Una noche para que Natalia Lafourcade reconstruyera México
Tiene Natalia Lafourcade una religión y le está levantando un templo. Le canta y le ofrenda a una deidad universal que no entiende de política, ni color en la piel ni clases sociales. Honra la mexicana a la Música con un santoral de orquesta y mariachi, y jaranas y arpas y guitarras como cirios.
Y los feligreses llegan al Auditorio Nacional para unirse al coro de 10 mil de cantores, incluidos los invitados Carlos Rivera, Aida Cuevas, Panteón Rococó, Mon Laferte, Jorge Drexler, Pepe Aguilar, Los Cojolites, Los Macorinos, Alex Ferreira, Ángela Aguilar.
Es la música la religión de Lafourcade, como ha dicho en su nueva canción estrenada esta noche, y es el Centro de Documentación de Son Jarocho el santuario musical que, afectado por el terremoto 19S, será reconstruido en enero de 2020 con lo recaudado en el concierto Un Canto Por México.
En el escenario, los arcos de los violines cortan el aire y la voz de la anfitriona las respiraciones. Se siente el orgullo por esta tierra de cantores, se enaltece con "Mexicana Hermosa" a dueto con Carlos Rivera.
Va la música a la tierra de la cantautora y vuelve con la letra que Javier Solís hiciera famosa y pasa por el auditorio el último velo de la celebración de Día de Muertos. Entre luces moradas, ha cantado Natalia "La Llorona" junto a Ángela Aguilar y Aida Cuevas.
Ese ente que si no es Dios se le parece, se manifiesta en las guitarras de Los Macorinos y las jaranas de Los Cojolites y se siente "Hasta la Raíz".
Se escapa de pronto a siete mil kilómetros de donde estamos y llega a un país en pie de lucha. Y dice Natalia: "Es muy fuerte, muy conmovedor, muy impactante ver lo que está sucediendo ahora mismo en Chile, ver cómo este tipo de cosas suceden en mucho lugares. México, Sudamérica, Centroamérica, necesitamos despertar, necesitamos liberar el alma, liberar el espíritu, vivir en paz, vivir con ese derecho tan simple que es la libertad de pensamiento".
Regresa la música desde ahí con Mon Laferte y se vuelve a ir y trae de Uruguay a Jorge Drexler y unas décimas y la canción "Para qué Sufrir".
Y de tanto que va y viene, la música se ha convertido en un hilo que abarca la protesta de Panteón Rococó y "Un Derecho de Nacimiento" y la profunda voz ranchera de Pepe Aguilar y el baile dominicano de Alex Ferreira. Se convierte la música en flores que rondan el escenario y los pasillos y rostros del artista Rocca que contagian sus sonrisas.
Ya va lejos la música de nuevo, ya va de nuevo por Veracruz. Ya estos músicos mostraron su devoción a una fe que no entiende de nada más que de sanar, unir, reconstruir.