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Poemas necesarios para soportar la cuarentena

Hoy es el Día Mundial de la Poesía. El escritor mexicano Edel Juárez seleccionó algunos poemas para celebrar esta fecha... y también para dar batalla a la zozobra de este tiempo.
sáb 21 marzo 2020 10:29 AM

Desde 1999, la UNESCO declaró el 21 de marzo como El Día Mundial de la Poesía. Este género literario pareciera que se ha alejado de la gente común. Se tiene la idea (errónea) de que quien la lee fuma pipa y viste sacos de pana. Se cree también que es poco accesible, snob o cursi.

Quien piense esto, quizá no ha leído la poesía correcto, hecha a su medida, esa que verso a verso hace sentir que ese a quien lees te robó lo que sentiste sólo para explicarlo mejor con las metáforas, imágenes y rimas precisas.

Para celebrar ese género, le pedimos al poeta mexicano Edel Juárez que compartiera uno de sus poemas y tres más de otros escritores que admira y que le parecen ideales para reconocer o simplemente revalorar la importancia de la poesía en un tiempo de incertidumbre como este.

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Poesía 1

Yo soy de los que van a ninguna parte

Edel Juárez

Yo soy de los que van a ninguna parte,

de los que al sentir amor saben que han llegado.

vengo de donde me leen, no de donde me nombran.

estoy buscando lo mismo que tú: la paz, el amor,

la felicidad de estar con los míos,

de ver crecer a mi hija,

de aprovechar al máximo el tiempo con mis padres.

renuncio, por escrito,

a escalar, a la distancia, a las estrellas.

toda mi fe está puesta en cimentarme,

y si pienso en crecer será siempre hacia abajo,

hasta encontrar la raíz primaria,

el mensaje más claro.

si alguna vez sientes que es a ti a quien me dirijo,

ten la certeza de que así es y no dudes en contradecirme,

estoy contando lo que alcanzo a ver, a sentir,

del universo que habita en nosotros:

no somos tan distintos, solo a veces estamos lejanos.

que pases por aquí no es casual,

estoy aprendiendo una lección con este encuentro;

no me dejes con el cuaderno en blanco,

no permita Dios que permanezcamos callados.

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Poesía 2

Cuando fuiste nube

María José Ferrada

II

Los astronautas

salen a los parques

a la hora en que la luna aparece en el cielo.

Caminan lento y llevan casco

(el casco se parece a una escafandra). Si te

encuentras con uno

salúdalo

y no dejes que se vaya sin que te cuente

algo

acerca de su viaje. Lo hará con gusto

porque los astronautas son amables

por naturaleza.

Y nostálgicos.

El último que vi

me dijo que la luna era silenciosa

como película muda

que era imposible describir un silencio así.

Me quedé pensando

en que tal vez a ti se te podría ocurrir

una palabra para eso.

Un idioma nuevo

que regalarle a los astronautas

cuando los veas

caminando por el parque

como si el próximo Apolo

estuviera

listo para partir

esperando ahí,

entre el sol

y los columpios.

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Poesía 4

Canto de mí mismo

Walt Whitman

21

Soy el poeta del Cuerpo y soy el poeta del Alma,

los goces del cielo están conmigo y los tormentos del infierno están conmigo,

los primeros los injerto y los multiplico en mi ser, los últimos los traduzco a un nuevo idioma.

Soy el poeta de la mujer no menos que el poeta del hombre,

y digo que es tan grande ser mujer como ser hombre,

y digo que nada es mayor que ser la madre de hombres.

Entono el canto de la exaltación o de la soberbia,

ya estamos hartos de plegarias y zalamerías,

muestro que el tamaño no es más que crecimiento.

¿Has dejado atrás a los otros? ¿Eres el Presidente?

Es una bagatela, cada uno de los otros te

alcanzará y seguirá adelante.

Soy el que camina con la tierna y creciente noche, llamo a la tierra y al mar que abraza la noche.

Abrázame, noche de senos desnudos, abrázame, noche magnética y fecunda,

noche de vientos del sur, noche de las estrellas grandes y escasas,

noche serena que me llama, loca y desnuda de estío. ¡Sonríe, tierra voluptuosa de fresco aliento,

Tierra de los árboles dormidos y húmedos,

tierra del sol que ya se ha ido, tierra de las montañas de cumbre nebulosa,

tierra del cristalino fluir de la luna llena, apenas tocada de azul,

tierra del brillo y de la sombra manchando la corriente del río,

tierra del gris límpido de las nubes que resplandecen y se aclaran para que yo las vea,

tierra yacente y extendida, ¡rica tierra de azahares!

Sonríe, porque llega tu amante.

Pródiga me has dado tu amor, te doy pues mi amor,

mi apasionado amor indecible.

Poesía 3

Madrigal Melancólico

Manuel Bandeira

Lo que adoro de ti,

no es tu belleza.

La belleza está en nosotros.

La belleza es un concepto.

Y la belleza es triste.

No es triste en sí,

sino por su fragilidad y su inseguridad.

Lo que adoro de ti,

no es tu inteligencia.

No es tu espíritu sutil,

Tan ágil, tan luminoso.

-Ave suelta en el cielo matinal de la montaña.

Ni es tu ciencia

del corazón de los hombres y las cosas.

Lo que adoro en ti,

no es tu gracia musical

a cada momento sucesiva y renovada,

aérea como tu propio pensamiento,

gracia que perturba y satisface.

Lo que yo adoro en ti,

no es la madre que ya perdí,

ni la hermana que ya perdí,

ni mi padre. Lo que adoro en tu naturaleza,

no es el profundo instinto maternal

en tu costado abierto como una herida.

Ni tu pureza. Ni tu impureza.

Lo que adoro en ti —¡lastímame, consuélame!

Lo que adoro en ti, es la vida.

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