Muse y la noche en que simuló un mundo retrofuturista
Nació un monstruo alimentado de consignas, letras de protesta y riffs distorsionados y alaridos de 51 mil personas. Creció en el ambiente retrofuturista de Muse y su Simulation Theory World Tour, o eso nos habrán hecho creer.
Creció en el escenario del Foro Sol entre rosas eléctricos, estrobos cegadores, ejércitos de bailarines que flanqueaban a Matt Bellamy, armado con guitarra y voz, y Christopher Wolstenholme y Dominic Howard, escoltas de bajo y batería.
Se gestó cuando el vocalista entonó la letra de "Algorithm" como preludio de lo que vendría: "estamos atrapados en simulaciones", y siguió con el "puedo ver tu corrupción, no estoy ciego" de "Pressure" -ambas del nuevo disco que da nombre a este tour-.
En la pantalla central se desplegaron hologramas y animaciones 3D sobre la evolución de esa criatura, mezcla del Alien de Ridley Scott y ente castrense, nacida de la ambición y experimentación humana.
La imagen del sargento de "Drill Sergeant" y "Psycho", de Drones (2015), apareció futurizada al frente, en franca alusión a las telepantallas de George Orwell y su 1984 : "You will be punished, do you understand?", gritaba el militar, y el público enardecido respondía "aye, sir". "Your ass belongs to me now!"; "Aye, sir".
La referencia al Gran Hermano en la pantalla y el trío al centro tocando "Propaganda".
Ray Bradbury y su Fahrenheit 451 también podían ser recordados al ver al ejército de bailarines con cañones de humo que parecían los "bomberos" que quemaban libros en la novela del estadounidense.
Y entonces se vio la primera muestra de vida de ese ente. Al riff de "Plug In Baby" apareció una neurona; en "The Dark Side", una cadena cuadrada de ADN y luego un esqueleto.
El experimento de Inteligencia Artificial iba creciendo entre referencias a la cultura pop. Colores de Stranger Things, tecnología de Black Mirror, naves similares a Star Trek, sables de luz como Star Wars, bailarines con exoesqueletos como droides.
Y la musa viajando en el tiempo, desde su nacimiento en 1994. "Uprising", "Hysteria", "Madness", "Time is Running Out". Prodigio musical de solos y pianos y tambores gigantes y bajos que tronaban.
Hasta que el crecimiento del monstruo culminó. Se levantó magnífico al centro del escenario en "Stockholm Syndrome", recordando a la humanidad que hay que tener cuidado con la ambición y la tecnología desmedida, que no hay que jugar a ser dioses, falsos reyes, de esos que se mencionaron en la última ofrenda de Muse al rock: "Knights of Cydonia".