Neil Patrick Harris, el jefe de Hollywood
A sus 41 años, Neil Patrick Harris puede presumir que ha logrado casi todo en el mundo del entretenimiento: ser estrella de televisión y cine, celebridad en Broadway y presentador de los Tony y de los Emmy. este mes, sin embargo, enfrenta quizá el mayor reto de su carrera: ser anfitrión de los Oscares. Pero si crees que sólo es bueno para el show, te tiene otra sorpresa: también es un gran mago.
Este tipo es tema de conversación constante: de su encarnación infantil como Doogie Howser al idolatrado e irreverente Barney Stinson, siempre hay un motivo para hablar de él. El último: es el flamante nuevo conductor de los Oscares, tras cerrar un exitoso ciclo en su papel de mujeriego en la serie How I Met Your Mother, y de dar vida a un hombre obsesionado por su antigua novia en la muy celebrada cinta Gone Girl.
Además de dirigir teatro y televisión, Neil Patrick Harris es, sorprendentemente, un mago consumado que ha presidido durante años el legendario Magic Castle, un club nocturno para entusiastas de la magia en Los Ángeles. En estos días volvió a ser noticia cuando la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood lo llamó para algo que tenía que darse, tarde o temprano: entretener a la audiencia en la ceremonia de los premios Oscar. Así, este 22 de febrero, saldrá al escenario del teatro Dolby, en el corazón de Hollywood, para dar inicio a la edición número 87 del premio más importante del mundo del cine. Y aunque aceptar el llamado de la Academia parecía la decisión mas fácil del mundo para el nativo de Ruidoso, un pequeño pueblo en el sur de Nuevo México, las dudas no podían faltar en el precoz doctor.
“Es muy difícil decirle que no a una oportunidad como ésta, porque ser anfitrión del Oscar es un sueño hecho realidad para cualquiera que trabaje en esta industria. Pero a su vez, es imposible olvidar que, apenas aceptas la misión, te conviertes en un tiro al blanco, al que van a criticar por la razón que sea. Si te fijas, de Anne Hathaway y James Franco dijeron que eran demasiado jóvenes y sin experiencia; de Billy Crystal, que su estilo fue demasiado suave; y Seth MacFarlane tampoco salió ileso de su participación. Va a ser muy difícil que no me critiquen, pero igual me entusiasma mucho”.
Sin embargo, no es nada nuevo para Harris esto de entretener al público en una gala. Ha sido anfitrión cuatro veces de los premios Tony, a lo mejor de Broadway, y tres veces de los premios Emmy, que celebra lo mejor de la televisión. “Me encanta el cine y estoy convencido de que es la ceremonia con más glamour entre todas las entregas de premios. Sólo se reconocen películas y lo hacen de una forma incomparable. Tener una audiencia en vivo de mil millones de personas me provoca un gran entusiasmo, pero también nervio porque todo el mundo me va a estar mirando. Sabemos que todas las actrices están nerviosas, que han pasado meses pensando en el vestido que van a usar ese día y que cada frase que se dirá en el escenario tiene que ser aprobada por al menos cuatro personas. Los Tony son muy diferentes: la gala incluye actuaciones de gente acostumbrada a hacerlas todo el tiempo en el teatro, y que muchas veces no recibe reconocimiento. Están tan entusiasmados de su gran audiencia que se transforma en un circo”.
Ser anfitrión del Oscar es la cereza del pastel en un año en el que no le ha faltado nada. En meses recientes, publicó su libro de memorias Choose Your Own Autobiography; le puso punto final a nueve años como protagonista en How I Met Your Mother; compartió cartel con el conductor del Oscar en 2013, Seth MacFarlane, en la fallida comedia Pueblo chico, pistola grande; encabezó en Broadway la versión teatral de Hedwig and the Angry Inch; y se dio el gusto de incursionar en el cine de primer nivel con Gone Girl.
“Hoy estoy trabajando más que nunca”, reconoce, antes de hacer una reflexión más profunda: “Por alguna extraña razón, en la actualidad termino haciendo cosas más diversas que antes, a pesar de que en estos tiempos suelo inclinarme más por un no que por un sí a la hora de responder una propuesta. Últimamente he hecho cosas a las que tendría que haberles dicho que no, pero me parecieron divertidas. Simplemente tengo claro que quiero aceptar aquellas cosas que creo que voy a disfrutar, más que seguir un plan maestro sobre cómo tengo que llevar mi carrera. Estoy consciente de que existe el peligro de que termine saturando con mi presencia a la audiencia. Por eso, mi objetivo es no hacer todo lo que me propongan: no quiero que la gente se harte de verme la cara”.
