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“Quería demostrar que la gente se enamora sin importar el género”: Pierre Louis

Después de sus papeles en ‘Control Z’ y ‘Todo va a estar bien’, Pierre Louis da un giro a su carrera.
mar 24 agosto 2021 12:19 PM

Pierre Louis no es un desconocido para quienes estén familiarizados con el mundo de las telenovelas. Sin embargo, todo parece indicar que el actor mexicano está en una época de transición hacia la industria de las series, después de participaciones con papeles clave en historias como Control Z y Todo va a estar bien, ambas en Netflix, donde da vida a personajes que resultan todo un reto tanto a nivel actoral como en cuanto a la reflexión que desatan en el espectador. Aprovechamos uno de sus descansos en set para platicar con él sobre estos trabajos y lo que representan en su carrera.

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Estás en un momento de transición importante en tu carrera. Cada vez te estás involucrando más en proyectos que te alejan más del mundo telenovelero, como sucede con Control Z y Todo va a estar bien. ¿En qué etapa te encuentras como actor?
Justamente, es una etapa para mí de transición. Yo salí de la escuela de Televisa, el CEA, y siempre tuve muy claro que mis objetivos de corto o mediano plazo eran tratar de hacer un nombre en las telenovelas y conectar poco a poco en contenidos y en historias, llamar la atención de personas que admiro, con las que quería trabajar, y naturalmente empezó a suceder este cambio para mí.

¿Cómo ha sido este proceso?
Ahorita vengo de hacer tres series importantes, que son Control Z, Todo va a estar bien y otra para HBO que se llama Ámsterdam. Y justo en esta transición, la productora que me descubrió en él en Televisa me invitó a hacer esta novela y yo estaba ya un poco-- no negado, pero no estaba en mis planes hacerlo. Platicamos, y me di cuenta de que hay.público para todo tipo, de proyectos, hay muchos targets, ¿no? No están peleados. Ahorita digamos estoy en esta etapa transición, pero estoy muy contento por las oportunidades que he recibido, sobre todo en este año pandémico.

Las telenovelas llevan un ritmo de trabajo rapidísimo, mucho más ajetreado que el de una serie. ¿Cómo ha sido este cambio para ti?
Para mí ha sido muy útil partir del formato del que vengo porque te enseñan a trabajar bajo presión. Tienes que hacer treinta escenas en un día y tienes que apelar a tu memoria en el mejor de los casos, y en otros tienes que estar lidiando tal vez con un apuntador que esté dando los textos y además estás trabajando con tres cámaras. Tiene un reto gigantesco. Entonces, cuando después pasas a otras plataformas y a otro sentido de filmación, se vuelve mucho más detallado y artístico y enriquecedor también en muchos sentidos. Por ejemplo, para Todo va a estar bien hubo un momento donde estábamos teniendo una toma quince veces y eso es en cine pasa nulas veces. Diego (Luna, el director) quería algo muy específico y me di cuenta de que yo estaba muy cómodo en ese canal de estrés porque ya venía de hacer este tipo de cosas con el formato de la telenovela. Son herramientas que te suman, sin duda. Obviamente creo que también corres el riesgo de que te crees vicios, entonces siempre creo que lo óptimo es, después de cada proyecto, tener la oportunidad de estudiar, tener un curso y volverte a neutralizar como actor.

¿Cómo es este proceso de neutralización?
El año pasado empecé un curso que se llama El camino del artista, que te replantea ciertos ejercicios para partir de una neutralidad corporal. He tomado cursos con diferentes maestros que pueden identificar completamente cuando tu cuerpo está teniendo alguna tensión o alguna fuga energética, y te enseñan a neutralizar a partir de la respiración, de la meditación. Ese tipo de cosas a mí me ha servido mucho para poder salir de un personaje, para poder intentar cosas nuevas, porque además los personajes que me han tocado hacer ahorita han sido muy diferentes.

