Cuesta creer en los artistas sencillos, en esos que la prensa basa el cliché de “los pies en la tierra”. Es difícil porque casi siempre se caen. Es común ver cómo, frente a las cámaras, actores y actrices se ven sonrientes con su fans, pero cuando el foco rojo de grabación se apaga, vuelven al olimpo. Más dioses que humanos. Pero este no es el caso de Miguel Ángel Silvestre, un actor al que ni Sense8 ni La casa de papel ni Sin tetas no hay paraíso ni Velvet ni Sky Rojo, su nueva producción de Netflix, le movieron el piso.
“Los actores somos prescindibles”: Miguel Ángel Silvestre
El actor español rompe y va más allá del cliché de tener lo pies sobre la tierra. Esta entrevista sobre su nueva serie, Sky Rojo, se ejemplifica el porqué.
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La primera vez que entrevisté a Miguel Ángel Silvestre fue en 2017, durante la presentación de series con presencia latina que llegarían a Netflix. Después de mesas redondas en un hotel de Miami, y la premier con bombo y platillo de la serie Ingobernable en un cine de la ciudad, las estrellas de la plataforma fueron invitadas a un coctel en una terraza cercana.
Los famosos huyeron de las cámaras y los famosos chacaleos de la prensa. Apenas un par dio los autógrafos que les pedían algunos fans que, por alguna razón, supieron de la gala. Pero hubo uno que se quedó hasta el final, hasta que la última foto y saludo y firma fuera resuelta. Miguel Ángel Silvestre fue el último en tomar el elevador hacia la fiesta.
El actor español está montado en un taxi de Madrid cuando toma esta entrevista. “Gracias, caballero, muchas gracias. Que te vaya muy bien”, se escucha que le dice al conductor, antes de responder, cuando le comparto este recuerdo.
–Algo debe decir de ti este tipo de acciones–, le comento.
–A ver, yo me siento muy agradecido… profundamente… no sé cómo explicarlo–, responde Silvestre, –creo que cada uno tiene su vida, cada uno ha tenido su pasado y transita por sus tinieblas como puede. Quizá, por las cosas que he vivido en el pasado, sé la importancia que tiene el no quedarse sólo, el miedo al abandono. Soy muy consiente de que en esta profesión es muy importante la gente con la que trabajas. Y es preciosos que alguien tenga interés por su trabajo–.
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Otro ejemplo: el ahora modelo de Armani empezó su carrera como Súper Tifón, un “superhéroe de las rebajas” para un supermercado. Nada de qué avergonzarse, el mismo actor dijo que tuvo la misma ilusión con una marca de lujo que con un traje de héroe.
–Uno va disfrutando de varia pantallas de su vida. Recuerdo que me hizo mucha ilusión porque fue el primer casting que me escogieron como modelo. Yo estaba estudiando fisioterapia y me hizo ilusión porque era un dinerito con el que me podía pagar el mes del alquiler; empezaba a ser independiente–, evoca.
Y uno último: es sabido que Miguel Ángel Silvestre jugaba tennis antes de actuar. La leyenda decía que lo dejó por una lesión, pero él aclara que no. En un acto de honestidad, dice que simplemente no era tan bueno.
–No lo dejé por una lesión. Se han empeñado en eso, pero no fue así. Yo me di cuenta que no iba a conseguir ser un buen tenista. Fue mucho más frustrante que una lesión porque fue el primer sueño frustrado. Fue el primer momento en mi vida en que me tuve que rendir a la verdad de que no tenía el talento suficiente–, dice Miguel Ángel.
–Pero, para la prensa, en términos de publicidad, el mito de la lesión era mejor... Hay una carga de honestidad importante–, respondo.
–Pero la verdad es esa. Llamé un día a mi padre y le dije que no lo iba a conseguir. Yo jugaba muy bien, pero no tenía esa serenidad, por ejemplo, de Nadal o su capacidad de sentirse vencedor. Mis padres gastaban mucho dinero en que yo pudiera cumplir ese sueño–.
–Con estos ejemplos, ¿crees que la prensa está en lo correcto cuando dicen que tienes lo pies en la Tierra?
–Yo no sé si se piensa eso de mí. Yo nunca lo pienso. La vida ya se encarga que, como te pases de listo, te da un toquecito. Vengo de un año de mucho trabajo, me siento muy agradecido. He aprendido que los actores somos prescindibles, que trabajar constantemente y tener una carrera es muy difícil y todo está en el trabajo en equipo; que cuando te rindes a eso es cuando sale el mejor resultado–.
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Un actor comprometido
En su nueva serie, Sky Rojo, Miguel Ángel Silvestre encarna a un sicario que persigue a tres mujeres. Moisés, como se llama su personaje, tiene la misión de atrapar a tres mujeres que escaparon de un prostíbulo de Tenerife, España.
Sin miramientos, el serial muestra la trata de personas y los engaños con los que los proxenetas secuestran a la mujeres. Y si este es un tema difícil, no por ello se debe invisibilizar, según las palabras del mismo actor.
“Me da mucho miedo que de repente nos convirtamos en esta cosa tan políticamente correcta que hace que los proyectos tengan que ser hasta panfletarios. Personalmente, me parece aburrido y que no favorece para nada al arte. El arte ha de ser irreverente y mostrar la realidad, a veces la cruda realidad”, compartió.
“La gran verdad es que si yo me encontrara con mi personaje, saldría corriendo en dirección contraria; pero por cosas muy malas que haga en la vida, hay muchas cosas que tendríamos en común: la manera en que mira a su madre, la ternura con la que acostaría a sus hijos o les contara un cuento. Por un lado es la empatía y la capacidad de profundizar en personalidades y arquetipos psicológicos que no tienen nada que ver contigo, para interpretar a tus personajes. Y eso tal vez es mucho más empático. Me gusta porque favorece a la inclusión y a la tolerancia”.
Sky Rojo, disponible en Netflix desde este viernes, es protagonizado por la aregintina Lali Esposito, la cubana Yany Prado y los españoles Asier Etxeandia y Verónica Sánchez, y rodado entre Madrid y Tenerife.
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