Visto por fuera, has tenido un 2020 interesante. Sacaste Ulyse, una serie de covers, firmaste con Sony... ¿pero tú cómo sientes que ha incidido la pandemia a nivel creativo?
Gepe: Pasaron muchas cosas. Cuando apareció la cuarentena en Chile, yo estaba acá en México, toqué en el Vive Latino, fue lo último que hice. Fue muy bonito porque participé en el show de Silvana Estrada, y en un palomazo más que nos aventamos con Rubén Albarrán, Los Bunkers, Pedropiedra, la Daniela Spalla, que fue muy bello también. Fueron participaciones súper emotivas que me dejaron cargado y me pesaba no poder cantar o no poder tocar en vivo. En ese tiempo todos pensábamos que la cuarentena no iba a durar tanto como ha durado hasta ahora, por lo tanto, esos primeros tres meses fueron motivantes. Volví a Santiago y ahí me encerré en la casa a tratar de hacer canciones o a buscar cosas y la verdad es que funcionó. Luego pasaron esos tres meses y ya se hacía larga la pandemia. Hubo un tiempo creativamente no tan prolífico.
Hubo momentos más productivos que otros, pero entremedio de todo eso, en el 2020 lancé los singles de Ulyse, hice el videos de Tupenaesmipena, de Confía, que estuvo nominada al Grammy como Mejor canción alternativa... todos esos videos tienen mucho de la pandemia, también. El video de Tupenaesmipena lo hicimos la Trini y yo, cada uno en su casa, grabando con la resolución que el teléfono nos podía dar y aprendiendo un poco sobre la marcha. Al mismo tiempo también compuse una que otra canción, produje un disco de una artista chilena que se llama Belencha, que me encanta. Es una artista folclorista que sacó un disco homónimo muy bonito. También nos invitaron a varios conciertos on line, hicimos un EP en vivo de Ulyse, que se llama Primer Encuentro, e hicimos los covers. Me mantuve haciendo cosas por sanidad mental.
Platícame de la selección de covers que estás haciendo. Parece como si estuvieras haciendo un soundtrack de tu vida…
Los empezamos a hacer cuando la pandemia se estaba alargando demasiado y no sabíamos cuando íbamos a poder tocar en vivo. Siempre he hecho covers. He grabado de Café Tacuba, de Los Tres, y me ha gustado siempre. En este caso la manera de elegirlos tuvo que ver con ir acordándome de ciertas canciones de cierto artistas que fueron marcando mi biografía personal e íntima y que al mismo tiempo para mí significan el relato de lo que es la canción latinoamericana pop. Para mí todo parte –por supuesto, esto es súper, súper parcial– con Chayanne. Alguien podría decir Miguel Bosé o qué sé yo, pero por lo menos para mí, en Chile, era Chayanne, luego Juan Luis Guerra, Soraya, después Cultura Profética, Julieta Venegas, Ana Gabriel que pegó mucho en Chile en algún momento, Juan Gabriel… artistas con canciones que me marcaron muchísimo.
Empezamos a buscar esas canciones, a ver si salían. Primero uno las elige y luego a ver si suena o no; una cosa es tocarla, pero otra es sentirte cómodo con la canción, que suene bien y que sea un aporte.
¿Cómo es trabajar con canciones de músicos tan icónicos? Son canciones de las que ya todos tenemos referencia y sabemos cómo “tienen” que sonar, pero tampoco es que tú seas un imitador. De cierta forma, tu trabajo es darles vida nueva.
Ahí hay un criterio muy personal. La canción suena o no suena. Es decir, se escucha la canción original y mi versión se parece bastante a la original, pero al mismo tiempo parece como si fuese mía. Es una apropiación respetuosa, es como un rapto de la canción. Es una canción de Juan Luis Guerra, o quién sea, pero al mismo tiempo parece Gepe. Y uno nada con confianza en esa alberca. Ese es el criterio: sentirse bien, y que al mismo tiempo suene como originalmente es pero que suene como tú.
