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Cómo tener siempre la razón: Schopenhauer lo explica todo

Arthur Schopenhauer nos enseña el arte de tener la razón aunque no tengamos idea.
mié 21 abril 2021 02:11 PM
niño disfrazado de einstein
En resumen: aprende a salirte con la tuya

Quienes han leído a Arthur Schopenhauer, saben que la obra del filósofo destaca por su sarcasmo e irreverencia. En su ensayo El arte de tener siempre la razón es prueba de ello. En este libro, el autor explora el singficado del diáloog entre la gente, y habla sobre una forma de dialéctica de la era moderna, a la que llama dialéctica controversial. Esta se trata del arte de la disputa, y de hecerlo de tal forma en la que las personas defiendan su punto de vista hasta la máxima consecuencia, sin importar si está bien o mal; estar en lo correcto sin sentido moral alguno, sin objetividad y a pesar de todo. Así, Schopenhauer nos hizo un pequeño tratado de cómo tener siempre la razón.

Es muy posible que este ensayo se haya escrito con intenciones humorísticas –al igual que este artículo–, pero lo cierto es que es un reflejo muy claro y curioso del comportamiento humano.

Aquí algunos de los métodos más truculentos para tener siempre la razón:

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Si no puedes contra el enemigo, no te unas. Hazlo enojar.

Para Schopenhauer, sacar de balance al enemigo era esencial. Según él, una persona que no controla sus emociones no puede dar argumentos válidos para sustentar su punto de vista. En sus palabras, "puedes hacerlo enojar siendo injusto repetidamente, practicando algún tipo de artimaña, o siendo generalmente insolente.

Hazle creer que es contradictorio

Aunque tenga un buen punto, hazle creer que sus acciones contradicen sus creencias: "Por ejemplo, si defiende el suicidio, puedes exclamar '¿Y por qué no te cuelgas?'. Si insiste en que Berlín no es un gran lugar para vivir, puedes decir: '¿Por qué no te vas en el primer tren?'.

Usa las razones de tu oponente en su contra, usando la l´ogica.

Tal vez tu contrincante y tú opinen lo mismo, sin embargo, pueden justificar cosas distintas. "Si dice 'Tal es sólo un niño, dale chance', tú dices 'Sólo porque es un niño debo corregirlo. De lo contrario, persistirá con sus malos hábitos'.

Si no puedes vencerlos, confúndelos.

Usa palabras ostentosas aunque no sepas lo que signifiquen. Todo es cuestión de actitud. En palabras de Schopenhauer: "Si tu oponente está secretamente consciente de su debilidad y está acostumbrado a escuchar muchas palabras que no entiende y fingir que sí lo hizo, puedes imponerte usando tonterías pretenciosas que suenen profundas o estudiadas, y así privarlo del oído, vista y pensamiento; y hacer eso es justo la prueba irrefutable de lo que argumentas. Es muy bien sabido que los filósofos han practicado este truco con todo el público con un éxito brillante".

Generaliza y discute

"Si tu oponente te pide objetar un punto definitivo de su argumento y no tienes nada que decir, trata de generalizarlo y luego habla en contra de eso. Si te piden decir por qué una hipótesis no puede aceptarse, puedes hablar de la la falibilidad del conocimiento humano e ilustrarlo". Esto aleja al argumento de los puntos específicos y te permite llegar a teorías súper básicas de por qué las cosas son como son. Por ejemplo, si dices que un perro muerde, bueno, todos los animales muerden. Incluso los humanos.

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Declárate victorioso a pesar de la derrota

El siguiente truco no es tan efectivo como los anteriores, pero en ciertos casos vale la pena intentarlo: "Cuando tu oponente haya contestado muchas de tus preguntas con respuestas que no sean favorables hacia la conculsión que quieres, avanza a tu conclusión como si ya estuviera comprobada, y proclámala en un tono triunfante. Si tu oponente es tímido o tonto, y si tú tienes una buena voz y mucha imprudencia, el truco puede ser exitoso con facilidad".

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