Inalcanzable Swiatek
Otro aspirante es el canadiense Felix Auger-Aliassime (N. 7), quien desplegó su mejor juego en Melbourne para superar por 6-1, 3-6, 6-1, 6-4 a Francisco Cerúndolo (N. 29), el último argentino vivo en el cuadro.
Después de dos partidos con inicios erráticos, el canadiense entrenado por Toni Nadal, el tío del campeón español, se llevó rápidamente el primer set ante el bonaerense.
Más agresivo en el resto y dominante con su derecha, Cerúndolo consiguió igualar, pero fue superado por Auger-Aliassime, que jugará contra el checo Jiri Lehecka, vencedor del británico Cameron Norrie.
Aprendida la lección de los batacazos de grandes nombres como Nadal, Ruud o la tunecina Ons Jabeur, la polaca Iga Swiatek inició en modo apisonadora su cruce contra la española Cristina Bucsa (N. 100).
En apenas 55 minutos endosó un inapelable 6-0, 6-1 a la española, que venía de eliminar a la canadiense Bianca Andreescu, exganadora del Abierto de Estados Unidos.
"Vi a Cristina y sabía que puede ser sólida, así que no quería que pudiera remontar", dijo la polaca, que solo concedió seis puntos en el primer set.
En octavos, la campeona vigente de Roland Garros y del Abierto Estados Unidos, que todavía no cedió ningún set, se enfrentará con la ganadora en Wimbledon, la kazaja Elena Rybakina.
La resaca del Murray-Kokkinakis
También expeditivas estuvieron las estadounidenses Jessica Pegula (N. 3) y Coco Gauff (N. 7), que solventaron sus rondas en dos sets y se enfrentarán en octavos a la checa Barbora Krejcikova y la letona Jelena Ostapenko, respectivamente.
La bielorrusa Victoria Azarenka, campeona en Australia en 2012 y 2013, pasó también ronda, mientras que la griega Maria Sakkari cayó ante una emocionada china Zhu Lin.
Fuera de las pistas, todavía duraba la resaca del épico partido entre el escocés Andy Murray y Thanasi Kokkinakis, una batalla de cinco horas y 45 minutos que terminó a las 04H05, el tercer partido con un fin más tardío de la historia.
Ante las críticas, el responsable del Open, Craig Tiley, defendió que deben "encajar los partidos en 14 días". "No hay muchas opciones", dijo.
Pero tenistas como Pegula discreparon. "Esto no es sano (...) Es algo que definitivamente debe ser abordado y cambiado", afirmó.
En cambio, Tsitsipas lo consideró inevitable, e incluso positivo para el deporte. "Creo que al tenis le gustan estos partidos porque hay una historia detrás y va a ser recordado", dijo.