¿Hay alguna canción que hayas querido retomar pero que no le hayas encontrado camino?
Héctor Lavoe, “El día de mi suerte”. Es una de mis canciones favoritas en la vida y nunca la pudimos sacar. “Llamada de emergencia” de Daddy Yankee también.
Después de toda una carrera independiente hiciste un disco con Sony, producido por Cachorro López. ¿Qué te ha aportado esta unión?
Ya no estoy con Sony. Hicimos un disco, dado que dado que todo lo de la pandemia complicó los viajes, que era algo súper relacionado con mi alianza con Sony. Por lo tanto lo dejamos en Ulyse. Fue bello también porque gracias a Sony y a todo lo que sucedió –por mucho que haya habido dificultades de la pandemia–, produje el disco con Cachorro López, que es un productor increíblemente importante que estuvo con Julieta Venegas, Natalia Lafourcade, etcétera. Me dio la impresión de que no hubiese sido posible conocerlo si no estaba con Sony. También me imagino que estar nominado a los Grammy ahora tiene que ver con haber trabajado con Sony. Pero claro, yo mantuve también mi independencia, que es lo que en general uno trata de hacer cuando no está partiendo. Yo llevo un montón de tiempo haciendo discos, por lo tanto, entrar en un sello grande, multinacional o pequeño mediano, siempre voy a mantener la misma manera de trabajar.
Ahora, a partir de los covers en adelante, estoy trabajando de manera independiente y eso también es súper bonito; poder hacer lo que quiera en el momento en que quiera. Lo de Sony también es súper interesante porque hay todo un calendario súper elaborado y estructurado, que era algo nuevo para mí. Yo acostumbraba a sacar cosas muy rápido, si no quiero sacarlo no lo saco. Acá era todo un diálogo al respecto de un montón de cosas que se quieren sacar en determinado momento para lograr cierta cosa.
Y me imagino que con mil opiniones más de por medio...
Claro, claro, había bastantes opiniones y eso también era estimulante, ver qué pasaba cuando el que opinaba no era solamente yo.
Regresando al tema de los Grammy, ¿cómo es tu relación con los premios?
Es la primera nominación que tengo y es cierto que tiene que ver con haber estado en Sony. Es un súper aporte haberme relacionado con Sony, en ese sentido, y por supuesto que me viene bien un reconocimiento de ese estilo. Es muy bello y la verdad que estoy súper orgulloso. Además la nominación fue en una de las categorías que más me gustan, que es canción alternativa. Para mí significa que ese artista tiene una identidad tan clara que puede caber un poco en cualquier lado. Me parece el término más abierto. Además, justamente, los que estábamos nominados éramos C. Tangana, Aterciopelados y Nathy Peluso, y somos de mundos muy distintos, y por eso es que podemos compartir esa categoría.Me siento muy orgulloso de aquello.
Cuando salieron las nominaciones se habló mucho de que esa nominación te la debieron haber dado desde GP (2012), que para muchos es tu mejor disco. ¿Qué representa ese álbum para ti?
Hay un antes y un después, pero creo yo que cada disco ha ido generando su propio camino, su propio relato. Yo creo que el primer disco, Gepinto, del 2005, es un disco súper importante –por lo menos en Chile–, por haber roto con cierta herencia rockera de finales de los 90 principios de los dosmiles, e ir con una cosa totalmente distinta, como el pop. Yo he hecho de todo menos rock y probablemente nunca lo haga; no me sale. Eso es interesante porque Chile era hasta hace un tiempo un país súper rockero. Ese disco para mí es importante por haber dicho que hay otras opciones. Para mí el disco favorito es Hungría, que es el disco más raro y que hice sin ninguna metodología, rompiendo con un montón de cosas. A todos los discos les tengo cariño y sin duda GP fue el que me puso en la mira internacional. Hay canciones importantísimas para mí, en las que aprendí a cantar de otra manera.