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'Don't look up' junto a los dilemas de la supervivencia humana

Hablamos con Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio protagonizan la nueva tragicomedia de Adam McKay que nos obliga a cuestionarnos sobre nuestro futuro.
jue 23 diciembre 2021 09:06 AM

¿Por qué la gente no está aterrorizada?”, se pregunta un astrónomo al ver que todos permanecen indiferentes a la noticia de un asteroide de casi 10 km. que impactará contra nuestro planeta. Más trágico es percatarse que esta misma desesperación puede trasladarse a un mundo real aquejado por todo tipo de problemas que nadie parece tomar en serio aun cuando muchos de ellos amenazan con terminar nuestra existencia. Y es precisamente aquí donde radica buena parte de la mucha grandeza de 'No miren arriba' (Don’t Look Up).

Adam McKay se convirtió en referente de la sátira con El reportero: la leyenda de Ron Burgundy (2004), pero sólo alcanzó la élite realizadora con La gran apuesta (2015) y El vicepresidente: más allá del poder (2018). Dos cintas inusuales que abordaron crisis económicas y políticas a partir de un crudo realismo, pero empapado de excéntricos tintes de comicidad. Una fórmula controvertida que le valió el aplauso de muchos y el rechazo de otros, pero que le permitió hacerse con una esencia propia que hoy resulta inconfundible.

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'No miren arriba' mantiene esta línea con la historia de dos astrónomos que realizan el descubrimiento más grande y terrible para cualquier científico: un asesino global. La necesidad de soluciones inmediatas los lleva a unas autoridades inoperantes, unos medios ineficientes y una sociedad indistinta. ¿Y después? No hay dónde correr ni ocultarse. Después de todo sólo tenemos un planeta y está a punto de ser destruido.

Es, sin embargo, una franca evolución del sello distintivo del cineasta. A diferencia de los títulos anteriormente mencionados, en esta ocasión se decanta por el carácter metafórico para abordar un problema tan grave como el cambio climático, pero que bien puede relacionarse con otros sucesos. Adivinaron, nos referimos a una pandemia cuyo manejo ha dado tales absurdos que bien podrían tener cabida en esta historia.

Marca además el ensamble más ambicioso de su carrera, lo que para nada debe ser tomado a la ligera si consideramos que se trata de alguien que ha dirigido talentos como Christian Bale, Amy Adams, Brad Pitt, Steve Carell, Ryan Gosling y Sam Rockwell, entre otros. En el caso de No miren arriba, el elenco incluye a Jennifer Lawrence, Leonardo DiCaprio, Meryl Streep, Cate Blanchett, Mark Rylance, Jonah Hill, Timothée Chalamet, Tyler Perry, Ron Perlman y Ariana Grande, lo que deja cinco ganadores del Premio de la Academia y dos nominados. No está de más recordar que Bale ganó su segunda estatuilla bajo sus órdenes y para nada debemos descartar que la dupla estelar de esta película pueda hacer lo propio.


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Reflejos del mundo real

“He buscado una película sobre este tema por décadas”, reconoce Leonardo DiCaprio, quien como todo mundo sabe, combina su labor histriónica con una férrea defensa del planeta. “Adam hizo esta película que trata de la crisis climática, pero creó un sentido de urgencia a partir de un cometa que golpeará la Tierra en seis meses y [mostró] cómo la ciencia se ha politizado”.

El cruce entre realidad y ficción impidió que el cineasta usara nombres reales, pero para nada evitó que se inspirara en muchos rostros conocidos para la construcción de sus personajes. Tal es el caso de Kate Dibiasky (Lawrence), la doctoranda que realiza el temible descubrimiento y cuya explosividad remite inmediatamente a la mostrada por la activista Greta Thunberg. Estas características chocan de lleno con la presidenta Janie Orlean (Streep), una mandataria tan atolondrada, renuente a creer en la evidencia científica y desinteresada por nada que no sea ella que resulta imposible no vincularla con Donald Trump. La relación se estrecha aún más si consideramos que su hijo Jason (Hill) ocupa un alto cargo dentro del gabinete aun cuando no cuente con ningún mérito que lo avale para el cargo, ¿alguien recordó a Ivanka? Ni qué decir de los intereses empresariales personificados en un Peter Isherwell (Rylance) cuya apariencia se asemeja a la de un joven Steve Jobs, pero cuyo accionar más bien se asemeja al de un Mark Zuckerberg tan empoderado que por momentos parece tener al mundo entero en sus manos.

