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La cálida, humana y femenina ciencia ficción de Andrea Chapela

En Ansibles, Perfiladores y Otras Máquinas de Ingenio, Andrea Chapela propone 10 cuentos de ciencia ficción en los que la tecnología se cruza con los sentimientos humanos.
mar 09 marzo 2021 02:36 PM
Andrea Chapela y Almadía
Ansibles, Perfiladores y otras Máquinas de Ingenio, de Andrea Chapela, es editado por Almadíaa.

Aún en el mundo más avanzando, con las tecnologías más desarrolladas, las pasiones humanas se impondrían a las herramientas. Sobre esto orbitan los cuentos de Andrea Chapela –todos protagonizados por mujeres– en Ansibles, Perfiladores y Otras Máquinas de Ingenio.

En 10 relatos, situados en México, la escritora contrapone sentimientos y tecnología: la dependencia, el amor, la pérdida y el ansia exponenciados por telones de realidad, dispositivos para compartir recuerdos sensoriales y asistentes que calculan en tiempo real las decisiones humanas. También cuestiona en su metáfora las redes sociales, el influyentismo, los dilemas éticos, la victimización.

“Me interesaban los lugares en los que la tecnología funciona como los momentos en los que no; explorar nuestra relación con la tecnología o cómo son herramientas y su uso está mediado y definido por nosotros y nuestra propia humanidad”, dice la autora a Life and Style .

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¿Cómo fue la elaboración de este libro? ¿Cómo relacionaste las cosas cotidianas, las relaciones interpersonales con la ficción?

Escribí parte del libre durante el FONCA, lo cual quiere decir que los primeros borradores de todos los cuentos fue un proceso de un año. La primera parte de ese proceso fue leer bastantes libros de futurismo, ciencia ficción, investigar de alguna manera o poner a volar mi imaginación sobre qué decían los expertos sobre cómo se vería el futuro. Y a partir de ahí, comenzar a imaginar tecnologías que a mí me llamaban la atención o de las que ya se habían escrito y quería darles un giro. Tenía una libreta en la que hacía dos columnas, dos listas, a las que iba agregando cosas o mementos humanos, relaciones interpersonales que quería retratar y luego la tecnología que se me iba ocurriendo. A través de esas listas veía qué conectaba con qué. Por ejemplo, el cuento “La Persona que Usted Busca no está Disponible”. Había leído un libro en el que decía que la medicina ya era preventiva y planteaba un mundo en el que la muerte se volvía súper lejana y extraña para los seres humanos. Eso, de alguna manera, hizo click en cosas personales como la muerte de mi abuela y cosas que habían sucedido ahí y quería tratar. Por otro lado, comencé a hacerme la pregunta sobre qué cosas de la ciencia ficción podían ser contadas sólo a través de la literatura, porque mucho del género se hace a través del cine o la televisión y lo hace mucho mejor, porque te enseña el mundo.

¿Cuál es tu reflexión sobre la tecnología después de haber estado tan cerca de ellas en el imaginario?

Creo que son herramientas y, por tanto, quienes las usan para bien y para mal somos nosotros. Son herramientas que tienen muchas capacidades pero, si nos acercan o alejan o cuál es el efecto que tienen en nuestras relaciones es por el humano que las usa. Yo no soy para nada anti tecnología. Quería retratar un mundo en el que fuera positiva pero también reconozco que, como en todo lo que hacemos los humanos, hay lados en las que la usamos para mal, menos sanas. También creo que la tecnología nos es la naturaleza; no es como un huracán que nos suceda sino cosas que hemos creado. El problema es que a veces parece que está fuera de nuestras manos porque la decisión de cómo usarlas se siente como un colectivo, como algo más grande que nosotros.

¿Dirías que en estos cuentos hay una crítica, al menos un cuestionamiento, sobre cómo usamos las tecnologías ahora?

La ciencia ficción, al final, trata mucho más del presente que del futuro. Sí hay una cosa en estar viendo cómo usamos las tecnologías y extremarlo. Creo que uno de los cuentos que lo muestra es “En El Pensamiento”, que es una discusión muy mundana de pareja y en la que hablan de conectar sus cerebros –que en su momento me parecía una tecnología imposible, pero que hoy en día Elon Musk quiere que sea posible–, y al final se habla de la intimidad, de los límites, de hasta dónde te contiene tu pareja y qué espacios son tuyos. Son problemáticas que a menor escala existen. Creo que ese cuento, para mí, empezó al pensar en la gente que comparte sus contraseñas de Facebook o compartir el estatus de tu relación. Yo pensaba en qué pasaría si en lugar de esas cosas tan mundanas, compartieras lo que pasa en tu cabeza.

