'Ney' en la sala
Además de Neymar y sus padres, los expresidentes del Barça, Rosell y Bartomeu y un exdirigente del Santos, Odilio Rodrigues Filho, también están siendo juzgados en este proceso.
Los otros acusados son tres entidades jurídicas: el FC Barcelona, el Santos FC y la empresa fundada por los padres del jugador para gestionar su carrera.
Durante el juicio oral, que trajo a Neymar de vuelta a Barcelona a un mes del Mundial de Qatar, la estrella brasileña declaró que solo firmaba los documentos que le indicaba su padre, y este no hizo nada ilegal.
"Yo firmo lo que él me dice", explicó sereno el delantero del París Saint-Germain la semana pasada ante el tribunal, antes de ser autorizado a regresar a Francia para reintegrarse a su equipo.
En la sala, "Ney" aseguró no recordar si participó en las negociaciones con el Barça en 2011, uno de los puntos centrales del caso.
Su sueño de niño, según dijo, siempre fue jugar para los azulgrana y por eso priorizó su oferta a la de otros clubes como el Real Madrid.
"Neymar nunca participa de negociaciones", ratificó después su padre, quien reveló que el club blanco les enviaba propuestas desde 2009.
Durante el juicio oral -que incluyó también el testimonio de pesos pesados del mercado, como el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez-, todos los acusados defendieron que operaron de acuerdo a las normas del mundo del fútbol.
- Baile de cifras -
Pese a que el Barça cifró inicialmente el fichaje de Neymar en 57,1 millones de euros (40 millones para su familia y 17.1 para el Santos), la justicia española estimó que alcanzó al menos los 83 millones.
Pero, para DIS, el club catalán, Neymar y más tarde el Santos se aliaron para ocultar el monto real de la operación a través de otros contratos de los que ellos quedaron fuera.
La compañía recibió 6.8 millones de los 17.1 ingresados oficialmente al club brasileño, por lo que ahora reclaman los 35 que estiman haber perdido.
Este proceso conocido como "Neymar 2" es el último capítulo de la extensa novela judicial derivada del traspaso del delantero al Barcelona en 2013, que incluyó una multa de 5.5 millones de euros por irregularidades fiscales para el club catalán, además de varias demandas cruzadas tras la abrupta marcha del jugador al PSG en 2017.
Finalmente, la entidad y el 10 de la "Seleçao" llegaron a un acuerdo "de forma amistosa" el año pasado para cerrar todos los procedimientos judiciales pendientes.