
¿Cómo llegó a tu vida la fotografía?
Yo soy arquitecta y trabajé en eso durante doce años. Tenía mi propio despacho y una sociedad en la que fabricábamos muebles; yo era la encargada de diseño y de ventas y mi socio me ayudaba a llevar el taller. Por cambios de estilo de vida relacionados con el trabajo de mi esposo,nos hemos mudado muchas veces. En un principio logré mantener mi despacho abierto, pero en algún momento decidí tomar un año sabático en lo que veía cómo resolver mi trabajo como arquitecta. Quería mantener mi despacho en Puebla a larga distancia, pero los cambios me llevaron a poner mi carrera de arquitecta en pausa y buscar algo más portátil, algo que pudiera llevar a cualquier lugar, porque el despacho era muy complejo. La arquitectura es muy demandante. Yo también construía mis proyectos, y el proceso de obra a distancia es muy complicado. Entonces retomé la fotografía como una necesidad para seguir conectando con el espacio y tener la flexibilidad de llevar mi trabajo a donde fuera. En la universidad tomé dos materias optativas de fotografía, cuando las cámaras aún no eran digitales, y siempre me había gustado mucho, pero nunca había encontrado el momento para dedicarme a eso. Cuando llegué a la CDMX tomé un taller para reconectar, y así empecé a hacer una búsqueda mucho más personal y profesional. También descubrí que mi preparación en arquitectura me daba los medios para perfeccionar mi visión y mi ojo fotográfico. Así, desde el 2012 hasta ahorita la toma de imágenes en todo tipo de ambientes y escenarios ha sido una constante en mi vida.
¿Qué es para ti la fotografía?
Para mí la fotografía no es un hobby. Para mí fue muy duro tomar la decisión de quitar mi despacho de arquitectura y no saber bien qué hacer. Salí de Puebla en una época que había sido mi mejor momento como arquitecta. Para mí fue un proceso muy duro, que me dejó un vacío importante en cuanto a un proyecto profesional y algo que fuera sumamente personal. Acá, sin darme cuenta, de manera inconsciente busqué la fotografía como un recurso para seguir conectando con el espacio. Empecé a obtener de la fotografía un medio para conectarme con todo mi entorno.
En la universidad aprendiste fotografía análoga, y cuando retomaste ese pasatiempo el mundo ya era completamente distinto en cuanto a tecnología. ¿Cómo fue regresar, en ese sentido?
Fue un poco desconcertante porque las cámaras modernas traen un millón de funciones. Pero por otro lado fue muy fácil porque creo que si aprendes en cámara análoga, aprendes la manera en que la cámara ver, y en el momento en que tienes en tus manos una cámara digital, tienes más herramientas y recursos para lograr lo que tú quieres, con la grandísima ventaja de que estás viendo los resultados. La fotografía siempre ha tenido el problema de que es muy cara –desde los equipos hasta las impresiones–, y la cámara digital te da de alguna manera la facilidad de empezar a ver resultados sin tener que invertir en toda una serie de impresiones. El hecho de que hoy por hoy haya toda variedad de cámaras y teléfonos con excelentes cámaras, hace que la fotografía esté a la mano de todos, pero eleva los estándares de calidad de una manera impresionante. Hoy por hoy podemos tener resultados que antes eran inimaginables. El desafío de hoy es, dentro de un mundo tan saturado visualmente, tener la capacidad de producir imágenes que le propongan algo al observador.
