Inicios turbulentos
Ni The Rings of Power ni House of the Dragon comenzaron con el pie derecho. No por falta de calidad, ni mucho menos de audiencia que fue masiva, sino por su dificultad para generar una conexión emocional con el público. Las campañas promocionales de ambas producciones apuntaron tanto a obras preexistentes y tan bien establecidos en el imaginario colectivo como fue el caso de El Señor de los Anillos y Game of Thrones, que muchos padecieron una sensación de desapego cuando vieron que las historias no tenían tanto que ver con los mundos que conocían y amaban. Eran algo familiar, pero al mismo tiempo algo desconocido.
Los materiales fuente tampoco eran de gran ayuda, pues no había margen para generar gran expectativa. La adaptación tolkeniana se inspiró de lleno en los apéndices de El Señor de los Anillos que nunca han gozado de gran popularidad aun cuando la industria aprovecha cada oportunidad para sacarles provecho –cof, cof, nos referimos a El Hobbit—; la martiniana se basó en la más reciente publicación Fuego y sangre que apunta más a un libro de historia que a las emociones redactadas en Canción de hielo y fuego.
Finalmente, la continua controversia de los personajes. The Rings of Power se convirtió en una especie de whodunit en donde el público aprovechaba cada nuevo episodio para descifrar la identidad de ciertos habitantes de la Tierra Media. Más grave aún fue la situación de Morfydd Clark, quien nunca conquistó en el rol de Galadriel. House of the Dragon partió con un exceso de personajes maquiavélicos y ninguno de corte heroico, lo que complicó la identificación inicial, una tendencia que se revirtió hacia mediados de la temporada cuando Rhaenyra Targaryen y Alicent Hightower abrazaron de lleno su posición en este nuevo juego de tronos.
Futuros opuestos
Lo de HBO con House of the Dragon fue extraño. Por un lado, la producción parecía ansiosa por preservar ciertos lazos con el show original, lo que pudo apreciarse desde los créditos iniciales que preservaron tanto el tema como la estructura de maquetas. Al mismo tiempo, hubo un esfuerzo por desprenderse de sus bases, como pudo apreciarse con un clímax que no llegó con el noveno episodio, sino que esperó hasta el décimo y último. Es difícil saber si la cadena era consciente de que estas y otras decisiones podrían generar opiniones encontradas en el público, pero sus altos mandos no vacilaron en dar un espaldarazo de confianza desde el primer episodio, cuyos números fueron más que suficiente para dar luz verde a la segunda temporada. Una decisión que de cualquier modo terminaría por llegar tras un cierre tan brutal que no ha dejado de generar todo tipo de reacciones en redes sociales.
The Rings of Power ha sido la otra cara de la moneda. El backlash fue tal que los showrunners no pudieron mostrarse indiferentes. “Algo de lo que ha sido más difícil de escuchar es el punto de vista cínico de que se trata de un robo”, aseguró en su momento Patrick McKay, uno de los creadores de la serie, sobre los comentarios negativos de la audiencia. Una opinión que se ha generalizado porque Prime Video recordó en numerosas ocasiones que la precuela de El Señor de los Anillos es la serie más costosa en toda la historia de la televisión. “Este no es un trabajo de sueldo para nadie”, aseguró. “Este es un trabajo de amor”, dijo en entrevista .
Tal vez así sea, pero si hay algo que nos ha enseñado la historia del audiovisual es que el amor no siempre es suficiente para mantener a flote un proyecto. Es un hecho que The Rings of Power continuará para una segunda temporada, pero hay buenas posibilidades de que esta llegue alguien más al timón. Así lo asegura el crítico y especialista en la industria Chris Gore, quien declarara que en Amazon “se están volviendo locos de que esto fuera más un fracaso de lo que podría haberse anticipado”, declaró .
Bajo esta premisa, podemos decir sin temor a equivocarnos que la corona de la televisión fantástica va para House of the Dragon. Una victoria agridulce cuando recordamos que tanto Game of Thrones como The Lord of the Rings son dos de los grandes referentes del género y que un tropezón para cualquiera de estos títulos puede impactar directamente en muchas obras similares. Que los éxitos continúen para uno y que el camino enderece para el otro.