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Ellas hacen cine

En las últimas décadas, las historias producidas, dirigidas y escritas por mujeres se convirtieron en el espejo donde mostrar los puntos de vista que necesitaba el cine mexicano.
lun 07 marzo 2022 09:41 AM
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Ilustracion:Vizuaar/Collage:Pamela JR

En la Berlinale de este año, el cine que representó a México fue contado por mujeres. Fueron dos largometrajes y un corto: El norte sobre el vacío, de Alejandra Márquez Abella; El reino de Dios, de Claudia Sainte-Luce, y el cortometraje Alma y paz, de la actriz y directora Cris Gris. Por otro lado, Tatiana Huezo obtuvo una mención especial en el pasado Festival de Cannes y estuvo muy cerca de convertirse en la primera directora mexicana en ser nominada al Óscar por mejor película extranjera gracias a Noche de fuego.

Las casualidades no existen y menos aún si hablamos de cine. Contar con directoras que representen a nuestro país en los certámenes cinematográficos más importantes del mundo es la consecuencia directa de un proceso que comenzó a gestarse hace décadas. “El número de mujeres que trabajan en el cine en México ha aumentado”, dice María Novaro, directora, productora, guionista y una de las principales responsables del momento que atraviesa el séptimo arte en México. “Cuando empecé, había muchas dificultades para que las mujeres tuvieran una participación. Los números todavía no nos permiten hablar de igualdad, pero para allá vamos. Cada vez hay más premios y más áreas de acción para nosotras”, agrega.

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Con filmes como Lola (1989) y Danzón (1991), entre otros, María Novaro ayudó a abrir un camino que entonces parecía imposible recorrer y que era incluso complicado para los hombres. En los días en que no había figuras femeninas en los puestos creativos del cine nacional, la hoy directora del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) decidió no alinearse con los parámetros establecidos que encasillaban al género delante y detrás de cámaras. Más de 30 años después, el porcentaje de participación femenina en los sets mexicanos es superior al de países con una importante tradición cinematográfica.

Así, según El País, en 2016 se realizaron 162 películas en México, de las cuales 49 estuvieron a cargo de productoras (30.2 por ciento), 37 vinieron de directoras (22.8 por ciento) y 34 guiones fueron escritos por mujeres. Al mismo tiempo, en España, la producción cinematográfica tenía una participación femenina de 19 por ciento, mientras que en Estados Unidos apenas alcanzaba 13 por ciento. “Éramos muy pocas las mujeres que trabajábamos cuando se hacía poco cine. No había apoyos estatales ni condiciones para hacerlo. Creo que nos salvaba ser muy necias y fuertes”, recuerda Novaro.

En Danzón, Julia, el personaje principal, no era un objeto sexual ni la acompañante sumisa de un hombre. Era la madre de una niña y alguien que seguía su pasión, un tema entonces poco común. Danzón fue la película con la que México regresó al Festival de Cannes tras más de 15 años de ausencia. Muchas cosas empezaron a cambiar a partir de ahí.

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El principio de todo: las escuelas

El hecho de que hoy haya más mujeres trabajando en puestos de influencia en el cine mexicano no se debe solo a esfuerzos individuales. “Fue un proceso gradual en el que tuvieron mucho que ver las escuelas”, aclara la productora Tita Lombardo. “En mis tiempos había cuatro o cinco mujeres directoras, pero fotógrafas ni pensarlo. Eran discriminadas porque había sindicatos feroces. Hasta los hombres tenían problemas. Fueron generaciones de mujeres que salieron de las escuelas y gracias a eso hoy hay directoras y fotógrafas espléndidas”.

Fue en 1963 cuando se fundó el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), que más tarde se convertiría en la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC), y 12 años después se creó el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), dos escuelas que han formado a muchos de los cineastas mexicanos más importantes de la actualidad.

María Novaro es egresada del CUEC, mientras que Rodrigo Prieto, Carlos Carrera, Tatiana Huezo y Elisa Miller lo son del CCC. “El ambiente era otro. El CUEC y el CCC eran escuelas donde había una participación casi igualitaria entre hombres y mujeres, además de un ambiente de aliento”, recuerda Novaro. “Era difícil salir de una escuela que te había hecho fuerte, donde se trabajaba con respeto, para entrar a un mundo laboral donde todo estaba cerrado, pero las escuelas nos fortalecían mucho”. El hecho de que las escuelas formaran a generaciones de mujeres cineastas había ayudado mucho a cambiar la óptica del cine mexicano. “Las historias que cuentan las mujeres son diferentes, hay otra sensibilidad que se está descubriendo. Antes, la sensibilidad femenina estaba mucho más apagada y oculta”, apunta Lombardo.

