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'La muchacha que limpia': el nuevo thriller mexicano de HBO

Platicamos con Damayanti Quintanar, Ana Layevska, Gustavo Sánchez Parra y Luz Adriana Pérez-Morales sobre este estreno.
dom 20 junio 2021 06:55 PM
la muchacha que limpia hubo

Después del éxito rotundo de la serie argentina La chica que limpia, México hace su propia versión, La muchacha que limpia, que se estrena el día de hoy en HBO, y se convierte en la primera serie mexicana hecha para HBO Max. En ella vemos a Rosa (Damayanti Quintanar), una mujer de clase media baja que, después de ser testigo de una escena del crimen, se ofrece a limpiarla para salvar su vida, con lo que sin querer comenzará un aterrador trabajo.

Platicamos con los portagonistas de la serie –Damayanti Quintanar, Gustavo Sánchez Parra, Ana Layevska, Alexis Valdés y David Montalvo– y la escritora y asistente de showrunner Luz Adriana Pérez-Morales sobre este estreno.

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¿Cómo llegó este proyecto a ustedes?

Luz Adriana Pérez-Morales: La versión original es argentina, de Lucas Combina, y gustó tanto esta historia que quisieron adaptarla. Busaron a Daniel Posada por su trabajo anterior, y él me sumó al equipo. Cuando cayeron los primeros guiones, tanto él como yo nos dimos cuenta de que sería bueno poder darle otro tipo de tratamiento y hacer la historia propia. Para ello, Daniel le habló a Carlos Rincones, que es un gran director y guionista, y nos pusimos manos a la obra para hacer a los personajes, los arcos narrativos, las situaciones más apegadas al core de la historia. Si no te crees la historia que estás contando, es difícil seguir fascinado con ella de principio a fin. Hacer una serie es un trabajo muy largo en términos de procesos.

Gustavo Sánchez Parra: Después de audicionar me enteré que el showrunner, Daniel Posada, fue quien había hecho el casting. Yo pensé que era un director de casting el que me estaba dirigiendo. Finalmente lo vi en los ensayos y pregunté quién era, y pues era el showrunner. En un proceso de casting en el que las cabezas están presentes para ver a los personajes, tiene un gran mérito. Ese fue mi primer encuentro. El segundo fue en los procesos de lecturas, ensayos, donde corroboramos que el interés era legítimo porque nos permitían como actores proponer y hacer acotaciones. Ramón Medina y yo, que somos los policías, hicimos buena mancuerna en parte por cómo estaba escrita la historia, y creo que ese es un gran mérito de cómo se escriben las historias.

David Montalvo: Para mí, éste es mi primera serie con una participación importante y me emocionó mucho haber quedado. Es una historia muy necesaria en estos momentos que está pasando Latinoamérica.

Ana Layevska: A mí me gustó el tono realista de la serie. Refleja muy bien a la sociedad mexicana, y eso me llamó la atención. Desde ahí me atrapó el proyecto. Me pareció una locura.

Alexis Valdés: A mí me llamó la atención el texto que me mandaron para el casting. Era un texto fuerte en el que mi personaje le tenía que apuntar con una pistola a su papá y era súper violento.

El proyecto surge de una producción argentina, La chica que limpia. ¿La vieron o prefirieron mantenerse al margen?

Damayanti Quintanar: No vi nada; preferí entrar como un lienzo en blanco y hacer la pintura como dictara mi intuición y mi garra de acuerdo a lo que construí con los directores y con la investigación que hice sobre la situación de Rosa. Sí se mantiene esto de la música que se vuelve un ritual de limpieza cuando Rosa llega a las escenas del crimen a limpiar. Ese ritual le genera tranquilidad y relajación.

LAPM: Nosotros sí la vimos, pero sí nos parecía que eran situaciones que –aunque la sociedad argentina y la mexicana tienen muchos parecidos en cuestión de diferencias sociales, el rol de la mujer– necesitábamos destacar otros puntos, en el caso de una sociedad mexicana. La primera fase de guiones, que fue la que nos llegó a nosotros, estaba ubicada Monterrey, escrita en una sociedad regia, y al pasar la producción a la CDMX, ahí sí íbamos a tener muchas diferencias. Tuvimos que traer la historia la ciudad.

