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'Bacurau', el western brasileño que critica el sistema de Jair Bolsonaro

‘Si nuestro líder se comporta como un lacayo de otro país, ¿qué mensaje está recibiendo su pueblo?, cuestiona Juliano Dornelles, director de 'Bacurau'.
jue 24 octubre 2019 12:34 PM
Bacurau
Bacurau obtuvo el premio del Jurado en la pasa edición del Festival de Cannes.

Bacurau no existe en la realidad. Sin embargo, este pueblo podría ser tan real como todo un país. Bacurau es el nombre de la nueva película de Juliano Dornelles y Kleber Mendonça Filho; este último, el cineasta brasileño con mayor impacto en festivales de cine en los últimos años, gracias a O som ao redor (2012) y Aquarius (2016). En la primera colaboración como directores entre Mendonça Filho y Dornelles, Bacurau, que formó parte de los estrenos internacionales del Festival de Cine de Morelia, es una dura crítica al contexto sociopolítico de Brasil.

En sus dos primeros largometrajes, Mendonça Filho retrató las diferencias de clase en su natal Recife, en el estado de Pernambuco. Su cine tiene un eje político, pero se característica por hacer un retrato psicológico de personajes que se ven oprimidos por el contexto de violencia e inequidad en el que viven. Sin embargo, al hacer mancuerna con Juliano Dornelles —quien trabajó como productor de diseño en Aquarius y en el corto Electrodiméstica (2005)—, Bacurau es una ruptura con la estética y la forma de contar historias de Mendonça Filho. Trata sobre una comunidad del nordeste —la parte menos desarrollada de Brasil— que, previo a una elección local que tiene como favorito a un político de extrema derecha, batalla por la escasez del agua, al mismo tiempo que sufre el ataque de un insospechado enemigo.

Bacurau Still
Bárbara Colen interpreta a una enfermera que lleva vacunas a este alejado pueblo del nordeste de Brasil.
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Aunque se retrata el día a día de varias personas de este pueblo, que son simbolismos de diferentes estratos y hasta instituciones de Brasil, en Bacurau el personaje principal es, como el nombre de la película lo sugiere, este pueblo. En su subtexto, la película —ganador del Premio del Jurado en la pasada edición del Festival de Cannes, protagonizada por Sonia Braga, Bárbara Colen y Udo Kier— plasma las consecuencias de tener un gobierno de extrema derecha, como el que encabeza Jair Bolsonaro, en Brasil. Sobre eso hablamos con Juliano Dornelles, quien presentó Bacurau en la edición 17 del Festival de Morelia.

Las películas de Kleber Mendonça Filho suelen ser retratos psicológicos de personajes. En cambio en Bacurau, el personaje es el pueblo y no se ahonda tanto en los dilemas de quienes viven ahí. ¿Este cambio en la narrativa de Mendonça Filho tuvo que ver con tu aportación como director?

Me gusta que la entiendas como un filme coral, porque no es sobre un personaje, pero dicho eso creo que Bacurau se asemeja en varios aspectos a las películas anteriores de Kleber. Si te detienes a pensar, O som ao redor, Aquarius y Bacurau son tres filmes que tienen como temática la invasión. Pero es claro que son diferentes, porque Bacurau tiene mucho de mí y por eso el tono es otro. Lo es porque nos adentramos en el western, que aunque es un género presente en las películas de Kleber de una manera más sutil, aquí lo llevamos a otro nivel.

¿La película retrata un micro universo para explicar lo que es Brasil hoy en día, en términos políticos y sociales?

Yo creo que sí. Voy a regresar un poco para responder esto: para mí trabajar con el cine de género sólo vale a la pena si trae una conexión con la vida de las personas. Si haces una película de género sólo por la voluntad de mostrar cabezas explotando y asustar, no es suficiente. El tipo de películas de género que quedan en la memoria son las que están muy conectados con lo que está aconteciendo en el mundo en ese momento porque se tornan en una forma de registro histórico pero desde la ficción.

Bacurau still 2
El alemán Udo Kier interpreta a uno de los antagonistas de Bacuarau.

Las películas en las que has colaborado con Kleber se enfocan en retratar la vida de contrastes en Recife. ¿Por qué ahora ubicarla la historia en el nordeste de Brasil, la parte más pobre del país?

Fuimos al sertao, una región semiárida que conozco bien esa parte. Me es familiar. Cuando tuvimos la idea del filme necesitábamos que fuera un lugar muy desolado, de difícil acceso. Esa es la gran cuestión del filme: sólo ahí un personaje fascista puede existir y parafrasear a Donald Trump al decir que el lugar es un shit hole. Además, para poder hacer un western era importante que pasara en un lugar como el noreste de Brasil, que se caracteriza por tener personas con un código de honor alto, en donde la calidad de las relaciones interpersonales no son lo mismo que en la ciudad.

