La carrera deportiva de Lionel Messi se podría resumir como el arte de la repetición. Su dimensión futbolística es tan absurda que su primer gol en LaLiga con el Barça, lo hizo dos veces de la misma forma. El 1 de mayo de 2005, el argentino de 17 años debutó contra Albacete, restando sólo tres minutos.
Messi: El mago honesto
En ese periodo demostró el tipo de futbolista que era: un artista de la repetición. En el minuto 44, Ronaldinho cuchareó el balón por encima de la línea defensiva y el rosarino techó al guardameta; pero éste no contó porque fue marcado fuera de lugar erróneamente. Un minuto más tarde, el crack brasileño —como si fuera una simbólica entrega de estafeta generacional— le dio otra vez un pase idéntico a Messi, quien definió igual.
En restrospectiva, queda claro que desde entonces, Lio puso sus cartas sobre la mesa y no ha dejado de ejecutar esas jugadas que ya son sus sellos distintivos: vaselinas a los porteros y cambios de ritmo desde la banda derecha en diagonal, driblando defensas con facilidad, para incrustar el balón cerca del segundo palo.
El 10 del Barcelona no ha dejado de repetir lo que mostró aquella noche en el Camp Nou, lo sensacional es que pese a que sus adversarios saben que juega de forma sistemática, aún no han descifrado la forma de evitar sus goles, que hasta ahora suman 627 (muchos de ellos parecidos entre sí). Es como un mago honesto que explicó sus trucos desde el principio del show y, sin embargo, no deja de asombrar.