¿Cómo fue el proceso de investigación para este personaje? Rosa es una mujer expuesta a muchas cosas horribles.

DQ: Desgraciadamente hay una parte en la que mi respuesta es que vivo en este país, y tenemos muy cercana esta realidad en la que hay una diferencia importante en cuanto a las clases sociales y en cuanto a las oportunidades que tenemos a nivel educativo. En cuanto a las injusticias que se viven, la impunidad. Al final de cuentas, La muchacha que limpia también retrata la realidad que se vive en México. Otra parte importante de la investigación de Rosa tuvo que ver con los trastornos obsesivos compulsivos, el orden y la limpieza. Me eché un clavado en eso para entender las raíces de ese tipo de trastornos y cómo operan en tu vida, cómo te determinan. Me basé también en los guiones.

LAPM: Rosa era la cara de una mujer de clase media-baja que se ve obligada a tener dos trabajos, y esa es una realidad para muchas mujeres. Con una mujer como ella, que tiene que ver por su madre y por su hijo, que tiene que operarse de emergencia, teníamos que encontrar a qué tipo de dilemas morales tendría que enfrentarse. Teníamos que ver qué pasaría si una mujer como ella se viera en esa situación. ¿Qué la llevaría hacerlo? También teníamos que ver cómo aprovechar la manía de Rosa en esa situación, que en ese caso era una fortaleza. Fue muy intuitivo, y he de decir que eso no sólo se vio en la escritura, sino también con Damayanti. Ella le dio este curso mucho más apegado a la realidad.

Una parte importante de la escritura de la escritura del guión –y aquí quiero rescatar el trabajo que hizo Dani en este proceso– fue el trabajo con actores. Nosotros, aunque teníamos ya un guión cerrado, en los ensayos insistíamos mucho en en escuchar las lineas de los actores, y si ellos no las sentían reales, las cambiábamos. Pasa mucho que ves series y te preguntas: “¿pero quién habla así?”, y eso, aunque parezca algo aislado, es parte de la investigación y es parte del personaje. Eso les da verdad a los personajes. Si no, parece que sólo se están poniendo un disfraz. Por supuesto que ninguno de los actores que estuvieron se hubiera prestado a ese trabajo. Es increíble ver el brillo que sale de las sesiones de ensayos.

Rosa es una mujer como muchas otras: tiene hijos, dos trabajos. ¿Cuál es el reto al hacer un personaje tan aterrizado a la realidad con la que muchas se pueden identificar?

DQ: Justo eso, que es un personaje con el que muchas se pueden identificar. Incluso yo soy hija de padres divorciados; crecí con mi mamá y mi hermana, y ver la responsabilidad que cargan muchas mujeres de sostener a la familia, no sólo en la parte emocional, sino en la económica y además tener un hijo que necesita una operación incrementa esa responsabilidad. Quería hacerles justicia y representarlas dignamente y ser muy responsable con eso porque, si, vivimos en un lugar con muchas mujeres madres solteras que son el sostén principal de su casa y su motor principal son sus hijos.

Mi reto siempre es interpretar a personajes reales con situaciones de vida reales, y en el caso de Rosa son situaciones súper complejas y difíciles, y el espectador va a tener ganas de que le vaya bien a Rosa en la vida porque es una buena mujer, pero se encuentra en situaciones súper difíciles que la van a tener que hacer tomar decisiones súper importantes y definitivas en su vida.

Gustavo, cuéntanos de tu personaje, el agente Correa.
GSP: Mi personaje es Guadalupe Correa, un investigador solitario, roto por dentro. Quiere hacer el bien por el mentor que tiene, un policía al cual admira mucho, que es el personaje de Eligio Meléndez. Él esta tratando de hacer lo mismo porque quizás ya se cansó y quiere pasar la estafeta a otro policía, que es el personaje de Ramón Medina, el agente Gutiérrez. A este personaje se le ven cuestiones humanas, es de carne y hueso. Sufre, tiene angustia, tiene problemas, tiene mundos oscuros que de repente se iluminan por algo que sucede, y eso se ve en el guión.

