Iggy Pop, vivir desnudo
¿Cómo es posible que tenga el estatus de "referente de moda" un hombre para el que usar ropa es un reto diario? Sencillo. Sólo hay que detenerse a ver el impacto que el exhibicionismo de Iggy Pop provoca en la cultura y tendremos respuestas para repartir. Cautivador, seductor y directo, James Newell ‘Iggy’ trató de establecer en la canción Social Life, del disco American Caesars (1993), lo que en realidad significa vestirse para él: una tortura. That goddamn social life / It’s torture dressed as fun /
It’s just that social life / It’s just that social life.
Por más que ha tratado de escapar de la situación, se enfrenta a ella en cada amanecer. En esta curiosa lucha, su postura ha terminado por convertirse en su sello de autenticidad y en su razón de ser. Y también en el punto de partida para que hablemos con el señor Pop sobre su papel en el mundo de la moda y de su colaboración como diseñador —sarcasmo puro— de ropa, para la marca de ron Sailor Jerry.
“Desde niño amo la desnudez. Me hace sentir mejor y disfrutar más las cosas: el contacto, el agua, los árboles, el desierto, las montañas. Soy sencillo, pero no me gustan las cosas que se ponen en mi camino y la ropa es la primera cosa del día en hacerme rabiar. Al vestirme trato de no invadir mi desnudez”, asegura al otro lado del teléfono.
Basta preguntarle si es justo que la gente lo señale como "referente de la moda", para entender que, a él, lo que le sienta bien es la piel. Aunque la obsesión con la desnudez nació en su natal Michigan, lo que resulta interesante es saber cómo el cantante, pintor, poeta y multioficios —y ahora diseñador de moda— logró transformar este amor por la piel en una marca con la cual, nombres como John Varvatos, Paco Rabanne, Versace y, este año, Sailor Jerry, han decidido rendirse a destajo.
“Cuando pienso en moda, pienso en provocación”, sentencia Iggy. “Es la herencia punk. Vista desde ahí, como un lugar que juega con los límites, la moda entendió lo valioso de deconstruir, destruir y exhibirse... y ahí aparezco yo. Era mi manera de decir: No necesito nada encima, lo cual encontró eco en lo que el punk opinaba sobre los ornamentos. En este caso, mi postura era la ausencia de ellos. No me siento incómodo con ser un referent’, pero, si en verdad buscan músicos que marcaron la moda, ahí están Presley, Bowie o Lydon”.
Ciertas sociedades miran el exhibicionismo como una perversión o, incluso, una disfunción sexual. Otras, como una espontánea forma de exhibición. Y algunas más la entienden como un derecho natural de expresión individual. Son justo estas últimas las que se rinden a los pies —desnudos, obviamente— del señor Iggy.
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Una raya más al tigre
Cuando Sailor Jerry lo invitó a crear The Flash Collection 2014, estaban conscientes del amor de Iggy por andar con el torso desnudo, pero también de su pasión por ciertas prendas, como la legendaria chamarra de piel ‘Wild Thing’ de Lewis Leathers. Con esta marca se asoció Sailor Jerry y Paul Simonon —bajista de The Clash— para crear la primera Flash Collection, apenas el año pasado.
Ante el éxito del proyecto, la marca debía apostar por otro golpe fuerte. “Hace algunos meses, Matt Sorum —ex baterista de Guns n’ Roses— me llamó: Hey, James, la gente de Sailor Jerry te está buscando, ¿les paso tu contacto?. Admito que sabía poco de la marca. Conocía el ron, pero me llamó la atención que me buscaran. Cuando entendí que querían que diseñara ropa, me pareció muy divertido".
“¿Yo? ¿El tipo desnudo diseñando? —habla con ironía—. Pero fue más sencillo de lo que parece gracias a que me dieron ideas de lo que querían y fueron claros sobre lo que pensaban de mí y de mi música como influencia de la moda. Además, el primer ejercicio con Paul, de The Clash, fue decisivo”.
Ahora, el currículum de Iggy Pop debe presumir su rol de diseñador de moda, además de miembro del Salón de la Fama del Rock, más de 15 películas —entre ellas, Coffee and Cigarettes (2003), de Jim Jarmusch—, y una veintena de discos, como los clásicos Raw Power (1973), de The Stooges, y Brick by Brick (1990), de solista. Y lo hizo de la única manera que conoce: divertido... y desnudo.
“La propuesta me pareció auténtica. Una vez que les entendí, empezó a ser divertido”, responde la ronca voz de Iggy —que me remite a esa pelea de gargantas entre él y Tom Waits, en el filme de Jarmusch—. Me deja claro que sumar un oficio más a las habilidades personales nunca hace daño.
