Las diferencias entre ser turista y viajero (según Paul Theroux)
Paul Theroux está de viaje. Como de costumbre, el autor estadounidense está lejos de su cama, su casa y sus libros. Se encuentra en San Miguel de Allende y la entrevista debe ser vía telefónica, en plena calle, debido a su apretada agenda.
Los últimos dos años, el escritor de viajes y ficción, recorrió México para escribir On the Plain of Snakes: A Mexican Roadtrip, a publicarse en octubre de 2019, el más reciente de lista de títulos que incluye El gran bazar del ferrocarril, La costa de los mosquitos, La sombra de Naipaul y decenas más tanto de novelas como no ficción.
Rebelde de nacimiento, como lo ejemplifican sus más de 57 años de viajes por el mundo, marcados por el desdén del camino fácil, Paul Theroux manejó desde Boston hasta México con un objetivo en mente: romper ideas preconcebidas. “Mi viaje en México es para destruir esos estereotipos y mostrar que los mexicanos son muy diferentes a como los describe (el gobierno de EU): son muy trabajadores, son personas agradables y tienen muy buena comida. Ya sabes, a veces los gobiernos pueden ser muy extraños, ésa es la razón por la que estuve viajando y por la que voy a escribir sobre este viaje”, dice el autor de 78 años.
Ésta, señala Theroux, interrumpido por el sonido del tránsito vehicular, es una de las mejores razones por las que viajar puede ser tan revelador para quien lo hace: “Cuando viajas te das cuenta de que eres muy pequeño. Cuando sales de casa eres pequeño y tienes que hacer un esfuerzo para entender dónde estás y conocerte mejor”. Él, por ejemplo, descubrió en este recorrido el valor que se le da a la amistad, a diferencia de otros países. “Lo que descubrí en otros lugares, pero es aún más marcado en México es que la amistad es muy profunda; si tienes un amigo mexicano, tienes un amigo en el cual puedes confiar, ganas respeto y confianza, tienes un gran amigo”.
El objetivo de la aventura es que no sea planeada; un salto en la oscuridad, que raye en el infortunio, ofreciendo destellos de peligro; y lo que separa la aventura del desastre, es que vives para contarla
Para Paul Theroux, autor de En busca de la ayahuasca y otros desvíos. Ensayos y reflexiones –editado por Almadía –, cada forma de viajar tiene su particularidad. Los trenes, dice, son simples y en ellos puedes dormir, comer, escribir e incluso enamorarte; la única ventaja que tienen los aviones es la rapidez. Por ello, para él, la mejor manera de hacerlo es en automóvil y tiene la posibilidad de entrar en contacto con las personas del lugar y captar su esencia. “Cuando empecé el viaje salí de Boston, Massachusetts, subí a mi carro y manejé hasta México, hasta la frontera. Recorrí la frontera de arriba a abajo y después manejé hasta la Ciudad de México”, relata el ganador la Medalla del Benefactor de la Royal Geographical Society del Reino Unido.
A su paso, el escritor visitó lugares como Matehuala, San Luis Potosí, donde quedó impactado por los cabuches y el cabrito, especialidades culinarias locales; la Mixteca Alta de Oaxaca, donde platicó con maestros mezcaleros, y San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde convivió con miembros del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional). México y Estados Unidos están en el mismo camino, dice Theroux: “Es muy fácil viajar a México, sólo tienes que cruzar la frontera caminando”. A pesar de ello no hay una sana relación entre ambos países, y eso le molesta. “Los vecinos deberían entenderse entre ellos”.
Las diferencias entre el turista y el viajero
Un perro ladra. La conversación telefónica con Theroux se interrumpe unos segundos y él espera. En más de una ocasión, el también crítico literario y profesor universitario, egresado de la Universidad de Massachusetts, ha dicho que la paciencia es una de las principales virtudes que un viajero debe llevar consigo.
Sin embargo, ésta no es la única característica de una persona que viaja. Cualquier persona, dice, puede ser un turista; tiene trabajo y dispone de plazo limitado para conocer un lugar. Un viajero, por el contrario, no está sujeto a construcciones sociales como el tiempo, o no tiene trabajo o bien, tiene los medios para escapar del mundo durante largos periodos.
Hay tres reglas básicas para viajar: viaja por tierra, viaja solo, cuando sea posible, y toma notas. Eso es todo
Para él, viajar significa descubrirse a uno mismo, algo que implica dejar de lado el lujo y el placer que implica el turismo, donde hay poca reflexión. Esto le ha permitido a Theroux tener una mejor aproximación a los lugares, así como una mayor sensibilización y entendimiento de las culturas con las que ha tenido contacto: “Si eres un turista, estás muy bien protegido. Si eres un viajero, un auténtico viajero, no tienes protección y la gente te respeta por eso”.
Por esta razón, a pesar de ser el sexto país con mayor volumen de visitas internacionales, la mayoría de extranjeros no comprenden este país. “Los turistas no entienden a México y hay tanto en México que deben entender: es un lugar de grandes artistas, pintores, escritores, escritores que no traducen al inglés, músicos, compositores, así que hay mucho qué descubrir. Me sentí afortunado en México”.
Paul Theroux ofrece una disculpa, la entrevista debe terminar para continuar con su agenda no sin antes hablar de su lista de destinos favoritos: “México está en un lugar muy alto de esa lista. Me gusta mucho viajar por Estados Unidos, me gusta India, Italia y Vietnam pero mi secreto, el lugar donde me gusta estar es en casa. Me gusta mi casa, mi cama y mis libros”.