
En esa época, un tutor de la universidad me preguntó por qué estaba ahí. Le dije que porque admiraba mucho a Scorsese y lo quería conocer. Me respondió que todos los alumnos que se encontraba en los pasillos tenían el mismo sueño, así que era mejor que me buscara otro. Pero pocos años después veía películas junto a Martin Scorsese.
Esto fue posible porque, en mi tercer año en NYU, la segunda asistente de dirección de Scorsese me recomendó como becario para la casa productora de Martin y empecé a trabajar ahí. Al principio me mandaban a la casa de la madre de Scorsese para hacerle los mandados, y luego su equipo me lo fue presentando poco a poco, porque lo último que querían era otro becario-fan que lo interrogara todo el tiempo y no respetara su espacio. Así que me volví invisible, fui muy calladito y me fui ganando a todos. En cuestión de tiempo, Martin empezó a tenerme con confianza, hasta que cada sábado teníamos el ritual de ver películas juntos en la sala de proyección. Es un enorme cinéfilo: descubrí que es muy generoso con todo el cine, porque siempre encuentra algo bueno de cada filme: a veces veíamos B movies, como Reap the Wild Wind (1942), en la que John Wayne lucha contra un pulpo —una cosa muy surreal—, pero él encontraba siempre algo que apreciar.
* Alfonso, director mexicoamericano, estrenó en enero The Current War: Director’s Cut (2020). Dirigió Me and Earl and the Dying Girl (2015), que le valió los premios de la Audiencia y del Jurado del Festival de Sundance.