“Me acerqué a la historia de la marca y estudié a fondo la vida de Norman ‘Sailor Jerry’ Collins. Lo descubrí no sólo como una leyenda del tatuaje, en gran medida responsable de que éstos se incorporaran al arte popular de Estados Unidos, sino como una marca llena de humor. Me encontré con muchas imágenes eróticas, cortesía de Norman, así que estaba muy caliente al diseñar... necesitaba ese silencio previo a crear. En ese momento aparece la música y todo comienza a cobrar sentido, hasta en la tela”.
El placer de cortar, diseñar y pensar en patrones provocó en Iggy una alegría que, desde el otro lado del teléfono, contagia y provoca. Es el mismo tipo que entona aquel himno bautizado Search and Destroy por The Stooges: I am a world’s forgotten boy /
The one who’s searchin’, searchin’ to destroy / Honey gotta help me / Somebody gotta save my soul.
La cereza del pastel
Todo comenzaba a sumar para Iggy. “Y llegó la mejor noticia posible: Mick Rock, mi fotógrafo de cabecera, sería parte del proyecto. Simplemente, sonreí”. Esta incorporación es un gran acierto de la marca, considerando que la historia entre Iggy y Mick, entre Pop y Rock —sí, sarcasmo puro—, se remonta a más de 40 años atrás, cuando Mick realizó la portada de Raw Power (1973). Pero su legado va más allá: fue fotógrafo de Lou Reed en el disco Transformer, de los Ramones, en End of the Century, y de Queen, en Queen II, entre otros, además de director de los videos de David Bowie, como Life on Mars.
“Tienes que imaginar mi sonrisa al saber que Mick trabajaba con nosotros. Cuando lo conocí, tuvimos dos sesiones: The Stooges en grabación y otra en vivo. En el estudio fue algo muy cochino, con polvo y grasa. La luz de Mick no ayudaba a verte mejor, pero no hubo dramas. Era sólo una escalofriante foto de asaltante, que era lo que veía en mí. Ahí me quedó claro que él no era de los que llegaba con esos jueguitos de luces de fotógrafo”.
“No hay ornamentos ni técnica, sino algo directo —sentencia Iggy—. Siempre me ha sorprendido lo que Mick logra conmigo y me siento con la comodidad para mostrar esa pasión por el momento y que no interfiera nada con él. Él es el único que sabe hacerlo y el único que lo hizo por décadas frente a mí. Me siento afortunado de que él me dejara en la memoria popular”.
Fiesta y amor hacia México
Amigos, oficio y ron. Para Iggy Pop, este debut como diseñador de moda fue como un día de campo, uno que le hizo recordar tantas épocas como vidas posibles: de sus días con The Stooges a su influencia en el punk; de su paso por el escenario a sus amigos más entrañables; de su actual y tranquila vida, a su irreverente pasado como ilegal viviendo en San José del Cabo, en una década de fiesta y amor hacia México, la cual añora. “México... mi querido México. Lo primero que me viene a la mente al pensarlos es mi vieja casita en Baja California Sur, en el pueblo La Playa, cerca de San José, en la que viví por casi 15 años...”, se detiene para poner acento nostálgico, con la pasión de quien narra una época y la vuelve a vivir, día a día, con placer.
“Para mí, en los 80, el centro de la música estaba en Los Ángeles. Lo odiaba, pero tenía que estar cerca y decidí que la mejor opción era vivir en México. Necesitaba un sitio donde escapar. un lugar donde vomitar y sentirme mejor, así que me puse un bigote y crucé de ilegal. Desde el día uno, amé su cultura familiar y lo que emanaba. Pigs, donkeys and cows por el día y siempre fiesta por la noche. Es más, alguna vez Sammy Haggar —ex vocalista de Van Halen y dueño del bar Cabo Wabo en Los Cabos— me invitó a tocar dos canciones en Año Nuevo y acepté. Al final, comenzaron a reconocerme y preferí abandonar una vida que desde ese momento ya no sería igual”.
Curioso que el mayor exhibicionista corriera al tener tantos ojos encima. Coherente si pensamos que, hoy en día, Iggy Pop sigue luchando por el mayor derecho del sentido común: la desnudez. Le digo un refrán: Desnudos llegamos y desnudos nos vamos, y completa: Y desnudos siempre estamos. Llegamos al final de la plática con una pregunta final: ¿Qué hace Iggy Pop ahora?¿Qué quiere hacer?
“Lo que hago es reaccionar. Amo involucrarme con el presente. He estado grabando temas con el japonés Tomoyasu Hotei y haré una canción con Alex Cox para un cortometraje estudiantil de la Universidad de Colorado. ¿Qué más quiero hacer? Sin duda, estar desnudo.