Precisamente hablando de los personajes que te ha tocado interpretar últimamente en Netflix, son individuos que aparentemente son muy sencillos, pero no lo son. Por un lado en Todo va a estar bien, eres el tercero en discordia, pero abordado de una manera muy humana. Luego, en Control Z eres una especie de catalizador para que un personaje explore su sexualidad. ¿Cómo te has preparado para estos personajes?
Una gran ventaja es que ambos son guiones que te dan esa complejidad del personaje. O sea, empezamos a ver que ya no son de una sola dimensión. Ya no es esto de que el malo es malo todo el tiempo y se acabó. O si es gay, ya no necesariamente es afeminado completamente. Creo que la ventaja es que son personajes bien escritos, personajes humanos, llenos de una complejidad, que tienen luz y sombra, deseos y emociones. Partiendo de eso, quitamos el estigma de “esto es bueno y esto es malo”. Y más bien, como espectadores, podemos empatizar con lo que está pasando. En el caso de Todo va a estar bien, una vez que lo ves a través del lente de empatía, dices: “pues tal vez yo también he estado en una situación similar”. Tal vez él no quiere llegar a fracturar una relación que tal que la suya está fracturada y él simplemente es el resultado de que una pareja ya no funcione y ella necesita encontrar el amor. El reto grande que había tanto en Todo va a estar bien como en Control Z era que la gente pudiera empatizar con los personajes y romper estereotipos de qué es bueno y que es malo, que es si es gay, es afeminado o no, ese tipo de cosas. Creo que las eliminamos y estoy contento con ese resultado.

Estás por estrenar Ámsterdam y Chilangolandia…
Ámsterdam estuvo muy padre porque tuvimos la oportunidad de filmar en Uruguay tres meses Yo lo conocía Uruguay y es precioso. Ahí trabajé con el director argentino Gustavo Taretto, que ganó una Palma de oro por su película Medianeras es un director argentino muy talentoso. Fue un proceso súper intenso y súper diferente a Chilangolandia, que estrena en septiembre. Esta fue muy divertida porque no me esperé para nada de cómo iban a ser las cosas del guión. O sea, estaba escrito de una forma en la que ni siquiera tenía la capacidad de imaginar las escenas como tenían que ir. Entonces me entregué a la visión del director, Carlos Santos. Es su ópera prima y me dio buena vibra. Me tocó actuar con Silverio Palacios y Luis Felipe Tovar, así que fue súper divertido y cuando vi el primer corte de la película estaba muerto de risa.

Con todos estos proyectos, ¿cómo ha cambiado el rumbo que quieres darle a tu carrera?
He escuchado a compañeros súper sabios que dicen que las carreras están hechas de los no, y de pronto veo a actores que admiro mucho, como DiCaprio, que rechazaron muchas veces proyectos súper millonarios, pues realmente se iban por las historias que les parecía chido contar. Siento que como actor al principio es muy difícil que empieces sólo haciendo lo que tú quieres. Siempre hay como un derecho de piso o como, un aprendizaje que hay que tomar y que también está padre porque cada proyecto que decidas te va formando y te va forjando en tu carrera. Yo pienso en mi carrera ahora, y sin duda quisiera seguir en esta línea donde quiero contar historias que inciten a la gente a tener un tipo de reflexión más allá del entretenimiento, que tengan un mensaje con el que yo esté de acuerdo.

¿Y en un nivel interpretativo qué personajes buscas?
Un patrón general en mis personajes ha sido que conectan en la ternura que pueden causar al espectador y creo que me gustaría probar algo completamente diferente. Lo que busco es que todo el tiempo me saquen de mi zona de confort para poder después ampliarla y extenderla.

Hasta ahorita, ¿qué papel ha logrado sacarte más de esa zona?
Control Z, partiendo de que soy heterosexual y jamás me ha causado nada el yo poder tener un encuentro sexual con un hombre. El reto más grande para mí era que se creyera, o sea, que fuera algo que se creyera, que no fuera como: “ah, mira, ya están haciéndole como si…”. Quería demostrar que las personas se enamoran de otras sin importar el género. Hay un reto importante aunque mi preferencia sea distinta. Quiero que a nadie le quede duda de que esto es así y que la historia es así.

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