Según algunos medios, el documental irritó a la realeza porque no se le pidió su participación, no fueron entrevistados, ni se les mostró el contenido antes de su emisión, hasta el punto de que habrían amenazado con dejar de colaborar en futuros proyectos del ente público.
La BBC sí pidió una reacción que incluyó en pantalla y leyó en antena al final de la primera parte, difundida el lunes por la noche.
En ella, la familia real al completo sale de su habitual discreción para denunciar que "con demasiada frecuencia, las afirmaciones exageradas e infundadas de fuentes anónimas se presentan como hechos".
"Es decepcionante que alguien, incluida la BBC, les dé credibilidad", afirma esta declaración conjunta de los palacios de Buckingham, Clarence House y Kensington, residencias de la reina Isabel II, su hijo Carlos y su nieto Guillermo respectivamente.

El documental sugiere que Enrique, de 37 años, siempre tuvo una actitud hostil hacia la prensa, a la que responsabiliza de la traumática muerte de su madre, la princesa Diana en 1997 perseguida por paparazzi en París, cuando él y su hermano eran adolescentes.
Y que esta solo empeoró con la cobertura sobre Meghan por los diarios sensacionalistas británicos.
Según Amol Rajan, presentador del documental, siempre ha existido un acuerdo no escrito entre los miembros de la familia real y los medios por el cual estos les permiten fotografiarlos y acceder a ellos a cambio de una cobertura favorable.
Tim Ewart, un veterano corresponsal real, aseguró que cuando Enrique se negó a "jugar el juego" esto provocó "resentimiento" en ciertos medios que se volvieron más duros con él.