveedor de rosa centifolia; hoy también nos proveen de nardo y jazmín. Esto cambió mi perspectiva y eso es lo que quería, porque cuando firmé mi contrato con Dior pedí que me permitieran encargarme de la compra de las materias primas. La calidad es esencial para mí y las colaboraciones son la mejor manera de asegurarla. Si tuviera que elegir otro, hablaría de la creación en 2015 de Sauvage, con la que creé una nueva franquicia masculina y me interné en nuevos territorios. Para ser honesto, uno nunca puede saber si algo va a funcionar. Pero, si una maison como Dior no lo hace, ¿quién lo hará? Este aroma le habló a mucha gente y ser el número uno del mundo es el mejor regalo.

Siempre he dicho que un perfume no tiene género, nunca es para hombre o para mujer, es para quienes se identifican con él

L.S.: ¿Cuál ha sido la mejor experiencia que has tenido como perfumista?

F.D.: Ver todos los ingredientes que uso en mis creaciones en su hábitat natural. Para mí, lo más asombroso fue ir a Indonesia y ver el pachuli en su hábitat natural. Cuando viajamos a Indonesia para filmar Nose, fue la primera vez que tuve la suerte de ver esta materia prima en su estado natural. Estaba tan emocionado como un niño, ¿sabes? Es uno de mis ingredientes favoritos, ya que es un “suavizante”, se mezcla a la perfección con todo y puedes usarlo en perfumes para hombre y mujer. Me encanta esa ambivalencia.

L.S.: La Collection Privée se compone de 22 creaciones que pueden ser para hombres y mujeres. Escuchamos la expresión “sin género” cada vez más en estos tiempos. ¿Qué significa para ti?

F.D.: “Sin género” ha significado mucho para mí desde hace mucho tiempo. Siempre he dicho que un perfume no tiene género, nunca es para hombre o para mujer, es para quienes se identifican con él. De cualquier manera, las esencias nunca reaccionan de la misma forma sobre distintas pieles, así que nada olerá de la misma manera sobre tu piel y sobre la piel de tu vecino. Así que, ¿por qué estamos intentando clasificar todo?

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L.S: ¿Cuál es la parte más satisfactoria del proceso de creación de un perfume?

F.D.: Con frecuencia se piensa que una sola persona crea un perfume en un laboratorio. Nosotros intentamos abrir las puertas y mostrar que un perfume es una cadena humana, una aventura, una totalidad. Un perfume no existe en el mundo hasta que alguien lo usa; es lo que le permite tener vida propia.

L.S.: ¿Cuál es el mejor consejo que puedes darle a las nuevas generaciones de perfumistas?

F.D.: El entrenamiento es la clave principal, además de asumir que nunca hay que creer que se sabe todo acerca de algo. Entrenar la nariz es como entrenar un músculo, es como si fuéramos un atleta de alto rendimiento. Cuando piensas que lo sabes todo acerca de la perfumería, en ese momento puedes fallar.

Creo que la pandemia nos enseñó a no dar por sentado lo maravilloso que es el sentido del olfato

L.S.: ¿Crees que el vínculo que la gente tiene con el mundo de los aromas ha cambiado a raíz de la pandemia?

F.D.: Podríamos pensar que no somos capaces de percibir aromas a través de un cubrebocas, pero no es así. Sí podemos, aunque no sea algo tan preciso. Por lo tanto, la magia de la perfumería no va a desaparecer. Además, usamos perfumes para nosotros mismos, como lo confirma el hecho de que mucha gente siguió usando perfume durante todos los días que estuvo en aislamiento. Usar un perfume es una declaración de intenciones, dice algo de nosotros mismos y, créeme, la gente puede percibir eso a través de una mascarilla (a diferencia de, por ejemplo, un lápiz labial que nadie puede ver). Así que imagino que un perfume es una manera de comunicarnos a la distancia, para acercarnos en estos tiempos tan extraños. Creo que la pandemia nos enseñó a no dar por sentado lo maravilloso que es el sentido del olfato.

La calidad de las materias primas es el punto de partida de cualquier creación olfativa. François Demachy se asegura de tener los mejores ingredientes gracias a una cercana colaboración con productores de todo el mundo.

L.S: No todos los perfumes son para todas las personas. ¿Cuál es el secreto para elegir el aroma correcto?

F.D.: Es muy difícil decirlo porque yo no puedo dar órdenes a la gente. Simplemente soy un intérprete;

interpreto emociones y sentimientos y los convierto en aromas. Así que lo que ofrezco a través de los perfumes es una interpretación de algo que posteriormente interpretará la gente según sus propios filtros y su propia vida. ¡Haz lo que se sienta bien! Ese es el mejor consejo que puedo dar y, a final de cuentas, no es ningún secreto.

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