Andrea Chapela y Alamadía
Andrea Chapela también escribió el ensayo Grados de Miopía.

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Parte de este libro fue escrito cuando estabas de residencia en el extranjero, ¿será por es que México está tan presente? ¿Cómo lograste de hacer de México un país futurista?

Sí, el libro fue escrito cuando yo estaba fuera y eso también hizo que el imaginario de los más importante y presente en la vida estuviera ahí, que por un lado era eso: estaba escribiendo sobre un lugar que conocía muy bien y que emocionalmente era muy importante, que es la Ciudad de México. Me parecía un tema súper rico. Cuando imaginaba cómo sería la ciudad en estos futuros tecnológicos, pensando en cómo se describen ciudades de Asia en el futuro, me parecía que era imposible que la Ciudad de México se convirtiera en esos lugares. Va a evolucionar como siempre lo ha hecho, un poco a tropezones; sí, con toda la tecnología, pero usándola de otras formas o hackeando. Sí creo que la ciudad puede evolucionar, pero lo va a hacer a su modo. Me parece que era algo que no se ha explorado mucho. La ciencia ficción mexicana ha respondido a la ciencia ficción anglosajona, y yo también lo hago de cierta manera, pero quería una ciencia ficción que sucediera aquí. Ha habido esta ciencia ficción desde los 90 y yo quería ser parte de ella.

En el cuento “Como Quien Oye Llover” propones que la Ciudad de México vuelve a ser un lago. ¿Cómo escribiste esa historia?

Es una cosa del imaginario de esta ciudad. Todos pensamos en el día en que la ciudad vuelva a ser un lago, sobre todo en días en los que llueve mucho y se inunda. Sobre todo está la idea de que fuimos un lago y ese lago ya no existe, es un lago fantasma. Esa algo que he escrito en varios momentos: si el agua regresara o volviera a haber ríos. Comencé con esa imagen y después pensé que regresaríamos a las chinampas, a otro tipo de vida porque mucha gente dejaría la ciudad y, finalmente, quería un cuento que dejara una buena sensación, por eso la cita entre dos adolescentes. Algo que fuera un contrapunto a muchos otros temas del libro que son más oscuros o que quizá tienen una visión más negra del futuro.

Generalmente, la ciencia ficción se aborda desde un lugar muy frío, pero tú la haces muy cálida...

Supongo que hay algún tipo de corriente. Estoy pensando en “La Historia de tu Vida”, el libro de Ted Chiang en que está basada la película de Arrival. También tiene una cosa muy humana en el centro, aún cuando habla de encuentros con extraterrestres. Hay una parte muy humana que me interesa. Una de las muchas respuestas a qué nos hace humanos está en las relaciones que tenemos con otras personas y era en esos lugares que quería explorar. Siempre trataba de que la tecnología y lo humano estuvieran conectadas; que el sentimiento se alimentara de la tecnología y la tecnología de la emoción. En estos mundos súper tecnológicos en los que parece que las computadoras nos van a superar en todo, creo que hay que regresar a los lugares de calidez. Pienso en lo imposible que es conectar con otro ser humano y cómo aún así lo intentamos todo el tiempo, porque es lo único que tiene sentido, y eso es muy poderoso y potente. Buena parte de lo que escribo es para tratar de entender esa paradoja: tratar de conectar sabiendo que es difícil.

Todos los cuentos se cuentan desde la visión femenina…

Esa fue una decisión. Desde el principio, yo quería que en todos los cuentos las protagonistas fueran mujeres. Fue una decisión estética, política. Me parece que tienen que haber más protagonistas mujeres en el mundo. También es cierto que muchos de estos cuentos, sobre todo el último, son autobiográficos. Esta experiencia tiene que ver con escribir desde mis propios sentimientos y mi propia vida. Quería que fueran mujeres, pero también que retrataran cosas que me suceden a mí. Era como decir “todo esto es literatura, todo esto tiene un espacio y todo esto es valioso.

Ansibles, Perfiladores y Otras Máquinas de Ingenio, de Andrea Chapela, es editado por Alamadía.

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