Una sensibilidad que nos ha permitido disfrutar de películas con una diversidad de temas que van desde las relaciones en pareja, hasta los trastornos mentales, pasando por la violencia de género, la identidad, el racismo y las prácticas culturales, entre muchas otras cuestiones. La productora y guionista Soco Aguilar explica que ahora podemos ver a una mujer real con tribulaciones, pero también con sueños y expectativas. “Eso se ha logrado cambiar, aunque no del todo, pero ya no somos adornos. Ahora se presenta una gran diversidad que es más humana”, comenta.

Para María Novaro, cada autora habla desde su forma de ver las cosas, y las películas con participación femenina, en su mayoría, reflejan un mundo menos narrado. “Cuando hice Lola, que era una película sobre una madre soltera, colegas míos me dijeron que no trataba de nada. Eran temáticas que se consideraban poco significativas y había mucho desconcierto entre los hombres a la hora de recibir la narrativa femenina”, recuerda. “Eso ya cambió. La narrativa femenina se va imponiendo al tiempo que refleja la condición de mujer de la autora que la propone. Son voces que reflejan un mundo que no ha sido representado cabalmente en el cine, algo que habla de la diversidad del mundo”.

Los números del cambio

A finales del siglo XIX, las primeras mujeres que participaron en el cine mexicano fueron actrices, maquilladoras, costureras, cocineras, peluqueras y anotadoras, y hubo que esperar a 1917 para que México tuviera a su primera directora y productora, la actriz Mimí Debra

A finales del siglo XIX, las primeras mujeres que participaron en el cine mexicano fueron actrices, maquilladoras, costureras, cocineras, peluqueras y anotadoras, y hubo que esperar a 1917 para que México tuviera a su primera directora y productora, la actriz Mimí Debra, fundadora de Azteca Films y directora de La tigresa. A lo largo de las siguientes décadas, sin embargo, las mujeres cineastas se podían contar con los dedos de una mano, aunque surgieron figuras que hoy son leyendas del cine nacional, como Matilde Landeta o Adela Sequeyero.

En las décadas de los 30 y 40, a la mujer se le retrataba como un ser frágil, sensual y sumiso, mientras que en los 70 el cine de ficheras las convirtió en un objeto sexual para la pantalla. Esta imagen empezó a cambiar en los 90, justo cuando el género femenino alcanzó los puestos creativos y la producción cinematográfica de México creció.

Según datos del Anuario Estadístico de Cine Mexicano del IMCINE, de las 69 películas que se produjeron en 2010, 20 por ciento fueron dirigidas por mujeres, exactamente el doble que el año anterior. Diez años después, en 2020, en plena pandemia, la misma publicación señalaba que se habían producido 111 filmes. Las cifras fueron las siguientes: 43 mujeres fungieron como productoras, 19 como directoras, 24 como guionistas y 20 como cinematógrafas.

De las 10 mil 991 personas involucradas en la producción cinematográfica, 45 por ciento fueron mujeres. “En el cine siempre hubo mujeres. Ellas hacían la producción de campo, ya que los directores preferían trabajar con ellas quizá porque teníamos un sentido de la responsabilidad distinto o nos organizábamos de manera diferente”, recuerda Tita Lombardo, productora de Amores perros y Nuevo orden.

María Novaro y Tita Lombardo pertenecen a la generación que abrió brecha para las cineastas de hoy. A Soco Aguilar, productora de La leyenda de la Nahuala, y Lila Avilés, directora y guionista de La camarista, les tocó un camino en el que las batallas se libraban en el plano creativo. “La discriminación hacia las mujeres llegaba al punto en que decían que una mujer no podía cargar las cajas, así que ni siquiera podían ser asistentes de cámara”, aclara Lombardo.

Por su parte, Novaro recuerda que cuando hizo Lola, el director del sindicato le preguntó: “¿Qué les ha dado a ustedes las viejas para querer hacer cine?”. “Que ese tipo me dijera eso fue suficiente para que hiciera la película sin el sindicato”, comenta. Ni Avilés ni Aguilar, en cambio, tuvieron que pasar por episodios similares. “Había jerarquías y tenía que trabajar más que los demás que estaban a mi nivel para ganarme mi credibilidad”, comenta Aguilar, la única productora de largometrajes animados en México. Para Lila Avilés, el salto a la dirección se produjo de manera natural, después de involucrarse en distintos proyectos como maquillista, vestuarista, actriz y asistente de dirección, entre otros roles.

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Premiada en festivales internacionales como los de Tucson, Marrakech, Minsk, La Habanao San Francisco, La camarista es la ópera prima de Lila Avilés, quien eligió a Gabriela Cartol para interpretar a Eve, su protagonista.

