Pros y contras
Toda gran franquicia tiene altibajos. Star Wars y Marvel no son la excepción. Así lo han demostrado en sus respectivos recorridos cinematográficos y ahora también en su paso por Disney Plus. El primer gran logro de ambos es su carácter expansivo que ha permitido explorar otras historias que de otro modo nunca habrían llegado hasta nosotros. Ya sea de personajes completamente nuevos, o de viejos conocidos que debieron esperaron por años para protagonizar sus respectivos proyectos. Esto, favorecidos por un medio como es el streaming que representa riesgos considerablemente menores a los de una película. Después de todo, era improbable que Lucasfilm accediera a hacer un largometraje de Boba Fett o incluso de Obi-Wan Kenobi tras los infames resultados de Han Solo; o que Marvel Studios diera una cinta a Hawkeye tras relegarlo por años a un rol secundario dentro del equipo original.
Esta misma seguridad los ha llevado a correr varios riesgos narrativos y técnicos que no deben ser tomados a la ligera. Algo que incluye complejas intervenciones de personajes clásicos cuya presencia ha dado relevancia a lo visto en pantalla. Luke Skywalker ha sido el más celebrado de todos con una primera aparición que fungió como contraparte de lo hecho por Darth Vader en Rogue One. No nos olvidemos de Kingpin que finalmente enlazó las series originales de Netflix al Marvel Cinematic Universe, ni mucho menos de El Que Permanece que marcó la presentación oficial del nuevo villano central de la franquicia y que abrió las puertas del multiverso.
Finalmente, no nos olvidemos de los grandísimos elencos encabezados por nombres como Mark Hamill, Elizabeth Olsen, Ewan McGregor, Tom Hiddleston, Pedro Pascal o Jeremy Renner, entre muchos otros. Todos claves en la concepción de títulos imperdibles en una industria televisiva sumamente competitiva.
Pero no todo ha sido positivo. La crítica ha coincidido en los valores narrativos y técnicos no siempre han estado a la altura de franquicias como Star Wars. En el primer caso tenemos a Falcon and the Winter Soldier que para muchos destrozó legados, personajes y símbolos con una historia que ni siquiera parecía necesaria; en el segundo y contra todos los pronósticos está Obi-Wan Kenobi con un diseño de producción que no ha estado a la altura del anticipadísimo proyecto. Mención especial para She-Hulk, que sin siquiera haber estrenado ha generado desconfianza con los infames efectos vistos en el primer trailer.
No menos grave han sido los fallos de continuidad, lo que ha generado la idea de que los altos mandos de las respectivas franquicias no han dado a estos proyectos la importancia que tienen. El mejor ejemplo es WandaVision, la mejor serie marvelita hasta ahora y que parecía destinada a tener una fortísima conexión con Doctor Strange en el multiverso de la locura, lo que finalmente no sucedió. Los enlaces fueron primarios y el propio Sam Raimi admitió que ni siquiera vio el show, sólo algunos segmentos que podrían ser importantes.
Más grave es el peligro de sobresaturación. Las películas de Star Wars y Marvel siempre han sido eventos, pero parece improbable que las series puedan mantener el estatus por mucho tiempo ante la cantidad de proyectos estrenados. Marvel ya empieza a padecerlo con una agenda sumamente cargada que no da tregua al público y todo apunta a que Star Wars va por el mismo camino. La explotación es tal que hay proyectos confirmados de personajes que, en primera instancia, no parecen tener mucho que aportar, como Reva Sevander o Agatha Harkness, respectivas villanas de Obi-Wan Kenobi y WandaVision.
¿Entonces quién lo ha hecho mejor? Con aciertos y errores, en muchos casos similares, Star Wars y Marvel han tenido un dignísimo recorrido por Disney Plus. Disfrutemos de lo bueno y no nos angustiemos por lo malo. La historia del entretenimiento está plagada de altibajos y ningún proyecto está exento de sufrir tropezones. Ni siquiera aquellos que forman parte de las más grandes franquicias de todos los tiempos. Pero el viaje por el camino del streaming apenas acaba de empezar y sólo queda confiar en que ambas sagas serán capaces de potenciar sus fortalezas y minimizar sus debilidades en beneficio de sus respectivas narrativas, pero sobre todo de sus audiencias que han convertido ambas historias en una parte fundamental de sus vidas.