La polémica comenzó el viernes. El equipo de la capital tomó un avión privado de la compañía patrocinadora Qatar Airways para disputar un partido de Ligue 1 en Nantes, una ciudad situada a unos 350 kilómetros al suroeste de París.
En un contexto de mayor presión en Europa para la reducción del impacto de la huella carbono en el transporte, este desplazamiento no pasó desapercibido y fue comentado incluso por la compañía pública de trenes SNCF.
"París-Nantes está a menos de dos horas en TGV", dijo Alain Krakovitch, responsable de esos trenes de alta velocidad.
Preguntado el lunes por esas declaraciones, Galtier jugó la baza de la ironía, al responder que hablaron con la empresa que organiza sus desplazamientos para ver si pueden "viajar en carro de vela".
Estas declaraciones, junto a la imagen de Kilian Mbappé a su lado en rueda de prensa muerto de risa, le valieron un llamado al orden de la ministra de Deporte, Amélie Oudéa-Castéra, así como las críticas del ministro de Economía, Bruno Le Maire, o de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, entre otros.