Una historia no tan fantástica
Animales fantásticos, como si de un "obscurus" (una energía oscura en la saga de magia) se tratara, nació maldito o al menos marcado por el desencanto. El proyecto fue anunciado en 2013, sólo dos años después de estrenada Harry Potter y las reliquias de la muerte – Parte 2 y aunque los aficionados reaccionaron con franca emoción, también con numerosas inquietudes al respecto. La más importante de todas, ¿podrían un personaje como Newt Scammander y un libro de texto sobre criaturas mágicas sostener el peso de toda una franquicia? Hoy todos conocemos la respuesta.
Al final, Animales fantásticos y dónde encontrarlos recaudó $811.7 mdd de taquilla global y fue calificada con un 74% en Rotten Tomatoes, convirtiéndose así en la película con peor recaudación y crítica de toda la saga. La infame marca no tardó en pasar a su secuela, Los crímenes de Grindelwald, que cayó a los $651.3 mdd y un catastrófico 36%. Números dramáticos para una saga acostumbrada al éxito y que suscitaron rumores sobre una posible cancelación, los cuales se dispararon tras los numerosos retrasos que aquejaron a la tercera entrega.
En vísperas de la debacle, a nadie sorprendió que el proyecto empezará a replantear sus bases para empezar a girar en torno de un viejo conocido: Albus Dumbledore. Algo que para muchos debió suceder desde el principio, especialmente porque las precuelas siempre contemplaron a Gellert Grindelwald como villano central y cuya tensión dramática no sólo radica en su ideología antimuggle y su enorme poderío, sino en que se trata del amor imposible del director de Hogwarts. Una contraparte tan trágica como dolorosa y que de cierto modo rescata la construcción dual plasmada por Harry Potter y Lord Voldemort: dos opuestos que no pueden existir el uno sin el otro.
Se dice que la producción desechó esta construcción inicial porque invariablemente obligaba a mostrar una relación homosexual en una saga familiar. Algo absurdo, no sólo por los prejuicios que provocaron un enorme malestar entre amplios sectores del público, sino porque al final el romance terminaría por salir a la luz por el simple hecho de ser fundamental para entender la naturaleza de ambos personajes y del conflicto que les aqueja. Una premisa que termina cumpliéndose con Los secretos de Dumbledore que ahonda en la fracturada relación.
El que Albus herede el rol protagónico y Newt sea relegado a uno más bien secundario no significa para nada que los problemas estén resueltos. Todo lo contrario, el cambio podría potenciarlos. JK Rowling anunció desde hace tiempo que las cinco entregas de Animales fantásticos cubrirían los eventos del mundo mágico hasta 1945, año en que Dumbledore derrotó a Grindelwald para hacerse con la codiciada varita del sauco que tantos dolores de cabeza provocaría a Harry Potter. Una decisión que atentaba contra la tensión dramática al tratarse de una trama sustentada en hechos más que conocidos por los aficionados y que apenas se sostenía por la diversión de los detalles.
El recorrido corre el riesgo de tornarse todavía más predecible con un Albus recién ascendido, pues si hay algo que aportaba Scammander era frescura. Esto como resultado de una introvertida personalidad que contrasta con los principales héroes de la ficción, así como su franca pasión por los animales fantásticos, la noble camaradería con el muggle Jacob Kowalski y su creciente interés amoroso por la bruja Tina Goldstein. Elementos que invariablemente se difuminan desde esta tercera parte y que podrían perder todavía más peso en el futuro.
Y claro, una mención aparte para los problemas más allá del guion y que ni el más potente Obliviate podría erradicar de la mente del público.