Cambios digitales
El idioma cambia continuamente. La mejor forma de entenderlo el lenguaje inclusivo no binario que emplea las letras X o E para reemplazar las A u O que denominan el género. Los emojis tienen procesos similares, como en este caso podría ser la adición de personajes neutrales al género. La diferencia es que, mientras la comunicación oral y escrita sólo requiere la aprobación social a través de su uso extendido y generalizado, los emojis deben pasar por un proceso a cargo del Consorcio Unicode.
Cualquiera puede proponer la creación de un emoji, pero para ello se debe rellenar una solicitud oficial en la que se expliquen diversos aspectos a considerar como el nivel de utilización esperado o sus potenciales significados simbólicos. Esto para garantizar un código de comunicación que no resulte ofensivo para nadie y que sea claro para todos. Esto último, recordando que algunos de los iconos más añejos suelen generar confusión al estar culturalmente vinculados con oriente. El proceso completo, desde la recepción de la propuesta hasta su llegada a los distintos sistemas, suele tomar de dos a tres años.
Se prohíbe el uso de marcas, personas específicas sin importar que estén vivas o fallecidas, deidades, así como símbolos que denoten odio como sería la esvástica o el emblema del Ku Klux Klan. Curiosamente, en marzo de 2022 también se prohibió la adición de banderas, luego de que el consorcio concluyera que éstas “crean exclusividad a expensas de otros”, pues con más de 5 mil lábaros en existencia y poco más de 200 incluidas hasta ahora, la adición de una nueva por sobre otra puede sugerir favoritismos. Fue el resultado de un debate comenzado previo a la Euro 2016 en el que países pertenecientes al Reino Unido, como fue el caso de Gales, alegaran que sus banderas no estaban incluidas, lo que les obligaba a recurrir a símbolos ajenos como el dragón para apoyar a sus respectivas selecciones. En cualquier caso, Unicode asegura que son los emojis menos usados de todos.
El futuro del emoji
Las primeras teorías sobre el reemplazo de la comunicación escrita, que según algunos especialistas iría de las palabras a las imágenes, comenzaron en la década de los 60. Aunque muchos las consideraron absurdas, la popularización del emoji ha sugerido que tal vez no eran tan disparatadas.
Hoy día es imposible pensar en una comunicación digital sin estos iconos, ya sea en mensajes, correos o redes sociales. Más curioso aún es que las nuevas generaciones son capaces de entablas comunicaciones sólo con ellos. Su popularidad es tal que cada vez son más las campañas de marketing que recurren a ediciones especiales para promocionar todo tipo de proyectos. Algo que para nada significa que hayan alcanzado el pico de sus capacidades, por el simple hecho de que éstas no existen, pues como ya dijimos, se trata de un código comunicativo más que está en continua evolución.
Sus posibilidades son infinitas de mantener estos mismos procesos, pero en caso de detenerse podría convertirse en una auténtica lengua muerta. La primera del mundo digital. Sólo el tiempo y sobre todo la sociedad determinarán cuál es su destino.