Harris también aparecerá en algunos episodios de la nueva temporada de American Horror Story, además de que le prestó su voz a un dinosaurio en la nueva película de Pixar, The Good Dinosaur, que llegará a los cines a finales de 2015, y estrenará un programa de variedades en la poderosa cadena NBC, con el que sueña emular a Ed Sullivan. ¿Cómo es que un tipo que lo ha conseguido todo siempre parece mantenerse en movimiento? Fácil: ya no tiene que demostrar nada, o casi nada.
“No tengo ningún objetivo especial que concretar, sobre todo porque en el mundo del espectáculo los objetivos van cambiando. El problema es que si te obsesionas con conseguir un papel en la última película de Steven Spielberg, a lo mejor lo obtienes en la cinta que termina siendo un fracaso, y al final cargas sobre tus espaldas el peso de haber participado en una película que no le fue bien. O a lo mejor te matas por conseguir un papel en el piloto de una serie y luego la cadena no concreta el proyecto, o la terminan sacando al aire en el mismo horario que The Voice y la cancelan a las tres semanas. En todo esto hay un elemento de suerte y arbitrariedad, y ya no estoy para continuar persiguiendo el éxito”, confiesa.
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Aunque Neil no tiene problema alguno en cantar, bailar y hacer el ridículo en un escenario, ni en protagonizar una de las series más populares del mundo o pararse frente a las cámaras consciente de que lo están siguiendo en vivo millones de personas, ha mantenido casi en secreto uno de sus tantos talentos, el de mago, que despierta en él una particular pasión: “Cuando era niño, cada vez que nos visitaba mi abuelo, el papá de mi mamá, en el pequeño pueblo en el que yo vivía, nos hacía trucos de magia. Pero no eran de cartas ni de monedas, sino de experimentos científicos: tomaba un vaso, un corcho, una aguja y un peine; clavaba la aguja en el corcho y la tapaba con el vaso, y nos preguntaba cómo se podía hacer para mover la aguja. Yo no tenía la menor idea. Y luego usaba la energía estática en el peine para moverla... ¡no podía creer lo que veían mis ojos! Cuando estaba más grande, viajábamos en auto a visitarlos en Albuquerque, y siempre nos deteníamos en un centro comercial donde había un negocio de magia que se llamaba El paraíso de los tontos. Yo guardaba todo el dinero que me daban para comprarme cosas. Y luego, en el viaje de regreso a casa, los aprendía todos. Cuando estaba en la escuela, hacía los trucos delante de mis amigos y así fue como inició todo esto”, recuerda.
Sin embargo, el camino de la vida lo llevaría por otro rumbo alejado de la magia. Neil debutó en el cine a los 15 años (1988), junto a Whoopi Goldberg y Kathleen Quinlan, en Clara’s Heart, película por la que recibió la primera de sus cuatro nominaciones a los Globos de Oro. Esta actuación lo llevó a nuevos rumbos, como ganarse el protagónico en Doogie Howser, M.D., serie de cuatro temporadas que lo convirtió en estrella gracias a su papel de niño genio que ejercía como médico, pero vivía los típicos problemas de un adolescente. Si bien nunca le faltó trabajo, su época de gloria le llegó años después, también en televisión, gracias al personaje secundario más encantador que ha visto la pantalla chica, Barney Stinson, en How I Met Your Mother.
“Aunque él ya no forme parte de mi vida, me dejó varias cosas. Creo que me he acostumbrado a coquetear con las chicas, mucho más que cuando comenzó el programa. Siento que a todo el mundo le gusta flirtear y me parece algo divertido, por más que no lleve a ningún sitio. Aunque la gente sepa cómo está constituida mi familia, a las mujeres les gusta que les diga que son bonitas, que huelen bien y que tienen pechos asombrosos, de la misma manera que a los hombres les gusta que les digan que lucen bien, sean gays o no. Barney me he dado la capacidad de coquetear con todo el mundo”.
Pero si de algo se jacta Neil es de lo bien que le va como padre de los mellizos Gideon Scott y Harper Grace, concebidos con la ayuda de una madre de alquiler: “Tratamos de no seguir estereotipos. Tengo muchísimos amigos increíbles por lo que he sido testigo de todo tipo de padres y estilos cuando se trata de criar hijos: dos mujeres, dos hombres, mujer y hombre. He visto niños criados por dos gays que han resultado ser absolutamente masculinos, y luego conozco parejas heterosexuales que tienen dos hijos y a uno de los pequeños le encanta jugar con muñecas. David, mi pareja, y yo lo hemos presenciado todo, así que no tratamos de estimular estereotipos para satisfacer los requerimientos de la sociedad”, asegura.
El infinito sombrero que ha trabajado Harris en su carrera, le permite sacar de ahí lo mismo conejos que estatuillas, chistes y ética para criar niños, entre muchas otras cosas. Así, en un abracadabra, el niño doctor se convirtió en un hombre que vale oro.
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