LOS PREMIOS Y LAS CINEASTAS MEXICANAS EN 2020

El camino de la participación de la mujer en el cine hecho en México ha sido tortuoso, aunque en los últimos años han surgido cambios interesantes en la escena.

EN MÉXICO:
Se entregaron 97 premios a 88 mujeres

EN EL EXTRANJERO:
Se entregaron 49 premios a 25 mujeres

LAS CINEASTAS MÁS PREMIADAS:
Fernanda Valadez, por Sin señas particulares (14 premios), seguida de Ana Laura Calderón (Corazón de mezquite) y Yulene Olaizola (Selva trágica) con 4 cada una.

TRES MEXICANAS IMPERDIBLES
Aunque es difícil escoger solo un puñado de películas creadas por mujeres, esta lista complementa los filmes que mencionamos en este artículo.

01. VUELVEN (2016)
Terror. Directora: Issa López.
Por cierto, además de arrasar en varios festivales de terror, la película fue elogiada por Guillermo del Toro y Stephen King.

02. BELLAS DE NOCHE (2016)
Documental. Directora: María José Cuevas.
Va de tres vedettes mexicanas de los años 70, quienes reflexionan sobre la belleza y la vejez de una forma entrañable.

03. VER LLOVER (2006)
Cortometraje. Directora: Elisa Miller.
Es una de las Palmas de Oro de Cannes que puede presumir el cine mexicano y la única que ha ganado una cineasta mexicana.

Cuando hice Lola, que trata sobre la vida de una madre soltera, algunos colegas me dijeron que no trataba de nada. Había desconcierto entre los hombres a la hora de recibir la narrativa femenina

“Cuando hice Lola, que trata sobre la vida de una madre soltera, algunos colegas me dijeron que no trataba de nada. Había desconcierto entre los hombres a la hora de recibir la narrativa femenina”.- María Novato

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Mirando al futuro

Para María Novaro, las mujeres en la pantalla ya no son un objeto o la madre abnegada, sino que hoy tienen otro tipo de presencia y tienen voz propia. “Ya no hay estereotipos, sino una diversidad de propuestas, aunque claro que sigue habiendo mujeres que sufren”, explica. “El cine está retratando a todas esas mujeres que están en malas condiciones, pero hay más películas que narran a otras mujeres en otras latitudes. Lo que me encanta es que la propuesta es más amplia, diversa y muy compleja”.

“Hacer cine va más allá de ser hombres o mujeres. Lo que vamos a ver es una experiencia humana. Para mí, lo básico son las historias y que las mujeres se vean reflejadas en los roles protagónicos es vital”, remarca Aguilar. “También es importante que las historias reflejen a otro tipo de hombre, uno empático, que no lo mueva solo la testosterona. Así, las audiencias tendrán otros modelos a seguir. Creo que eso sí lo podemos contar”.

En este momento, Tita Lombardo está trabajando en un proyecto en el que mujeres ocupan 70 por ciento de los puestos creativos, algo que le entusiasma. “Es un fenómeno muy interesante. No sé a dónde nos lleve. A veces hace falta un poco de testosterona, así que trato de buscar un equilibrio. Estoy a favor de que las mujeres se desarrollen, pero no podemos cerrar el espacio solo a nosotras”, comenta.

María Novaro cree que el verdadero reto que tienen actualmente las cineastas mexicanas está en la forma de contar sus historias. La directora asegura que lo interesante será ver de qué forma se abordan para que los hombres empiecen a reconocer a las mujeres que hay ahora en la pantalla. Por su lado, para Lila Avilés los hombres también están haciendo cine interesante y aclara que no le gusta el término de cine de mujeres. “Que haya más mujeres en el cine da pie y que no encasillen lo que hacemos como cine de mujeres, porque podemos hacer películas de terror, documentales o ciencia ficción”, comenta. “Como directora, duele que te digan que haces cine de mujeres como si ese tipo de cine fuera diferente. Lo importante es que ahora el foco está puesto en nuestro lado”.

Observando las gráficas del cine mexicano se pueden apreciar crestas y valles pronunciados en cuanto a la producción de películas por año. La pandemia y el retiro del apoyo a los cineastas por parte del gobierno podría hacer que el número de filmes producidos vuelva a bajar, pero lo que ya no va a cambiar es la participación de las mujeres. No se trata de una tendencia. Es un punto de vista que destrozó el estereotipo de la mujer mexicana para darle una variedad de historias que hoy son reconocidas en el mundo entero. Algo para festejar, pero que aún no ha llegado a su fin.

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