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El día que Alfred Hitchcock controló al público de Psicosis

¡Feliz cumpleaños, Hitchcock! Revivimos los años 60 para revivir una de las hazañas del maestro de la manipulación en su obra maestra Psicosis.
mar 13 agosto 2019 01:49 PM
Alfred In The Arches
Alfred Hitchcock (1899 - 1980) en Cambridge. Foto: Peter Dunne/Express/Getty Images.

Hoy se cumplen 120 años del natalicio del cineasta británico Alfred Hitchcock. Para celebrar su legado recordamos las razones por las que más allá de ser el maestro del suspenso, el director de Psicosis (1960) es maestro de la manipulación. Aún cuando no existían estrategias de mercadotecnia, controló a la audiencia para que viera de principio a fin una de sus obras maestras.

Para los 50, él era sinónimo de ganancias sin sacrificar calidad. Llegó a Estados Unidos como un cineasta reconocido, filmó con Warner Bros y realizó hits de taquilla como Strangers on a Train (1951) y Dial M for Murder (1954). Nadie podía negarle control sobre sus producciones. Hacía lo que quería y se dio el lujo de cambiar de estudio y, en su etapa más prolífica en Warner, se mudó a Paramount Pictures.

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Protagonizada por Janet Leigh, Psicosis estuvo nominada a cinco premios Oscar, incluidos Mejor Actriz y Mejor Director. Foto cortesía.
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Pasó de ser considerado un director taquillero a uno visionario. Entregó sus obras más oscuras: Vertigo (1958) y Psicosis (1960). Ésta última es el ejemplo perfecto de la manipulación de Hitchcock, pues diseñó toda una estrategia previa al estreno: tras promocionarla en The Alfred Hitchcock Hour en televisión, utilizó las fachadas de los cines para advertir sobre Psicosis.

Nadie, pero nadie será admitido en el cine después de iniciada cada presentación de Psicosis.

Así el director obligó al público a ser puntual. Una vez comenzada, nadie podía entrar o abandonar la sala: “ni siquiera el presidente, ni la Reina Isabel II”, anunciaban los letreros. Alfred estableció esta política para el estreno y, como de costumbre, él era la imagen de la campaña y no los actores. Acertó, pues cuando llegó la fecha debut, hubo largas las para ver el filme protagonizado por Janet Leigh. Como toque final al suspenso en tiempo real, el director disfrazó de policías a trabajadores de los cines para dar la impresión de lo peligroso que era verla.

I Confess
Vertigo (1958) es la mejor película de todos los tiempos, según el ranking The 50 Greatest Films of All Time. Foto: Hulton Archive/Getty Images.

En Psicosis, se le quiso censurar. En el Estados Unidos de los años 60, donde predominaba una sociedad puritana y conservadora, la escena de un escusado podía desatar controversia, y así fue. No fue la violencia explícita en forma de puñaladas en la toma de la ducha lo que molestó a los productores de Paramount sino la imagen del inodoro descargando. La casa productora quiso eliminarla, pero Hitchcock ganó la batalla y la escena se quedó, a pesar de lo inusual que era para el cine comercial de entonces.

Dirigió a casas productoras, audiencia y a las protagonistas de sus cintas. Era tan obsesivo con sus películas que tomó control absoluto de las producciones cinematográficas. Antes de él, los directores seguían órdenes del estudio y no existía el cine de autor, pues en los años 50 la demanda económica marcaba la pauta para los filmes.

"Rear Window" Movie Premiere
Alfred Hitchcock, Grace Kelly y el diseñador Oleg Cassini en la premiere de 'Rear Window' en 1954. Foto por Frank Worth, Courtesy of Capital Art/Getty Images.

Fue tan controlador que se involucró a todo nivel y nunca relegó ni la promoción de sus películas. El realizador de Rear Window (1954) creó una agencia de publicidad, no para anunciar sus películas, sino exclusivamente para alimentar la prensa con noticias suyas. Además de anunciar su gura en periódicos, volantes y espectaculares, el público lo veía en el horario estelar de la tele, porque durante 10 años consecutivos, Alfred Hitchcock Presents y The Alfred Hitchcock Hour lo hicieron un director famoso. No fue por un golpe de suerte que este hombre, nacido en 1899, lograra poder absoluto. Posicionó su etapa creativa con The Man Who Knew Too Much (1934) y The 39 Steps (1935).

Con tal de evitar el control de las productoras, creó la suya: Transatlantic Pictures. Bajo este sello dirigió Rope (1948), su primera película a color y la primera en la historia filmada en un plano secuencia. En ese tiempo, una cámara filmaba 10 minutos, así que su equipo tuvo que lograr ocho tomas perfectas que hilaran una sola de 80 minutos.

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