En un mundo dominado por la tragedia, la comedia siempre ha sido un recurso para abordar temas importantes. Así lo han demostrado especialistas del humor como Charles Chaplin, Mel Brooks y Trey Parker, en un legado que ahora es preservado por John Oliver. Se trata anfitrión de Last Week with John Oliver, informativo satírico que este año regresa para su novena temporada y que puedes disfrutar en HBO Max. Un retorno marcado por dos retos muy concretos: la vuelta al estudio y la naturaleza propia del mundo en que vivimos.
John Oliver: cómo entender un mundo trágico con una sonrisa
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“El desafío en términos de producción era no estar ahí, en realidad”. Confiesa en entrevista con Life & Style. “Así que fue un gran alivio volver por el simple hecho de que debíamos producir desde nuestros apartamentos que no es lo ideal. Lo que hicimos en año y medio fue increíble por el simple hecho de lograr realizar el show cada semana, que para nada estaba garantizado y lo emocionante de regresar al estudio era la oportunidad de hacer cosas a gran escala otra vez. Fue realmente divertido. Es volver a tener todos los juguetes a los que no tuvimos acceso por un par de años. Realmente estamos ansiosos de volver por todas las cosas espectacularmente tontas que puedes hacer en un estudio y no puedes hacer en un departamento con tus vecinos viviendo arriba y abajo”.
Admite además que, si bien la situación fue compleja, le dejó aprendizajes importantes. El mayor de todos fue sin duda el hecho que “me hizo sentirme incluso más agradecido de mi staff. No tengo muy buenos recuerdos de la pandemia, pero entre los mejores está ver cómo trabajaban todos para mantener el programa. Estoy muy agradecido de cómo se apoyaron emocional y físicamente. Con la vuelta al estudio las cosas se pueden hacer cosas más ligeras y podemos hacer cosas tontas”.
Líderes ridículos para un mundo absurdo
Podría pensarse que lo absurdo del mundo contemporáneo facilita la labor de shows centrados en la sátira como Last Week with John Oliver, cuando en realidad es todo lo contrario. El presentador aprovechar la figura de Donald Trump para explicar que “cuando haces sátira tomas cosas importantes y las haces ridículas. Con él, muchas de las cosas que hacía eran tan ridículas, que debías mostrar por qué eran importantes, si es que eso tiene sentido. Era un modo distinto de trabajar lo que pasaba”.
Considera además que con las figuras políticas ridículas, como él mismo las describe, “hay tantas opciones, que debes tener cuidado de no dar atención a las estupideces que dicen en vez de las cosas importantes que hacen. Ese es el reto. Necesitas asegurarte que no estás haciendo su trabajo centrando toda la atención en las cosas que menos importan”.
Necesitas asegurarte que no estás haciendo su trabajo centrando toda la atención en las cosas que menos importan
Por curioso que parezca, el público también se ha convertido un desafío adicional. Y es que en una época donde las opiniones más extremas están a la orden del día, resulta imposible cubrir temas polémicos sin tocar sensibilidades. John Oliver y su equipo son muy conscientes de ello, al grado que “tratamos de considerar cuáles serán las críticas mientras trabajamos las historias. Sabemos que no todos estarán de acuerdo con nosotros, pero queremos que la gente se comprometa en las críticas de una historia o en una solución que consideren benéfica”.
El secreto del éxito
“Es justo decir que nos atraen los temas complicados”, asegura orgulloso el anfitrión. Vaya que sí. Last Week with John Oliver debutó en 2014 y desde entonces ha cubierto una amplísima gama de eventos como las elecciones presidenciales de Donald Trump y Jair Bolsonaro, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, las primeras elecciones post-ISIS en Irak y la pandemia de coronavirus, entre muchos otros. Varios de estos, además, fueron seguidos por sucesos derivados, como la toma del Capitolio por parte de los seguidores de Trump o la ola de negacionistas y antivacunas.
Una prueba de que el mundo se torna cada vez más complicado, pero también de lo difícil e importante que es descifrar cuáles son las historias más relevantes por contar. Oliver considera que la clave está en “encontrar el momento y el ángulo adecuado. Con las elecciones puede ser cuando se acercan y quieres que las audiencias se enteren que se trata de un evento con consecuencias importantes”.
Es justo decir que nos atraen los temas complicados
El enfoque también es decisivo, pues si bien entiende que el show sea catalogado de informativo, el contenido presentado “no son noticias como tal. Son más bien, problemas. Nos gusta tratar de ir en otra dirección, por algo que no haya sido el foco de atención de todos.”.
No menos importante es el minucioso proceso de comprobación, indispensable en el periodismo, pero cada vez más olvidado ante la búsqueda de inmediatez. No es el caso de Last Week with John Oliver, donde “trabajamos historias principales por mucho tiempo y queremos asegurarnos que todo en ellas es certero. Así que rigurosamente revisamos los hechos porque no queremos trabajar sobre bases que se derrumben”. Asegura además que “hay muchas historias que de hacerlo mal nos demandarían”, para luego corregir. “No que no nos hayan demandado, lo han hecho en muchas ocasiones, el punto no es que no te demanden, sino que cuando suceda puedas ganar”.
Y por supuesto, el humor. Hablamos de un show que invita a toda clase de reflexiones importantes, para luego jugar con osos de peluche o lanzar globos desde lo alto. Para el presentador está claro que, si bien se trata de una fórmula inusual, incluso controvertida, ha sido clave para el éxito y la diferenciación del show. O como él lo considera, “es como darle un postre a la gente tras un plato de vegetales”.