Michael Douglas está agradecido con HBO y Netflix
Sin duda es la gran sorpresa en Ant-Man: el hombre hormiga, por más que serán muchos los jóvenes fans de Marvel que descubrirán en el nuevo film al heredero de la dinastía Douglas. El ganador de dos estatuillas doradas, una como actor por Wall Street y otra como productor por One Flew Over the Cuckoo's Nest encarna al doctor Hank Pym, el personaje que en los cómics descubrió el método para empequeñecer y controlar a las hormigas, a la vez integrante de The Avengers, y que en el filme le pasa la posta a un ladrón arrepentido que acaba de salir de prisión interpretado por Paul Rudd.
En su plática con Life and Style, la legendaria estrella de 70 años reveló que mira poco cine y televisión y dio su opinión sobre la situación actual de la industria.
¿Qué fue lo que te llevó a querer participar en una película de Marvel a esta altura de tu carrera?
Que nunca antes me invitaron a ser parte de este tipo de películas. Siempre le tuve un poco de envidia a mis amigos Jack Nicholson y Danny DeVito, el Guasón y el Pingüino, por eso me puso muy contento poder sumarme al grupo, sobre todo porque nunca antes había trabajado en una película con efectos especiales, por lo que fue una oportunidad para ampliar mi pequeño curriculum.
Ant-Man: el hombre hormiga lleva varios años en desarrollo y pasó por diferentes directores. ¿Quién fue el que te convocó?
Yo me sumé cuando Edgar Wright era el director. Fue él quien me contrató. Cuando se dio lo de la transición, fue todo muy amigable, y entendí la necesidad de que se sumara Peyton Reed y de que Paul Rudd se involucrara en el guión. De todos modos, la parte más importante de la película y el argumento no se modificaron con el cambio de director.
La mayoría de los jóvenes que vayan a ver Ant-Man: el hombre hormiga seguramente no conocen tu filmografía. ¿Cuales son las tres películas tuyas que no se pueden perder?
Diría que Falling Down, y probablemente Wall Street y Wonder Boys. Esa también estaba muy bien. De mi trabajo como productor, tendrían que ver One Flew Over the Cuckoo's Nest y Face/Off.
El mundo es de las superproducciones, pero ya no se hacen películas como las que tu producías en la década de los 70. ¿Qué es lo que opinas de la situación del cine actual?
Creo que tenemos que estar agradecidos a la televisión, particularmente a la de cable, a compañías como HBO o Netflix, que hoy proveen la mejor forma de distribuir películas. Yo lo descubrí con Behind the Candelabra, un proyecto que rechazaron todos los estudios, aún con Matt Damon y Steven Soderbergh participando conmigo. No era una película cara, pero la única forma de rodarla fue haciéndola para HBO para ser emitida por televisión. No fue lo ideal, pero así es como funcionan hoy las cosas. Si quieres hacer esas películas que antes se estrenaban en los cines, ahora tienes que recurrir al cable. Yo sigo produciendo, pero la gente no ha visto esas películas porque es cada vez más difícil conseguir distribución. Me ha pasado con King of California, Solitary Man e incluso con la que hice con Diane Keaton, And So It Goes. Estoy muy orgulloso de todas ellas, pero encontrarles un lugar en los cines es un dolor de cabeza. Por eso ahora prefiero ir primero a HBO, sabiendo que tengo una audiencia garantizada de 4 a 6 millones de personas, y luego se pueden estrenar en los cines del resto del mundo.
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¿Has pensado en sumarte a la ola de grandes estrellas del cine que están haciendo televisión?
Por supuesto, pero por ahora no me interesa. Pasé 4 años haciendo The Streets of San Francisco y, como grabábamos en locación, trabajábamos 6 días por semana y hacíamos 26 episodios por año, nunca teníamos un fin de semana de dos días, lo que suponía trabajar por ocho meses y medio sin parar. Quizás lo consideraría si se tratara de una miniserie de HBO de sólo siete episodios.
Para muchos tu padre fue su gran ídolo de la infancia. ¿Quién lo fue para ti?
Sé que a mi padre no le gustaría escuchar esto, pero yo siempre fui un gran fan de Burt Lancaster. Me encantaba todo lo que hacía. Y también de Steve McQueen. Él fue el productor de una de las primeras películas que hice como actor. Llegué a conocerlo bien y se convirtió en mi mayor ídolo. No había nadie que pudiera compararse con él.
Cuando eras niño, ¿llegaban grandes actores a visitar a tu padre?
Claro. Todo el tiempo aparecía gente en la yarda trasera, mientras yo estaba en la alberca. Pero no se olviden de que mis padres se divorciaron cuando yo era pequeño y yo crecí en la Costa Este. Sin embargo, nunca me olvido de lo que me dijo Burt Lancaster. Él me sugirió que Kirk tendría que explicarme que era el actor más complicado de Hollywood, y que él era el segundo...
Hace unos años dijiste que ya casi no mirabas películas y que preferías los deportes. ¿Sigue siendo el caso?
Sí, prefiero mirar deportes; he seguido muy de cerca el campeonato de futbol femenino. También disfruto de ver golf en televisión. Pero nunca he sido un fanático del cine. Por supuesto, cuando llega el momento de votar en la Academia miro todas las películas y me pongo al día, pero a mí lo que me gusta es hacerlas, no mirarlas.
¿Ahora miras más televisión?
Un poco. Pero tengo que admitir que no he visto Game of Thrones, ni Orange is the New Black, y que jamás logro ver un episodio detrás de otro. Me impresiona la gente que tiene el tiempo para hacerlo. Tal vez sea sólo una buena excusa. Mi hijo, en cambio, ya era un gran fan de Breaking Bad cuando tenía 12 años.
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