La crisis de los opioides ha sido uno de los principales problemas en la sociedad contemporánea estadounidense. Y aunque es un tema que se ha abordado en una infinidad de películas en los últimos diez años, pero ninguna ha abordado el tema de manera tan extensa como Dopesick, serie creada por Danny Strong y protagonizada por Will Poulter, Michael Keaton y Rosario Dawson, que marca de manera detallada el camino de la oxicodona, desde su creación hasta su venta como si se tratase de un producto inofensivo, así como sus consecuencias letales.
Platicamos con Danny Strong y Will Poulter sobre Dopesick.
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Danny, tú querías trabajar en un proyecto sobre crisis de opioide pero no partiste del libro de Beth desde el inicio. ¿Cómo fue hacer el match entre lo que ya tenías y Dopesick?
Danny Strong: No me preocupaba para nada llevar su libro al show que yo estaba creando. De hecho, amo ese libro y lo tomé como material de referencia. Lo que realmente me interesaba era tener a Beth en el proceso como experta en la crisis de opioides en el cuarto de escritores. Ella sabía que yo estaba haciendo este show y le gustó. Pensó que estaba muy alineado al espíritu de su libro. Fue una colaboración muy positiva, más allá de “mi libro se une a tu proyecto y tienes que usarlo”. Eran cuatro escritores en el equipo y yo como showrunner, a cargo de todos, y escribían los episodios conmigo. Pero lo que era distinto con Beth era que ambos seguimos haciendo entrevistas e investigando la historia durante todo el proceso de escritura, e incluso durante la producción, y todo el tiempo teníamos información nueva. Estuvimos en lugares distintos por las restricciones de covid, pero así trabajamos. A veces obteníamos información nueva un día antes del rodaje de algún episodio y teníamos que llamar a los actores para cambiar las líneas. Fue emocionante para ellos porque estaban haciendo un show que era también formaba parte de una investigación activa.
Will, ¿qué te motivó a participar en Dopesick?
Will Poulter: Creo que fue el hecho de que está basada en acontecimientos reales y en un conflicto que sigue ocurriendo. La crisis de los opioides es algo que no se ha ido, al grado de que, cuando recibí el guión, en 2020, la oxicodona y los opioides se habían llevado más de noventa mil vidas de menores de treinta y cinco años. Eso es el 74 por ciento del total de las muertes que hay por opioides. Fue un tipo de epidemia muy real ocurriendo a la sombra del coronavirus. La historia hace conciencia sobre este problema, pero también voltea el foco a las situaciones que nos pusieron aquí y al verdadero responsable. Era muy intrigante y sentí que era algo muy importante a lo que podía darle voz.
Tu personaje, Billy, es un vendedor de oxicodona que al inicio tiene dudas morales sobre la medicina, pero al final él sólo está haciendo su trabajo...
WP: Exacto, y esa era la clave que hacía al personaje tan interesante, así como el poder explorar el punto en el que alguien podría rebelarse o irse, pero también está seducido por las trampas del dinero y el éxito, y eso le hace cegarse ante lo que está pasando y seguir haciendo dinero a cualquier costo. Siento que ese fue el acercamiento de los Sackler y los Purdue, pues promovieron un narcótico muy peligroso como una medicina no adictiva y legítima. Sabían que estaba causando muertes y adicciones a un ritmo alarmante, pero no les importó, con tal de perseguir intereses financieros.
¿Qué fue lo más retador al contar una historia tan delicada?
WP: Retratar a alguien que está batallando con la ética de lo que hace, pero que a la vez está tratando de vender de manera muy agresiva, a nombre de una compañía como Purdue. Quería jugar con el punto en el que comienza a mostrar señales de rebelarse, pero también cómo estaba consumido por el estilo de vida y éxito de su trabajo. Mi reto fue jugar con ese balance y ver, junto con Danny y los otros directores, ver en qué momentos iba a caer de qué lado de la línea.
¿Cómo fue trabajar con Michael Keaton?
WP: Fue un sueño hecho realidad. Es un actor al que he admirado por mucho tiempo y en muchas actuaciones. Tiene un rango fenomenal. Hay muchos actores fenomenales en la película pero Michael fue una especie de mentor para mí en el sentido del ejemplo que pone y la amabilidad que demuestra, aún cuando está consumido por un rol tan retador.
La crisis de los opioides es un tema enorme y casi siempre la vemos orientada a una sola arista. Ustedes abarcaron un espectro súper amplio. ¿Cómo se eligió el formato para esta historia?
DS: Originalmente iba a ser una película de dos horas, y yo estaba investigando tanto y había leído tantos libros, que sabía que dos horas no eran suficientes para contarlo todo. Necesitaba ocho o diez horas para dramatizarlo todo correctamente, y para mí la meta era que el show fuera el juicio que Purdue no había recibido aún. Fueron crímenes tan asombrosos que quería mostrar lo que hicieron, y el caso que los abogados estaban armando contra Purdue era la columna perfecta para la historia principal y otras derivadas. Quería mostrar la farmacéutica de Purdue pero también a las víctimas, así que cree un pueblo minero en el que pudiéramos ver la epidemia de la oxicodona, cómo floreció con un representante médico que llegaba con el doctor de un pueblo y le mentía sobre la naturaleza de la droga. Lo que lo hacía aún más interesante, en las etapas tempranas, es que los mismos representantes pensaban que la droga no era adictiva y no sabían que Purdue les estaba mintiendo y que los estudios que les presentaban estaban, en realidad, financiados por Purdue. Entrevisté a muchos representantes que trabajaron ahí y me dijeron que poco a poco empiezas a darte cuenta de que algo está pasando ahí, que no es normal, que cuando vas a una clínica del dolor parece más una tailgate party.
¿Qué te hizo querer tocar este tema?
DS: El puro shock. Comenzó con el querer mostrar gente cometiendo crímenes y poner un foco en la adicción. Pensé que esto nos permitiría ver a la gente con adicciones en otros términos, y cuando leí sobre lo que la oxicodona y el opio le hacen al cerebro, cómo cambian la química del cerebro, Pensé que la gente, sobre todo la que tiene una adicción, tenía que saber esto porque quizás ni entienden lo que les está pasando. Y si lo hacen, tal vez haya un camino hacia adelante.
Danny, esta serie toca puntos delicadísimos, no sólo por la salud sino por toda la maquinaria que hay detrás. ¿Recibiste alguna advertencia o amenaza por esta producción?
Sí, hemos recibido mensajes de abogados, acoso en redes sociales, que creemos que está financiado por farmacéuticas. Hicieron un poster falso mío, de Barry Levisnon y Beth Macy con cuernos. Le conté a un experto que es consultor en la serie e inmediatamente me mandó el mismo anuncio, pero con él y otros dos expertos con cuernos. Él también tiene la teoría de que lo financió Purdue. Creo que sería una buena historia para algún periodista, pero nosotros estamos demasiado ocupados para investigarlo. Me parece interesante que nos atacaron meses antes de que saliera la serie, cuando ni siquiera habíamos terminado la producción.