"La ves y te impresiona: una mujer con las cicatrices casi vivas, sin senos... Pero también es una imagen que mueve mucho, veo esa sororidad que hay entre ellas, cómo la madre besa su mano, cómo su amiga le retiene la otra mano. Supe en el mismo momento que la tomé, por ese instante de amor, que esa era la foto. Fue como un instante decisivo, fue muy bonito. Me acuerdo que se erizó mi cuerpo y mi corazón latía más deprisa. Ellas le enseñaron a decir que era hermosa”.
Este trabajo fue realizado para la agencia EFE y fue difundida por varios medios, aunque no estaba previsto que fuera así.
Supe en el mismo momento que la tomé, por ese instante de amor, que esa era la foto
Según el relato de Sáshenka, un buen día le llamó a su amiga Sandra para preguntarle si ya se "había despedido de sus senos".
"Me dijo que sólo tenía fotos con su celular, así que fui a su casa e hice lo mío, tomé muy pocas fotos. Me cuestioné varias veces si estaba haciendo lo correcto".
La foto-reportera abordó el tema de la violencia en México y aseguró que siendo fotógrafa y mujer se vive una persecución diaria.
"Es una realidad, es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. En los estados matan a los compañeros a diestra y siniestra. Yo, en la ciudad, en las manifestaciones o en coberturas de riesgo, tengo mi protocolo de seguridad, subo a Uber y comparto mis traslados con un enlace".
Cuando hay asesinatos de compañeros, cuando pasa algo, surge ese sentimiento de que estamos solos
La comunicadora sigue firme y nunca se ha visto haciendo algo que no sea la fotografía periodística.
"Sigue siendo una profesión mal pagada, pero me apasiona mucho lo que hago. Y eso que se suele decir de los periodistas que son unos vendidos, que solo entienden de un solo costal. Cuando hay asesinatos de compañeros, cuando pasa algo, surge ese sentimiento de que estamos solos, como que a la gente no le interesa lo que nos pasa", afirmó.