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Bichir: "No creo que el cine de México sea mejor porque a Iñárritu le den un ...

Entrevistamos al actor mexicano, que esta semana estrena The Hateful Eight de Tarantino
jue 04 febrero 2016 07:32 AM
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Getty Images - (Foto: Getty Images)

Las cosas no podrían ir mejor: el único gran problema de Demián Bichir es que, hoy día, apenas tiene tiempo para respirar. Si ya era un actor prestigioso en ambos lados de la frontera, antes de su nominación al Oscar por A Better Life, al momento de sumarse al selecto grupo de los tocados por la magia de la estatuilla dorada, las puertas de la gran industria se le abrieron de par en par. Y es que no sólo ha sido uno de los ocho elegidos por Quentin Tarantino para participar en el gran duelo verbal y literal de The Hateful Eight, sino que se dio el gusto de dirigir su primera película, Refugio, que también escribió, y en la que tiene, además, el protagónico. Por si fuera poco, ha hecho papeles de reparto en otras dos producciones estadounidenses, Low Riders, del peruano Ricardo de Montreuil, en la que trabajó con Eva Longoria y Melissa Benoist, y Good Kids, en la que su compañera de reparto fue Ashley Judd.

Decidido a cumplir su promesa de no abandonar sus raíces, Bichir también se hizo tiempo este año para presentar, junto a su padre y sus hermanos, una obra de teatro en español en Los Ángeles. Simultáneamente, rodaba con Tarantino. Además, filma en México 7:19 para su compatriota Jorge Michel Grau, un thriller ambientado en el gran terremoto que azotó al Distrito Federal en 1985. En pocas palabras, Demián tiene mucho trabajo.

¿Sientes que eres un mejor actor después de haber trabajado con Tarantino?

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Espero ser mejor actor, o ése es, al menos, mi sueño: ser mejor actor después de cada trabajo. Espero que cada cosa nueva que me sucede me ayude a corregir errores, a mejorar mi trabajo, a tratar de ser más preciso. Y sin embargo, nunca termina uno de aprender su oficio. Me ha pasado todo el tiempo, ya llevo más de 40 años en esto y es fascinante cómo sigues aprendiendo lecciones constantemente. Creo que haber dirigido Refugio, y haberme dirigido en ella, fue un paso cuántico en lo que a mi aprendizaje se refiere. Y estoy seguro de que no me voy a dar cuenta de esto hasta que pase un tiempo y siga proponiendo nuevas formas de resolver problemas. Creo que uno es mejor después de cada trabajo y, obvio, si detrás tienes a un tipo como Quentin, qué puedes decir. Fue una experiencia que pocos podemos presumir.

¿De qué manera repercute el cine que hacen los que triunfan en Hollywood en el cine que hoy en día se hace en México?

No repercute de la mejor manera. Con toda honestidad, no creo que el cine de México sea mejor porque a Alfonso Cuarón le den un Oscar, o a Iñárritu o me nominen a mí. Me parece que es algo muy, muy claro: son dos cinematografías distintas. Yo te puedo decir que, desde chico, he sido de espíritu aventurero y me muevo mucho por todos lados. Tal vez por esto he buscado mi camino en otras latitudes. Pero sigo trabajando en México, sigo en contacto con proyectos no sólo de cine sino de teatro... estoy siempre atento y alerta a lo que pase en Latinoamérica. Vengo a ser más bien un ciudadano del mundo y, en este momento, tengo proyectos interesantes de este lado del eje. Sin embargo, mi mayor ilusión es que siga habiendo ofertas de Latinoamérica, no solamente de México.

Leer: Platicamos a fondo con Alejandro G. Iñárritu

De alguna manera eres embajador de México. ¿Cómo lidias con la mala fama de la inseguridad del país para convencer a otras figuras de que no todo es como se dice?

Bueno, ojalá pudiera ser embajador de mi país, seguramente lo haría mejor que algunos, pero no lo soy. Solamente, soy un trabajador. Un artista que trabaja muy duro para conseguir lo que quiere y para que lo que logre sea bueno para más gente, no sólo para mí. Uno se enfrenta con eso constantemente y, por ejemplo, quizá hace unos años estaba filmando en Boston, pero también he estado en Austin o acá en Los Ángeles... la gente constantemente habla de eso. El gran problema con los medios —en general, porque esto es un fenómeno mundial— es que sólo las malas noticias llegan a los oídos de la gente. Tú jamás vas a escuchar de la belleza de Guatemala a menos que haya una tragedia, que haya un deslave o que haya una catástrofe de alguna naturaleza. España seguramente será noticia de primera plana si hay un bombazo de ETA, si revientan las calles en Argentina y vacían las tiendas, entonces sí será noticia de primera plana, pero será muy raro que hablen del arte en Argentina si no es una noticia catastrófica. Eso es lo que le llega a la gente, las noticias malas. Ahora, cada vez que me hablan de lo peligroso que puede ser México, les digo a mis amigos lo bueno: "curiosamente", en México, nadie jamás ha entrado a un cine o a una escuela de pequeñines a matar a nadie. Y ahí acaba la discusión, porque esa sentencia es lapidaria. En México, el crimen organizado se llama así porque, en verdad, está muy bien organizado, saben muy bien cuáles son los objetivos. Si eres turista y llevas 500 dólares para tomártelos en cerveza pues no, no van a ir por ti. Y cada país tiene sus propios problemas. Entonces se vuelve evidente que nosotros tenemos una lucha contra el crimen organizado, contra los nuevos carteles que, a su vez, van contra el gobierno federal.

¿De qué manera cambió la forma en que te perciben los agentes en Hollywood?

Definitivamente, de una manera radical. Antes, iba a las audiciones, me formaba y pasaba a cumplir con mis pocos minutos, sin ninguna atención extra. Ahora, cada vez que llego me tratan de una forma totalmente distinta. En primer lugar, la mayoría de las ofertas que tengo son directas; cuando tengo alguna audición es más bien porque voy a realizar una entrevista con el director o el productor, y si alguna vez me tienen que grabar, el director me recibe con mucho cariño. Eso alivia mucho los nervios porque cada vez que vas a una audición es una historia. No es lo mismo llegar hasta ahí, hacerte ver y convencer a la gente de que traes algo interesante, a que ya sepan quién eres. Eso pasó con Quentin Tarantino.

Parece que te va bien en todos los aspectos de la vida... ¿qué te falta a distancia? 

Me falta comprar un equipo de futbol. Pero, para eso, en verdad me falta mucho.

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