Todo sobre el mural de Converse (realizado por Saner) que purifica el aire
Entrevistamos a Saner para hablar de la iniciativa Converse City Forests que llegó a México con un mural "vivo" realizado por él y que purifica el aire
El proyecto Converse City Forests es una celebración de las raíces culturales a través del arte sustentable. Lanzada en agosto 2019, esta campaña que asocia a la marca con el arte callejero está alineada con el objetivo de promover ideas que aceleren el progreso.
Miembros de la comunidad global de creativos Converse All Stars se han asociado con Converse para realizar una serie de murales que celebran las raíces culturales de cada país y su gente. Artistas de ciudades como Sao Paulo, Bangkok, Belgrado, Sídney y Johannesburgo, entre otras, han utilizado la pintura Graphenstone –que purifica el aire con tecnología fotovoltaica– para sus obras.
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En el caso de México, la marca eligió a Saner –quien a través de sus murales reinterpreta la mexicanidad mediante referentes prehispánicos que conviven con la iconografía actual– para crear una obra inspirada por el Día de Muertos. El significado del ciclo de la vida es representado en un concepto que plantea la idea de devolverle a la Tierra el elemento más importante que nos permite: el oxígeno. El mural, localizado en la Avenida de las Torres, de Iztapalapa, es hoy una de las obras que utiliza la energía luminosa para descomponer los contaminantes presentes en el aire y convertirlos en sustancias inofensivas.
Life and Style entrevistó a Saner para hablar de esta iniciativa y de cómo fue el proceso de llevarla a cabo durante la pandemia.
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¿Cómo fue el acercamiento de la marca para realizarte esta propuesta? El proyecto de Converse City Forest comenzó con un correo por parte del equipo global. Cuando tuvimos la llamada quedé maravillado con la intención de encontrar nuevas maneras de aportar al espacio público, aprovechando lo que se tiene a la mano –como la pintura que es capaz de purificar el aire a través de un proceso fotocatalítico, lo cual me pareció una gran oportunidad. Si mi idea es comunicar un discurso a través de mis murales, esta iniciativa permite que sean murales vivos. La idea de ser el padrino de esta iniciativa en México me pareció muy atractiva, sobre todo porque la marca tiene la intención de abrir este nuevo capítulo.
¿De qué manera abordaste el proceso creativo? Hubo total libertad creativa. El único lineamiento fue empalmar esta iniciativa con algún acontecimiento cultural importante de México para hacer un match. En nuestro caso, fue el Día de Muertos, buscando que el resultado pudiera tener un mayor impacto global. De alguna manera, si la pintura empleada para este mural permite cuidar la naturaleza, el concepto tenía que ayudar a conservar la cultura. Vislumbrarlo de esa manera fue algo muy acertado, pues nos permitió tener una historia detrás.
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¿Cuál es la historia detrás del mural? Lo que quise es mostrar la fiesta del Día de Muertos más allá de la tradición. Sobre todo, plantear la idea de qué podemos hacer cuando tenemos la oportunidad de renacer y de ver lo que dejaron las personas que ya partieron y que generan una especie de puente. Crear un nuevo medio ambiente no implica destruir los edificios que ya existen, sino aplicar las lecciones aprendidas del pasado para emplear nuevos medios y crear estos pulmones en la ciudad. De este modo fomentamos esta conciencia en las nuevas generaciones. En el mural hay unos niños que están sembrando y recogiendo, y unas pequeñas catrinas que están ayudándolos representan justamente esas enseñanzas que nos han dejado los que ya no están.
¿Cuánto tiempo llevó pintar el mural? El mural se hizo en una semana y debido a la pandemia tuvimos que trabajar bajo nuevos modelos. Tuve un equipo que hizo un gran trabajo de apoyo y Converse y la alcaldía nos dieron todas las facilidades.
¿Cómo te gustaría que la gente viera este mural? Siempre intento que los murales cuenten una historia que permita que la gente que vive alrededor se apropie de la imagen, para que lo puedan defender y sentirlo suyo. Si ellos generan una conexión, ya no lo sentirán como un anuncio publicitario y la imagen se volverá parte de su historia.
¿Cuál fue el reto de emplear esta pintura especial? Para este mural la paleta de colores estaba muy limitada y en algún momento nos planteamos la posibilidad de poner acentos de color con pintura de otro tipo que no tuviera el efecto purificante. Al final llegué a la conclusión de que eso no era lo que quería pues, de hacerlo, se iba a perder la intención inicial de purificar el aire. Adapté todo mi trabajo a esa intención y el reto se volvió muy interesante.
¿Cuánto tiempo te gustaría que viviera este mural? La temporalidad de un mural es como la vida misma. No podemos garantizar cuánto tiempo existirá; intento desprenderme de ese sentimiento. Lo que me han enseñado todos los años de trabajo y los momentos de quiebre –como el sismo de hace tres años– es que todo es muy frágil. Específicamente hablando de las construcciones, a los muros les puede pasar cualquier cosa. Las piezas viven por sí solas, pero justo sí me gustaría que este mural viviera más tiempo porque está produciendo vida. Si está haciendo un trabajo más allá de su vocación gráfica –y la garantía que da la pintura es una vida de cinco a diez años–, lo que me encantaría es que, por lo menos, estuviera ese tiempo porque está aportando algo, es un muro vivo. También me gusta la idea de que puede servir como ejemplo para impulsar más iniciativas como estas en el mundo.