Pero en este semestre, para los equipos de la Liga MX recibir a Pumas era garantía de puntos. Los felinos, junto a Atlas y Querétaro, son los únicos que no han ganado un solo encuentro como visitantes.
El cuadro universitario es la quinta peor defensiva del país, con un diferencial de negativo de ocho goles.
A falta de un juego, contra Juárez, Pumas ya piensa en el 2023, año en el que, después de un replanteamiento, seguramente veremos nuevas caras y, por qué no pensar, con bajas de jugadores que sumaron muchos minutos en esta campaña.
¿Se va el profe?
Dentro de la liga mexicana, Andrés Lillini es, todavía, el técnico con más tiempo en su actual equipo. En su momento, registró el mejor inicio para un director técnico argentino en México.
Llegó en 2020 y, durante sus tres primeras temporadas, Pumas mostró un desarrollo favorable. El haber estado encargado de las fuerzas básicas hizo que el argentino usara el conocimiento profundo de las herramientas a su disposición.
Crecieron las promesas, se afianzó un equipo a pesar de varias salidas clave y, poco a poco, Pumas generó resultados y ganancias.
Pero cuando el dinero llegó, y el plantel se reforzó a la altura de las expectativas que el trabajo de Lillini se había encargado de nutrir, el futbol les recordó que no, el dinero y los nombres populares no hacen jugar mejor a un equipo.
La cohesión de grupo no está garantizada con un alto valor de sus elementos; Pumas perdió una oportunidad importante para marcar su regreso a los altos mandos del futbol local y, ante la actual incertidumbre, el periodo de Andrés Lillini podría terminar.
Cinco torneos dirigidos, una final de Liga, una final de Concachampions, el fichaje de Dani Alves, la confianza ganada de gente como Eduardo Toto Salvio, pero no alcanzó.
Muchas cosas positivas se defenderán de Lillini y su cuerpo técnico, pero cuando se revisen las vitrinas, como con muchos otros técnicos que han pasado por el banquillo auriazul, no habrá copas para defender su gestión.