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El Baile de los 41, el filme que hace justicia a la comunidad LGBTQ+

David Pablos ahonda en el significado emocional y social de la redada a una fiesta gay en 1901; pero advierte que su filme es una ficción inspirada en la realidad, no una recreación histórica.
jue 16 abril 2020 08:48 AM

A David Pablos le resulta sorprendente que uno de los eventos sociales de mayor relevancia en México, la redada de una fiesta gay en la que participaba Ignacio de la Torre, el yerno del entonces presidente Porfirio Díaz, no se haya adaptado al cine antes. “Si no se había contado es porque seguía siendo un gran tabú”, opina el director mexicano. Con su película El baile de los 41, Pablos retrata la dimensión humana de este hecho a través del personaje de De la Torre, interpretado por Alfonso Herrera, para ahondar en la moral y los valores de la sociedad mexicana de principios del Siglo XX.

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Romper el tabú

El baile de los 41
Alfonso Herrera y Emiliano Zurita son los protagonistas de El Baile de los 41.

En casa de su tío Carlos Monsiváis, David Pablos descubrió algo que sería la semilla de una historia que germinaría, décadas después, como la película El baile de los 41. Husmeando en la colección de arte del escritor y ensayista mexicano, le llamó la atención una serie de cajas de madera con ilustraciones de eventos históricos de México. No reconoció una de ellas, en la que había hombres con barba y bigote vestidos de mujeres que bailaban en parejas. “Es una imagen muy marcada de mi infancia porque nunca había visto algo así”, recuerda Pablos en entrevista.

Pronto averiguó que era una referencia a la detención de 41 hombres durante una fiesta gay de 1901 en la que estaba Ignacio de la Torre, el yerno del presidente Porfirio Díaz, quien habría sido el detenido número 42, pero que se libró por su dinero e influencias. “Es un evento importante porque es la salida del clóset, forzada, de la comunidad gay en México. Fue la primera vez que se mediatizó la homosexualidad”, asegura el director.

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El baile de los 1 Estreno
El baile de los 41, previo a la pandemia, tenía septiembre u octubre como fecha tentativa de estreno.

Aunque El baile de los 41 está inspirada en este hecho real, Pablos se tomó muchas licencias al hacer el filme, que tentativamente se estrenará en septiembre, porque su propósito no era hacer una recreación histórica, sino explorar la moral y los tabúes de esa época a través del conflicto de Ignacio de la Torre, interpretado por Alfonso Herrera. Por eso, aunque dio a leer a los protagonistas el ensayo Los 41 y la gran redada, escrito por Monsiváis, y otros materiales, les dijo que olvidaran todo lo aprendido porque el objetivo era explorar la imposibilidad del amor entre dos hombres debido a los estigmas sociales. “Lo que se plantea a través de Ignacio es cómo para alguien que asume su homosexualidad, al formar parte de una sociedad secreta, es inconcebible una relación amorosa más allá del acto sexual”.

Ignacio de la Torre le resultó interesante a Pablos porque, pese a ser uno de los hombres más ricos de México y estar casado con la hija del presidente, su prometedora carrera política quedó en el olvido por un estigma que, a un siglo de distancia, aún prevalece en la esfera pública. “Me reía mientras filmaba y le decía al equipo: ‘¿Se dan cuenta de cuántas coincidencias hay con el presente, de los paralelismos con el porfiriato?’ Es que aunque pareciera lo contrario, hay muchas cosas que no han cambiado: ahí está la controversia que generó la pintura La Revolución de Fabián Cháirez, como claro ejemplo”.

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Más allá de los festivales

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David Pablos también es director de La vida después y Las elegidas.

David Pablos nació en 1983 en Tijuana, Baja California, y estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica de la Ciudad de México, pero su formación como cineasta empezó a los 15 años con la filmoteca de más de 7,000 películas de Carlos Monsiváis. “Cuando le dije a mi tío que quería ser director, se entusiasmó. Fue un privilegio ver cine a su lado. Sé cuánto le debo, porque él fue una escuela para mí y su filmoteca, una clase magistral”, dice.

Su ópera prima, La vida después (2013), que compitió en la sección Horizontes del Festival de Venecia, es un drama sobre dos hermanos que van en búsqueda de su madre. “Es muy personal, muy directa y referencial. Quien me conoce, me pudo ver en esa película en muchos aspectos. Ahora creo que no estaba listo para contar esa historia. Si la hiciera de nuevo, sería diferente, pero era la mejor película que podía hacer en ese momento. Le tengo una especie de amor-odio”.

Con Las elegidas (2015), nominada al premio Una cierta mirada en el Festival de Cannes, hizo un crudo retrato de la trata de mujeres en México a través de la historia de un proxeneta novato que se enamora de la joven a la que engaña para meterla a una red de prostitución. “Esa película fue importante para mí porque significó reconocimiento, pero, sobre todo, porque encontré una manera de acercarme a la historia mucho más libre, sin tanta tensión en el set”, recuerda el cineasta de 36 años.

La película ganó cinco premios Ariel, entre ellos los de mejor película, director y guión. No obstante, su distribución en cines fue sumamente limitada, aunque encontró un mayor alcance gracias a Netflix. Con El baile de los 41, distribuida por Cinépolis, Pablos pretende lograr —si el contexto después de la pandemia lo permite— el alcance masivo del que carecieron sus dos filmes anteriores. “Espero no sonar grandilocuente, pero la apuesta ha sido hacer una película que vaya a una audiencia mucho más diversa, no acotarnos a los festivales de cine”.

Créditos:
Fotos: Anylú Hinojosa-Peña
Styling: Celeste Anzures
Grooming: María José Cuevas

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