"Descubrir el cine de Martin Scorsese fue como cuando lees un libro y crees que eres la única persona en el mundo que lo entiende, porque sientes que lo escribieron para ti. Así fue cuando vi Mean Streets (1973). Me dejó afectadísimo porque sentí que la historia hablaba de mi relación con mi hermano y, pese a que el universo de la película era el mundo italiano del Nueva York de los años 70, sentía que era mi mundo, aunque yo era un chavo mexicano que vivía en la frontera de Laredo. En teoría no debería haber una conexión, pero la voz de Scorsese era tan fuerte que me sacudió. Fue la primera vez que me di cuenta de que el cine podía ser personal.
Cuando supe que quería ser director, quise entrar a NYU porque Scorsese había estudiado ahí, y me aceptaron. Llegar a Nueva York fue especial porque me mudé en agosto de 1990, y un mes más tarde estrenaron Goodfellas. La vi el primer viernes en una sala llena. Esa escena en la que Joe Pesci le preguntaba amenazante a Ray Lio a “Do you think I’m funny?” fue una bendición que me dio el cine.