Y en el bando contrario Pat Riley, el presidente y cerebro de los Heat desde hace 25 años, enfrentará a unos Lakers a los que dirigió desde el banquillo en la época dorada del 'showtime', llegando a siete finales y ganando cuatro campeonatos en la década de 1980.
Será el primer enfrentamiento de estas franquicias en una final y ocurrirá en el insólito escenario de Disney World, donde la NBA se ha refugiado desde principios de julio para terminar la temporada a resguardo del coronavirus, en un clima de aislamiento y tensión por las protestas contra la violencia racial.
Un mes atrás, la campaña estuvo a punto de perderse por la indignación que generó un nuevo episodio de violencia policial contra un hombre afroestadounidense, Jacob Blake.
Los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo se negaron a jugar el siguiente partido desatando un boicot que suspendió los playoffs durante tres jornadas.
Aunque los Lakers se posicionaron a favor de cancelar el resto de las eliminatorias, varias conversaciones de LeBron James con figuras como el expresidente Barack Obama les convencieron de seguir usando la plataforma de la NBA para sus reivindicaciones.
Resistiendo a semejantes adversidades, la NBA podrá considerar como un triunfo coronar a un campeón el 13 de octubre, si es que la serie llega a siete partidos, a unos pocos días de cumplirse un año desde el inicio de la maratónica temporada.