Nadie se salva de la crítica. Y esto nos incluye a todos nosotros, una sociedad cuya respuesta a la tragedia se limita a la banalidad de los hashtags y los memes. Las sensaciones son tan impactantes y agridulces que por momentos uno no puede evitar preguntarse si realmente merecemos salvarnos como especie. La respuesta queda a criterio de cada uno, pero aunque no lo parezca, la película también deja esbozos de esperanza.

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En busca de una oportunidad

Podría pensarse que Adam McKay es un escéptico. Después de todo, La gran apuesta y El vicepresidente no ofrecieron soluciones, sino que se limitaron a señalar responsables. Podría pensarse que No miren arriba sigue esta misma línea con su aura de continua desgracia, pero lo cierto es que también posee un carácter preventivo que deja claro que aún hay tiempo para cambiar el rumbo.

Esto, al exaltar el valor de la ciencia en un mundo que no ha sabido aprovechar sus conocimientos cuando hoy más que nunca se necesita de ellos. O como dijera Jennifer Lawrence, “es triste y frustrante ver que las personas que han dedicado sus vidas a conocer la verdad sean relegadas sólo porque a las personas no les guste esa verdad”. Algo en lo que DiCaprio no sólo coincide, sino que incluso se siente “agradecido de interpretar a un personaje basado en muchas de las personas que he conocido de la comunidad científica y en particular, científicos del clima que han tratado de comunicar la urgencia del tema y sintiéndose tratados como la última página del periódico”.

A esto sumemos el reflejo de la complejísima naturaleza humana, que nos lleva a darle la espalda a tantos problemas de carácter urgente, pero también a abrazar al prójimo en la peor de las desgracias. Una noción que resultó especialmente fascinante para Meryl Streep, quien lo describe como “un destello del sueño humano en el que esperamos que suceda algo bueno, aunque sepamos que algo malo sucede. Y esa es la razón por la que rechazamos esta información. Las personas inteligentes, las personas que no tienen formación científica, todo el mundo lo hace porque es muy doloroso”.

Risas y lágrimas

Adam McKay siempre tuvo muy claro la importancia de hacer una película que plasmara la esencia de la crisis climática “que es tan abrumadora y posiblemente la mayor amenaza a la vida en la historia de la humanidad”.

Aunque muchos han criticado la fórmula, el director tenía bien claro que la mejor forma de abordarla era a partir del humor. Contrario a lo que algunos piensan, no lo hace para banalizar ni suavizar los problemas, sino porque considera que “si eres capaz de reír, eso significa que tienes algo de distancia y creo que eso es realmente importante. Puedes sentir urgencia, tristeza y la pérdida, al mismo tiempo que mantienes el sentido del humor. Y esa era realmente la intención con esta película. Fue una especie de enfoque, porque creo que hemos sido golpeados con una especie de charla del día del juicio final. Que es totalmente legítimo en lo que respecta al cambio climático, pero pensé que era importante que a la gente se le permitiera reír y tener cierta distancia. La risa es un gran unificador”.

En este sentido, Leonardo DiCaprio considera que la risa también representa un valor agregado al plasmar “lo inmensamente distraídos que estamos de la verdad en la actualidad”. Una sensación que aumentó todavía más con la pandemia que mostró “un argumento científico completamente nuevo que estaba sucediendo. Y es una película muy importante de la que formar parte en este momento en particular”.

Y vaya que sí. Para muchos, porque 'No miren arriba' suena fuerte para la temporada de premios y dan por hecho que dará muchísimo de qué hablar en los próximos meses. No dejemos que el glamour hollywoodense difumine la importancia de su mensaje. El mundo se encuentra en un punto decisivo y es momento de mirar de frente a los problemas para garantizar nuestra supervivencia.

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