En el norte se encuentra la población más importante, punto de entrada marítima a la Isla y donde se concentran restaurantes y tiendas de artesanía siendo la calle Hidalgo el eje sobre el que circula la vida. Los paseos por el Malecón y por el centro adoquinado nos hacen sentir en un ambiente hogareño y tranquilo. La Playa Norte se anima por el día, pero el momento ideal para acudir es el atardecer, cuando el dios sol se baña en las aguas caribeñas, ofreciendo una puesta de sol sublime.

Bajando por la carretera cerca de Playa Lanchero observamos las indicaciones de la Hacienda Mundaca. Construida por Fermín Mudaca de Marechega, un buscafortunas vasco nacido en la villa de Bermeo que al igual que varias familias burguesas catalanas hizo una gran fortuna con el tráfico de esclavos desde África a las haciendas de Cuba. Huyendo llegó a Isla Mujeres donde su excentricidad se acentuó, sólo en contacto con los trabajadores de la hacienda, quizás arrepentido de la vida que había llevado.

Ya pasando los 50 años se enamoró perdidamente de una adolescente llamada Prisca Gómez Pantoja, de apodo la Trigueña. Su asedio no tuvo frutos y ella se casó con otro, rechazando la hacienda que Mundaca había hecho con mucho esfuerzo (y con material de los templos mayas). La leyenda dice que él no se recuperó del rechazo y ya enfermo fue trasladado a Mérida en Yucatán, donde murió. Su cuerpo nunca regresó a Isla Mujeres pese a que era su último deseo, y por ello su tumba está vacía.