La dinámica entre Correa y Ramírez nos remite a muchas parejas icónicas del cine. ¿Cómo se trabajó la dinámica entre ellos?

LAPM: Nos interesaba mucho que fueran entrañables pero que al mismo tiempo fueran opuestos. Correa, interpretado magníficamente por Gustavo Sánchez Parra, es el lado de la experiencia, la seriedad, metódico y protocolario, pero con un poder intuitivo.

GSP: Se han visto infinidad de parejas de este tipo en el cine, pero no quisimos –y lo digo también por Ramón– basarnos en un personaje o película en concreto. Sabíamos que esta serie ya se había hecho en C´ordoba, y yo en lo personal preferí no verla para no tener un punto de referencia y entrarle abierto a todo lo que se me estaba ofreciendo. Recordaba mucho a personajes que me intrigaron en True Detective, pero no recurrí a ellos. Vi estos personajes que se quemaban, que tenían algo interesante adentro. Quería sacarle provecho a la humanidad del personaje y no sólo al policía.

Correa no es el primer policía al que interpretas. ¿Cómo es distinto a otros que has hecho?
GSP: Sí me ha tocado hacer policías. De hecho vengo de hacer uno para una serie basada en hechos reales. Correa, desde cómo está escrito y cómo está enfocado, me pareció extraordinario porque se metía en la vida de los policías. En los otros era muy raro verte sumergido en eso. Aquí sí dieron un acento para tratar de establecer la humanidad de estos policías y no verlos blanco y negro.

Ana, David, Alexis, ¿cómo es la relación entre sus personajes?
AL: Muy bonita, qué linda familia (bromea). Todos pertenecemos de cierta forma a la misma familia. El personaje de Alexis es mi hijastro, el de David es mi sobrino. Es una familia de clase alta en México. Agarraron el prototipo de este tipo de personajes y los llevaron al extremo para plantear una realidad que sí existe y de la cuál tendríamos que tener conciencia, no promoviéndola, porque no es una serie que promueva el arte ilícito. De cierta forma, concientiza a la gente de que este tipo de violencia existe. Mi personaje se llama Sonia y es una mujer retirada del mundo de modelaje que vive más tranquila cuando tiene todos los parámetros que requiere la sociedad: tener un marido, tener un hijo, para encajar. Tiene una agencia de modelos pero lo maneja su esposo junto con otro tipo de negocios y ella se hace de la vista gorda. Es una mujer evasiva hasta que se ve envuelta en una vorágine de miedo. Tiene una doble moral. No tiene un lazo afectivo con ninguno de los personajes.

AV: Rodrigo y David tienen esta cosa de que son criados para sentirse dueños del mundo. Que lo tienen todo, lo pueden todo y se merecen todo. Crear desde ese punto es complicado porque según yo a nadie de nosotros nos han dado todo en la vida y hemos tenido que luchar por nuestras cosas. Entender a una persona que nada le ha costado es complicado, pero así llegamos a la locura del tenerlo todo.

DM: Francisco igual. Yo creo que comparten muchas cosas. Él tiene la sombra del primo, el papá, el tío, la tía, y realmente no sabe quién es ni para dónde va. Está encerrado en una burbuja con una nebulosa en la que no ve nada. Alcanca a percibir que algo no está bien pero no entiende si son cosas si él quiere hacer, si lo aprendió. Es imposible caminar hacia un terreno seguro.

Alexis, David, en el caso de sus personajes, desde el primer episodio vemos una escena de violación. ¿Cómo fue para ustedes hacer a estos personajes en plena era del #MeToo?

DM: Fue muy difícil. Afortunadamente el showrunner, la actriz, el director, nosotros, todo el crew armamos un espacio de confianza y seguridad. Filmarlo fue sencillo porque nos sentíamos en confianza después de hablarlo, después de ensayar las intenciones. Fue de cierta forma sencillo porque nos sentíamos protegidos. Estábamos muy nerviosos. Hacerlo no fue shockeante, pero después verlo sí fue muy fuerte.

