La tercera temporada de Narcos es lo mejor de Netflix y no figura en los Emmy
A días de su estreno, la tercera temporada de Narcos sólo ha recibido elogios por parte de la crítica norteamericana, y hasta cierto punto, tienen razón. Y es que quizá si uno la mira con ojos de gringo que apenas se viene enterando de estas historias y cree que lo que está viendo es más ficción que realidad, es posible que resulte sorprendente que la serie no sólo sobreviva, sino que esté adquiriendo cada vez más intriga y suspenso después de la muerte de Pablo Escobar, y sobre todo, sin la presencia de Wagner Moura como su protagonista.
Pero la vida no es como las películas y (tristemente) el narcotráfico no se acabó con la muerte del capo más famoso y pintoresco de los tiempos recientes.
Sí, Pablo hace falta, porque ningún guionista podría jamás haberse imaginado a semejante personaje, tan complejo y lleno de contrastes, que fácilmente cargó con todo el peso de la trama por dos temporadas. Hay muchos momentos en que se extraña la falta de un protagonista fuerte que nos sirva de hilo conductor entre la maraña de historias que se tejen entre los personajes, antes secundarios, que ahora luchan por el liderazgo de la serie. Pero justo así pasó en Colombia a mediados de los 90, y al igual que al líder del Cártel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, a Damián Alcázar tampoco le alcanza para llenar los zapatos, menos porque nadie cree su acento colombiano. Con tanto dinero metido en la producción ¿no le podrían haber pagado un coach?
Pasando por alto este pequeño detalle, Narcos continúa como una serie de excelente manufactura y calidad, con una trama de lo más interesante que se centra ahora en la lucha de los cárteles por el control de la cocaína y se enfila a contarnos el camino rumbo a la cima del mexicano Amado Carrillo Fuentes. Aunque justo antes de su muerte hizo todo lo posible, el 'Señor de los Cielos' jamás tuvo el porte de 'Chema' Yazpik, pero por lo menos, a él sí le sale el acento de Juárez.
