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Si los dioses antiguos vivieran el presente: el nuevo libro de Bernardo Esquinca

Los cuentos de Bernardo Esquinca que conforman 'EL Libro de los Dioses' proponen una reflexión sobre la divinidad como espejo de lo humano.
mié 20 enero 2021 06:00 AM
Bernardo Esquinca
"El Libro de los Dioses", de Bernardo Esquinca, es parte de la colección "Libros que resisten" de Almadía.

Sobre la arena, un enorme cachalote con extraños símbolos surcados en los costados. En una tienda de antigüedades, un teléfono que marca al pasado. Una silla para bebés con facultades de teletransportar a un hombre. Una artista que pinta cuadros premonitorios. Y quienes los habitan o manejan son las deidades antiguas: Lilitu, Pan, los Annuna.

En El Libro de los Dioses, el escritor Bernardo Esquinca ubica a las divinidades en la era contemporánea.

“¿Qué pasaría si los dioses antiguos siguieran tras la fachada del mundo moderno, en la escéptica actualidad urbana? ¿dónde estarían estos dioses y qué influjo tendrían sobre el hombre contemporáneo?”, pregunta el autor en entrevista.

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Dividido en dos libros, La Forma de los Dioses y Las Manos de los Dioses, los cuentos de esta compilación de terror exploran no sólo la relación de los humanos con las deidades, sino las similitudes que tiene con ellos. Al final, ¿no somos los humanos nuestros mismos dioses y nuestros mismos miedos?

En alguna parte del libro se dice que los humanos nos pueden vivir sin dioses y, de la misma manera, los dioses no tienen ningún propósito sin los humanos. La reflexión de la divinidad y los dioses es muy amplia, pero la que a mí me interesaba hacer era una en la que la divinidad es un espejo de lo humano

“Si uno analiza los dioses de la mitología, son sumamente humanos: fornican, se emborrachan, son vengativos, asesinan, se enamoran. Incluso los Annuna, dioses de los sumerios que deben tener siete mil años o más, bajaban del cielo y se mezclaban con los humanos y hacían cosas de humanos, a diferencia de los griegos que las hacían pero en el Olimpo”, ejemplifica el escritor.

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Con este libro, cuya escritura llevó seis años, Esquinca demuestra que es uno de los escritores contemporáneos de terror más importantes de Hispanoamérica y que es fiel tanto a sus influencias (sin caer nunca en la copia), como Lovecraft, Edgar Allan Poe, Arthur Machen y, por supuesto, a sí mismo.

“Fui educado en la religión católica, independientemente de lo que ahora crea como adulto, pero está en mi ADN. No escribiría lo que escribo sin los terrores profundos que te incita la religión católica, el temor de que te vas al infierno o el purgatorio, que es aun peor porque es el ‘no lugar’, el castigo, el muerto que vendrá a jalarte las patas. Si no creces creyendo que hay ángeles y demonios no puedes escribir terror de manera convincente, que es lo que yo intento”.

El Libro de los dioses, de Bernardo Esquinca
"El libro de los Dioses" es el libro más ambicioso de Bernardo Esquinca.

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Ir contracorriente

La tendencia en el mundo, pero particularmente en México, es la promoción de la novela sin importar la forma y el fondo, considera Bernardo Esquinca.

“Vivimos en el reinado absurdo de la novela: todo es novela y parece que a nivel mercadotécnico sólo importa la novela. En la industria editorial, y sobre todo en las grandes transnacionales, hacen un empuje fuertísimo por la novela. Eso me parece un malentendido, un absurdo porque en América Latina, la tradición del cuento es muy importante, no solo en cuanto a escritores, sino a lectores”, dice el autor.

Por motivos que no tiene caso tocar, digamos que es una cosa de mercado. Incluso gente que no es novelista escribe novelas

En ese sentido, la publicación de El Libro de los Dioses, editado en la nueva colección de Almadía, “Libros que resisten”, representaba también una declaración de principios.

“Digo, yo también hago novela, pero en medio de este contexto me parecía muy importante hacer una declaración de principios sobre el cuento. Este es mi libro de cuentos más extenso, incluso algunos son más extensos de lo habitual que suelo a escribir. También es el más ambicioso en cuanto a apuesta y me llevó seis años cuando incluso las novelas me llevan menos tiempo”.

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