AV: Hay que recalcar que terminamos de grabar a finales del 2019. En ese momento no había tanto auge de tendedero ni había entrado en vigor la ley Olympia. El universo en el que suceden estas cosas es algo que ya no existe y que a todos nos da gusto. En esa época si tu hacías algo como lo que hicieron nuestros personajes podías quedar impune y no pasaba nada. En nuestro mundo actual, gracias a que legisló eso, ya es un delito. Y sí nos hace reflexionar el avance que ha tenido hacia ese punto y lo mucho que nos falta.

DM: Para esas escenas nos sirvió mucho hablar con las actrices. Ellas nos dieron bastante luz de hacia dónde ir y cómo se siente. Ellas nos explicaron cómo eran las cosas. Eso fue la guía.

AL: Algo interesante en la serie es que esperas que los personajes vivan las consecuencias de sus actos. Y aquí lo hacen, para bien o para mal. Aquí intentamos concienciar para que la gente vea que sí hay consecuencias.

Esta serie también tendrá un remake estadounidense. ¿Qué hace a la historia tan fascinante como para que todos quieran retomarla?

DQ: Es una historia muy interesante, independientemente de la realidad de cada país. En este caso, es una adaptación de la serie argentina, y le queda perfectamente bien a nuestro país. Pero no importa cuál sea tu nacionalidad, siempre es interesante ver la realidad que hay en otros países. La muchacha que limpia muestra muy bien cómo está nuestro país el día de hoy. Es un país feminicida donde hay crímenes, no hay justicia, hay violencia, las mujeres son asesinadas sin ninguna consecuencia, y también hay muchas madres solteras que sostienen a sus familias. No es sólo la historia de Rosa; hay muchos personajes en los que se van a ver reflejados, y también van a ver los contrastes que hay entre una realidad y otra, y cómo se entremezclan las historias. Yo creo que eso le va a llamar mucho la atención al público, y ver cómo va a reaccionar una buena mujer ante una situación así, porque al final lo que ella está limpiando son crímenes; alguien perdió la vida en ese lugar. ¿Qué haces con eso?

Damayanti, ¿Cómo te cambió como persona hacer este papel?

DQ: Creo que te invita a reflexionar sobre la gran distancia que hay en cuanto a oportunidades según tu papel en la sociedad. Me parece terrible porque todos deberíamos de tener acceso a una buena educación, pero este México en el que vivimos no te lo permite; tienes que salir a trabajar para sobrevivir, no hay tiempo de que te puedas poner a estudiar la secundaria, la preparatoria, ya ni se diga la universidad. Y aún si tienes el tiempo y tus papás se esfuerzan muchísimo para que puedas estudiar, las escuelas públicas en México tienen un nivel muy bajo; te lo digo con conocimiento de causa. Eso me hace reflexionar y sentirme muy agradecida por las oportunidades que yo he tenido de estudiar lo que me gusta. Quizás con otra vida no hubiera podido estudiar actuación, pero sí pude, aunque no tan fácilmente porque en el último año de mi carrera trabajé como bartender para poder pagar. Reflexioné también sobre cómo opera nuestro país y de cómo los más ricos tienen un poder que no se compara con la gente que no tienen posibilidades económicas.

Esta serie se grabó hace dos años, pero después del 2020, muchos nos podemos identificar con Rosa y su obsesión por la limpieza. Damayanti, ¿Te sorprendiste durante este tiempo haciendo cosas que Rosa hubiera hecho?

DQ: Totalmente. Siempre digo que Rosa tiene un look muy pandémico por el tapabocas, los guantes, desinfectar todo, esta obsesión por la limpieza… sí creo que mucha gente se va a ver reflejada en ella. A muchos nos salieron ansiedades durante la pandemia y yo no fui la excepción. Me dio por limpiar como loca. La gente obsesiva es así por ansiedad, y el limpiar y ordenar te hace sentir que tienes control sobre eso. Todos nos encontrábamos en una situación en la que no sabíamos qué iba a pasar, y eso desató nuestras mayores ansiedades y temores, y yo caí en eso, e incluso un día mi esposo me dijo: “¡No eres la muchacha que limpia! ¡Para ya!

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