Aunque en el Festival de Cannes, Bacurau dividó a la crítica, sé que en Brasil la película tuvo mucho impacto social y mediático. ¿A que se lo atribuyes?

Esa información que se ha dicho en varios medios la encuentro errónea. Creo que fue muy bien recibida. Diría que tuvo una aceptación de 85 por ciento contra 15. En cuanto al impacto: sí, se tornó en un fenómeno de la cultura brasileña. Todo el tiempo recibimos notificaciones de cómo la película se convirtió en eso. Te puedo mostrar [Dornelles saca su celular y muestra una foto con un pastel que dice Bacurau y otra con una fiesta temática en torno a la estética del filme]. Bacurau, la palabra, se tornó en un símbolo crítico de muchas cosas en mi país. Obviamente no existe la ciudad, pero existen pueblos como Barucau en todos los países del mundo. Cruzar la barrera de los 700 mil espectadores en Brasil es un logro grande para un filme independiente. No es normal.

Seguro tuvo que ver con que fuera premiada en Cannes…

Sí. Esta película es un fenómeno que en Brasil llamamos de vira lata [nombre que se la a los perros de la calle, que no son de raza], que tiende a no valorizar lo que se crea desde nuestra cultura. Lo mismo pasa con el futbol, mucho buenos jugadores son reconocidos en nuestro país una vez que tienen éxito en Europa. Entonces, cuando una película brasileña es premiada en el Festival de Cannes, como aconteció con la nuestra, eso causa un impacto en la autoestima y creo que eso es clave. Es fundamental, necesitamos de autoestima para tener el descaro de hacer cosas que sin ella no nos atreveríamos. Sin autoestima estás en la cama y no haces un cine reactivo.

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Los directores Juliano Dornelles y Kleber Mendoça Filho junto al elenco de Bacuaru en el Festival de Cannes.

En este sentido, el filme fue trasformador para ti. Tienes mejor autoestima para afrontar nuevos retos como director?

Claro. Es muy reconfortante saber que hice una película que ahora me tiene aquí en México, en Morelia, en una bellísima ciudad que yo no sabía que existía. Mis mejores deseos se están cumpliendo gracias a esta película. Mi vida va ser diferente.

¿Haces cine de crítica política y social porque quieres cambiar la realidad o sólo retratarla?

Yo ya llegué a pensar que el cine era una cosa transformadora mucho más grande, mayor. Pero hoy en día creo que para seguir avanzado lo importante es la expresión artística, el pensamiento, y dentro de esta lógica el cine sí cuadra en esto: puede tener un efecto transformador, pero no por sí solo, precisa de un conjunto de otros elementos transformadores para que por fin se de ese cambio. El cine es un engranaje, no el más grande, pero si necesario para que avancemos como sociedad.

Cada uno de los personajes son símbolos de lo que conforma Brasil socialmente. ¿Te importaba criticar la clase alta?

Kleber y yo nos inspiramos en un término llamado colaboracionismo; hay muchos ejemplos en la historia de la humanidad de eso: En la Segunda Guerra Mundial, los nazi contrataban ucranianos para cazar ucranianos; lo mismo pasó en Chile, durante la dictadura de Pinochet. Entonces, es una crítica de ese estrato social que se asocia con alguien que tiene más poder para oprimir a gente que es a ellos.

¿Es lo que pasa ahora en Brasil?

Sí, por eso el filme es completamente creíble. Eso pasa en mi país, que hay muchos que quieren servir a los intereses de otros países más ricos, como por ejemplo los Estados Unidos.

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Bacurau es distribuida en México por Cinecanibal.

¿Sobre todo ahora que Jair Bolsonaro es presidente?

Nuestro presidente mete la cola entre las patas frente a Donald Trump. Todo el tiempo. Hace unas semanas, Trump caminaba en un corredor y Bolsonaro le dijo “I love you”. Existe un video de eso. A ese nivel de servilismo llega nuestra política y creo que eso le hace mucho mal a los brasileños porque perpetua esta condición de vira lata, en la que sólo nos sentimos legítimos cuando nos aprueban afuera. Si nuestro líder se comporta como un lacayo de otro país, ¿qué mensaje está recibiendo su pueblo? Todo esto que hablamos, traté de plasmarlo en todos los personajes.

¿Va a ser una constante en tu carrera hacer cine de corte social y político?

Supongo que sí, porque cuando retratas de manera objetiva una sociedad o incluso una pareja, la política está ahí. Yo sólo me encargo de que ésta sea un elemento más evidente. Y Kleber también porque lo tiene en el ADN, él es hijo de dos historiadores. Al final, hacer cine es política.


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