Diego Luna revela que ser buen ciudadano es el legado para sus hijos
El protagonista de 'Narcos: México' reflexiona sobre la responsabilidad de los privilegiados, el poder, el narcotráfico y la importancia del activismo social.
Algunas veces, lo más importante de una historia no es qué pasó, sino cómo sucedió y qué costo humano significó al final la búsqueda de un objetivo. La segunda temporada de Narcos: México es el ejemplo de esto, pues aunque se sabe que Miguel Ángel Félix Gallardo, el capo más poderoso de México en la décadas de los ochentas, interpretado por Diego Luna, terminó encarcelado en la prisión de alta seguridad del Altiplano, la lupa estará puesta en los detalles de su caída.
En la temporada anterior, se retrató cómo Félix Gallardo rompió su código moral y perdió a su familia y amigos consumido por el poder. “En esta temporada, lo que importa es el viaje y cómo es que Félix Gallardo llega hasta este punto”, dice Diego Luna en entrevista telefónica, desde Los Ángeles, California, sobre la segunda temporada de Narcos: México, que estrena el 13 de febrero por Netflix.
“Lo interesante del personaje es ver esa inevitable caída y entender un poco lo que eso genera y detona en México. Veremos a un Félix cada vez más solo y que está cada vez más dispuesto a llegar más y más lejos. No puedo decir mucho… lo que puedo adelantar es que la historia se va acercando a ese año, 1988, de esas elecciones que yo creo que aún tentemos tan frescas”.
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Diego, leyendo tus últimas entrevista me da la impresión de que cada vez te importa más ser mejor ciudadano que actor…
Este… [risas de Diego] No sé si lo pondría así, porque las dos cosas me importan. Lo que pasa es que una es mi responsabilidad y la otra es mi vocación. Me refiero a que la ciudadanía nos toca ejercerla a todos si vivimos en un país que nos lo pide a gritos. Digamos que la parte profesional, la de actuar y contar historias como productor y director, la disfruto muchísimo… pero al final la ciudadanía es el único y verdadero legado que le puedo dejar a mis hijos. Siento que vivo en una realidad donde en muy poco tiempo mis hijos me van a reprochar no haber hecho nada.
Meterte al vientre de la bestia del narco, desde lo artístico, ¿te ayudó a entender mejor el problema que seguimos padeciendo en México?
Sí, terminé por darme cuenta que sabía muy poco. Es indispensable aprender sobre esa época. En esta segunda temporada de pronto empecé a entender ciertas cosas porque la cercanía de la historia con nuestro presente, con nuestra realidad, es aterradora. De pronto, la historia empieza a acercarse demasiado, empecé a ver que estos momentos históricos los recordaba muy bien, que estos personajes que van a empezar a aparecer en la serie pues son personajes que siguen aquí, en posiciones de poder, que seguimos sin poder sacudírnoslos de encima. Entonces, recuerdo que yo decía esto en la primera temporada, pero en esta nueva se ha resignificado. Y es que es indispensable entender y no olvidar que esto ya lo vivimos para ver si en algún momento podemos corregirlo.
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Narcos: México es un retrato del poder de un personaje que impacta en la vida de todo un país. Guardando las distancias, desde tú ámbito has tenido poder. ¿Éste te ha llegado a cambiar para mal o nunca perdiste el norte?
Sí, sin duda lo perdí. Más de una vez. Estaré consciente de algunos momentos pero habrán otros de los que ni siquiera me di cuenta.
¿De qué sí estás consciente, por ejemplo?
Es que lo que la fama trae es algo muy peligroso. De pronto crees que es lo natural y empiezas a vivir una realidad paralela. Y sólo los amigos y la familia son los que pueden rescatarte. Quizá donde más lo resentí fue en la adolescencia con esa fama que traía la televisión, que es muy inmediata y vacía porque la gente ni siquiera te conoce a ti, conoce a tu personaje, y mientras estás en pantalla estás vigente. Es muy fácil que te confundas, pero te digo que por suerte siempre estuve bien acompañado y aquí sigo... más o menos con los pies en la tierra.
¿Consideras que la despenalización, por lo menos de la marihuana, es necesaria para pacificar el país?
Yo estoy en contra del prohibicionismo, ya vimos que fracasó y hay que cuestionarlo. Obviamente, lo que hemos hecho hasta ahora no ha funcionado. Si podemos partir todos de ahí, entonces la discusión está del lado correcto. En efecto, creo que tenemos replantearnos las cosas y hablar de estos temas desde el ángulo de la salud y ojalá suceda pronto y que el aparato legislativo de nuestro país esté a la altura del problema, porque claramente hasta ahora no ha sido así.
Eres una persona privilegia pero muy activa socialmente. ¿Cuán importante es para el país que los privilegiados tengan conciencia social?
Es indispensable, porque justo ese círculo que está en el privilegio, aferrado a él, es el que abona a que seamos un país con tal desigualdad y creo que hasta que no vivamos en un país más parejo, en donde no haya esa distancia tan brutal entre los que tienen y los que no, no se va a arreglar nada. Nos corresponde mucho a los que no estamos sobreviviendo todos los días dedicar un tiempo y un espacio de nuestras vidas a pensar en los otros, a pensar en lo que nos rodea, pensar en cómo podemos tener una mayor incidencia en la realidad que compartimos y en transformar las cosas. Lo peor que puede pasar es que lleguemos a tal grado de cinismo e indiferencia que convivimos con esta realidad sin que nos afecte. Creo que esa responsabilidad la tenemos todos… pero si bien la tenemos todos, habemos algunos que deberíamos estar haciendo más.