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El deepfake o el controvertido renacimiento de los actores

A pesar de su enorme potencial, el deepfake ha suscitado toda clase de debates por sus usos en el mundo del entretenimiento.
jue 13 mayo 2021 01:37 PM
Princesa Leia
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Cuando se dice que el ser humano está obsesionado con derrotar a la muerte, casi siempre pensamos en el terreno científico y los incontables esfuerzos por extender al máximo la esperanza del vida o incluso por alcanzar la inmortalidad. Sin embargo, esta continua búsqueda abarca muchos otros frentes, entre los que sobresale el uso de la tecnología para "resucitar"

a los que ya se han ido. Tal es el caso del deepfake.

La técnica consiste en “videos manipulados para hacer creer a los usuarios que los ven que una determinada persona, tanto si es anónima como si es personaje público, realiza declaraciones o acciones que nunca ocurrieron. Para la creación de dichos vídeos, se utilizan herramientas o programas dotados de tecnología de inteligencia artificial que permiten el intercambio de rostros en imágenes y la modificación de la voz”. Una definición sencilla, pero cuyas aplicaciones prácticas han resultado difíciles de entender. Centrémonos de lleno en el entretenimiento palpable en cine, series y videojuegos.

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Esto resulta especialmente útil para la rama de los efectos visuales: secuencias de acción más elaboradas con los rostros de los actores sobrepuestos en los cuerpos de los stunts, rejuvenecimientos/envejecimientos digitales cada vez más realistas e incluso la posibilidad de completar un rodaje cuando un actor fallece sin completar su actuación. Una tendencia que además debería verse beneficiada por los continuos avances de la técnica que ya perfecciona la manipulación corporal e incluso vocal.

A esto se suma la posibilidad de complementar doblajes con una sincronización labial que, además de quitar un distractor importante para la audiencia general, facilitaría el disfrute de aquellos sectores del público con debilidades auditivas y que se apoyan en la lectura de los labios para una mejor comprensión de los diálogos.

Y finalmente el más polémico de todos: la inserción digital que de hace tiempo está provocando severos dolores de cabeza. Ya sea a partir del deepfake o con muchas otras técnicas de manipulación digital.

De vuelta a la pantalla… ¿por toda la eternidad?

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Es un hecho innegable que la expansión de la galaxia lejana vista en Rogue One: Una historia de Star Wars (2016) habría funcionado perfectamente con la simple inserción de Darth Vader. Sin embargo, la producción quiso estrechar los enlaces con la inserción de otros dos personajes icónicos como Grand Moff Tarkin y Leia Organa. ¿El problema? Peter Cushing que encarnó al primero falleció en 1994 y Carrie Fisher que inmortalizó a la segunda estaba cerca de cumplir los 60 años. La solución: contratar actores que sirvieran como base –o como marionetas, según algunos medios– y reemplazar sus rostros con encarnaciones digitales de los actores originales moldeadas según las necesidades del proyecto.

Aunque la decisión fue, narrativa y visualmente espectacular, también llegó cargada de una enorme polémica. La imagen del actor fue autorizada por sus herederos, mientras que los responsables alegaron ser especialmente cuidadosos con la esencial del personaje para no afectar el legado construido por el actor. Esto no evitó que algunos sectores del público y la crítica cuestionaran la decisión. No menos controvertida fue el caso de la actriz, quien ni siquiera fue notificada sobre la manipulación de su rostro: “lo vio y pensó que era pietaje real”, aseguró el director Gareth Edwards . “No recordaba haber filmado esa escena. Y Kathy [Kennedy] tuvo que explicarle. ‘No, todos son gráficos computacionales; te recrearon completamente’.”

El cineasta justificó la decisión argumentando que el movimiento corporal cambia considerablemente con la edad, mientras que la actriz ironizó al respecto vía Twitter : "¿Tu cuerpo se está pudriendo y la muerte marcha cada vez más cerca... son las arenas del tiempo tan crueles que deberían ser arrestadas y enviadas a una playa cardíaca? Obtén CGI, perspectiva y lidia con eso". Sólo unos años después se especuló sobre la posibilidad de una recreación digital para Episodio IX, la cual no se concretó porque la producción tenía suficiente pietaje no utilizado del que sacar provecho para cerrar el arco del personaje.

La autora Ruth Penfold-Mounce asegura en el libro Death in Contemporary Popular Culture que este tipo de avances “inspiran la imaginación tanatológica de que los muertos pueden seguir trabajando. Están ausentes y presentes, ofreciendo un desafío a la muerte social y convirtiéndose en una nueva forma de no muertos, que interactúan con los vivos pero sin ninguna agencia ni sentido de sí mismos”. Una aseveración cruda y quizá precipitada para algunos, pero que cobra sentido cuando recordamos la muerte ya no impide que los artistas fallecidos hace tiempo canten, bailen y deambulen libremente por los escenarios a través de proyecciones, o que las grandes estrellas del cine sean emuladas vía IA para anunciar toda clase de productos en la televisión como recientemente sucedió con Cantinflas y una cadena de supermercados.

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O más debatible aún, que protagonicen nuevas películas como presuntamente será el caso de James Dean, cuya muerte hace casi 70 años no le impedirá participar en la película Finding Jack. “Buscamos por todas partes el actor perfecto para interpretar el papel de Rogan, que tiene arcos extremadamente complejos”, explicó el director Anton Ernst , “y después de meses de investigación, nos decidimos por James Dean”. Lo más irónico es que el eterno rebelde sin causa en realidad no tendrá gran injerencia en el personaje, cuya construcción realmente recaerá en animadores, programadores y los previamente mencionados actores base/marionetas. En otras palabras, una encarnación más cercana al Gollum de El Señor de los Anillos (2001) que al auténtico James Dean.

Y finalmente, todos aquellos usos no oficiales que van del más puro entretenimiento con los rostros de actores contemporáneos insertados en todo tipo de papeles clásicos, como Jim Carrey en El resplandor o Nicolas Cage en Superman y Matrix, a lo verdaderamente lamentable como es la manipulación de videos pornográficos con la adición de todo tipo de celebridades o la creación de otros contenidos controvertidos que apuntan de lleno al desprestigio y las fake news.

Como toda tecnología, el deepfake y demás técnicas de manipulación digital tienen aspectos positivos y negativos. De momento, las autoridades de distintos países ya trabajan para tratar de regularla y garantizar los mejores unos posibles.

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