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¿Cooper salvó a Laura Palmer?: El final frustrante y fascinante de 'Twin Peaks'

La serie de culto de David Lynch terminó de forma oscura, impredecible pero al mismo tiempo dejando un grato sabor de boca y un tema que será discutido por muchos años.
mar 05 septiembre 2017 02:38 PM
Dale Cooper y Laura Palmer reunidos al final de Twin Peaks: The Return.
Dale Cooper y Laura Palmer reunidos al final de Twin Peaks: The Return. Dale Cooper y Laura Palmer reunidos al final de Twin Peaks: The Return. (Foto: ABC)

Estoy en shock. Anoche vi el final de Twin Peaks: The Return y no he dejado de pensar en los últimos cinco minutos de la serie. De las tres temporadas que se hicieron -y que aún siendo fan hardcore de David Lynch espero no se haga una más- ésta fue la más frustrante, vaga y menos digerible, pero el final la redimió por completo. Sólo un artista de la talla de Lynch es capaz de hacer una secuencia que se quede en nuestra mente para siempre. A continuación SPOILERS, así que dejen de leer sino quieren saber en qué terminó Twin Peaks, aunque lo cierto es que lo único que podemos decir son interpretaciones personales.

Veintiseis años después de la segunda temporada de la serie groundbreaking de la TV estadounidense, anoche terminó en Netflix la saga del Agente Cooper (Kyle Maclachlan) para descifrar no sólo quién asesinó a Laura Palmer (Sheryl Lee) sino cómo afectó su muerte al peculiar pueblito de Twin Peaks, WA. Y aunque parecía que Palmer ya no tenía nada que ver con la trama de esta tercera temporada, al final, la serie cerró el círculo al volver al primer capítulo de la serie: el momento en el que Laura es descubierta sin vida en la bahía de Twin Peaks.

Después de 16 capítulos bastante flojos, Lynch ofrece dos capítulos de cierre que bien podrían leerse como dos finales alternativos. El número 17 resuelve casi todos los cabos sueltos de manera inmediata: Mr. C (el Cooper malo) muere a manos de la secretaria de la Comisaría de Twin Peaks, mientras que el británico con el poder del guante de Hulk mata por fin al espíritu maligno de BOB. La verdadera Diane (Laura Dern, espectacular) es revelada como la mujer que tenía grapas en los ojos, mientras que Judy resultó no ser una persona, sino el origen del mal de Twin Peaks. Tan tan, todos felices y contentos.

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O al menos eso parecía, cuando Lynch le da un giro de tuerca al capítulo: el buen Cooper ya en Twin Peaks pide la llave de su cuarto en el hotel que se hospedó cuando vivió ahí hace 26 años y otra dimensión se abre. Cooper está en el bosque en una noche de 1989, minutos antes de que Laura Palmer fuera asesinada. Y usando pietaje del filme Twin Peaks: Fire Walk With Me, Cooper observa a una desquiciada Palmer, la toma de la mano y la desvía de su destino violento: Laura ya no morirá. Ahí termina el capítulo 17 dejándonos una gran esperanza.

El capítulo final, el 18, inicia de la misma forma, pero se desvía de Laura Palmer cuando ésta se suelta de la mano de Dale Cooper. Cooper se encuentra entonces a la verdadera Diane (¿lo es?) en la misma dimensión y juntos viajan a un pueblo llamado Odessa. Ahí, entran a un motel, hacen el amor de manera desganada y al amanecer... despertamos a la realidad. Una realidad demasiado similar a la que despierta Naomi Watts en Mulholland Dr. cuando abre la caja azul que representaba su sueño de 2 horas. Pero aquí el sueño parece haber sido de 26 años.

El hotel es distinto. El carro de Cooper es distinto. Cooper no es Cooper. Actúa a veces como Mr. C (el Cooper malo) y a veces como Dale Cooper (el bueno). Entra a un comedor llamado Judy y exige el nombre y dirección de la mesera ausente. Cuando llega a su casa, agárrense, es Laura Palmer. Ella desconoce serlo, no reacciona al nombre de su papá, Leland Palmer, ni reconoce a Cooper, pero cuando le dice el nombre de su madre, Sarah Palmer, tiene una reacción muy bizarra.

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Cooper le dice a este probable doppelganger de Laura Palmer, llamada Carrie Page, que debe llevarla a Twin Peaks a reencontrarse con su madre. Y es aquí donde suceden los minutos que dejarán en shock a muchos: descontentos a la mayoría y felices a la minoría, pero eso sí, indiferente a nadie. Cooper toca el timbre de la casa de Sarah Palmer. Abre una persona y no es Sarah. La dueña de la casa es otra de nombre Alice Tremond. Ella le compró a casa a otra de apellido Malfont. Ambos personajes son referencias a espíritus malignos en el filme Twin Peaks: Fire Walk With Me. Cooper, desconcertado, le pregunta a Carrie (¿o es Laura Palmer?: "¿En qué año estamos?", mientras ella observa su cuarto y escucha a Sarah Palmer gritar: ¡Laura! Close-up a Laura Palmer, quien grita de manera estridente de la misma forma cuando fue violada y asesinada por su papá. Fade to black.

Mi particular teoría sobre este fin es que Twin Peaks ya llegó a un círculo completo. No exisitió el mundo de Twin Peaks imaginado por Cooper. Sí, salvó a Laura Palmer de que su papá la violara y matara. Pero la doppelganger de Laura, Carrie de todos modos es una mujer que cometió graves errores en su juventud y que incluso asesinó a alguien antes de que Coooper, quien en realidad se llama Richard, entrara por ella. No importa la realidad, todos somos tentados al mal. No importa lo que hagamos, nadie es el "buen Cooper" ni el "mal Cooper". Y en todo lugar habrá una Laura Palmer que terminará asesinada tarde o temprano. La realidad es más cruel y bizarra que la que Twin Peaks nos presentó. Y los placeres de la vida son comer un buen cherry pie acompañado de un damn good coffee.

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