Entrevista: ‘Nuevo orden es una película social, no política’: Michel Franco
Desde Italia, un día después de ganar el León de Plata en La Mostra, el cineasta reflexiona sobre lo que no quiere que genere su incómodo filme sobre un México distópico.
Michel Franco está acostumbrado a impactar e incomodar con sus películas. Esta vez el director mexicano lo volvió a hacer en el Festival de Venencia, sólo que de una forma diferente: no desde lo íntimo, no desde la piel del personaje hacia adentro, sino hacia afuera, desde la piel hacia lo social.
“Nuevo Orden es muy diferente porque no es íntima, hay ocho actores principales en vez de uno”, dice Michel Franco, para Life and Style, a bordo en un tren en Italia. “Se parece muy poco a mi otro cine en la parte técnica: la cámara en mano, muchísimos extras, efectos especiales y la historia tiene otro ritmo y energía”.
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En Nuevo Orden, la película que le valió el Gran Premio del Jurado en La Mostra, México —exacerbado por la desigual económica y la polarización de ideologías— es en realidad el personaje principal.
En este drama, protagonizado por Diego Boneta, Fernando Cuatle, Naian González Norvind, Mónica del Carmen y Darío Yazbek, Franco retrata esta problemática a través de una familia de clase alta que celebrará una boda, indiferente a las revueltas sociales que acontecen afuera de los muros de su mansión.
“Es en México, pero la historia podría ser en casi cualquier otro país del mundo. La desigualdad que se vive en todos lados tiene a la gente harta, viviendo muchas injusticias a gran escala que se manifiestan en los actos cotidianos y eso es una bomba de tiempo. Entonces, sentí que era necesario hacer una película al respecto, y la única forma era a gran escala”.
Franco, nacido el 28 de agosto de 1979, en la Ciudad de México, escribió su nuevo drama como “una advertencia a lo que podría pasar si seguimos por este camino”. Tras su premier en el certamen italiano, el denominador común entre los críticos fue subrayar la crudeza de esa distopía, que no parece tan lejana, por movimientos que exigen equidad y justicia social.
“Había dos conversaciones en La Mostra por la película. La primera, sobre lo cinematográfico, que les gustaba la energía de la película y el manejo de la cámara, los planos secuencia, el tono les llamó mucho la atención; otros hablaban del mensaje de la película… que eso decían ellos, porque yo nunca la hice para enviar un mensaje”.
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De hecho, el director mexicano de 41 años, reconocido por filmes como Después de Lucía y Las hijas de Abril, aclara que justo la única lectura que no le gustaría que le dieran a su película es una política.
“No, no me gustaría que le dieran esa lectura a Nuevo Orden. No quiero que mi película se politice, no quiero que le busquen una motivación política porque me interesa más bien hablar de las cosas que tienen que mejorar y no a quien señalar. No la hice para echar culpas ni para apuntar a un grupo político u otro. Esa jamás fue mi intención”.
—Pero sí entiendes que van a venir muchas preguntas en ese sentido?
—Yo no voy a responder preguntas políticas porque no tengo nada que hablar de política; hablo de cine… no es relevante lo que yo piense de asuntos políticos.
—¿Entonces Nuevo orden es una película social, no política?
—Me parece justa esa síntesis.
Es domingo por la mañana, muy temprano en México (la tarde de este mismo día en Italia), cuando Michel nos concede esta entrevista. Su voz para nada suena a la que debe haber tenido, hace cinco años en el Festival de Venecia, después de celebrar haber ganado como productor el León de Oro por Desde allá (2015), película dirigida por Lorenzo Vigas y coescrita por Guillermo Arriaga.
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“Sí, fue muy diferente a como celebramos el León de Oro [premio a Mejor Película de La Mostra]. Esa vez hubo un fiestón. Me acuerdo que no dormimos nada, primero fue la fiesta oficial y luego fuimos a varias casas. Fue esa una celebración muy eufórica. Este año ya sabíamos que se trataba de un asunto serio centrado en el cine y no tanto la parte social del festival. El sábado tuvimos una fiesta tranquila, porque por la pandemia hubo que tomarlo con calma. Fue una cena tranquila y disfrutamos, tomamos algo y a dormir. No hubo tanta fiesta, la verdad”.
La edición 77 del Festival de Venencia, que otorgó el León de Oro al drama Nomadland, de la directora Chloe Zhao, fue histórica porque fue el primer certamen cinematográfico que se realiza desde el inicio de la pandemia.
“Creo que el Festival de Venecia confirmó al mundo que vale la pena el esfuerzo, que vamos a volver a disfrutar de salas de cine, que la cultura ha vuelto ya, que hay nuevas películas que festejar y creo que va a ser un referente para todos los ámbitos y todos los países”.
—Michel, las películas inspiradas en hechos históricos sirven para dar perspectiva del pasado, ¿pero para qué sirve una película distópica?
—Yo no creo que una película pueda cambiar al mundo pero creo una como ésta puede contribuir a la discusión, a poner temas sobre la mesa. Ya es demasiado difícil hacer una película interesante, desde lo cinematográfico, que si quisiéramos hacer una que además quiera cambiar al mundo, pues… pero a la hora de escribir y dirigir sí hay que creer que es posible, como cineasta hay que ser ambicioso en ese sentido; sin embargo, el mundo va en un rumbo equivocado y ninguna película va poder virar eso.