8 highlights de la clase maestra de Alfonso Cuarón

Cuarón tuvo su primera cámara de video a los 8 años, una Súper 8, y desde entonces pensó que el cine era lo más importante en su vida. Sin embargo, cuando a los 20 años de edad tuvo a su hijo Jonás —quien ahora también es director— se dio cuenta que lo primero y más importante es vivir muchas experiencias porque esa será el combustible cinematográfico de cualquier aspirante al séptimo arte. “Las prioridades cambiaron cuando tuve a mi hijo y eso le agradezco a la vida porque pensaba que el cine era lo más importante, pero al ser padre me di cuenta sí, el cine es una parte muy importante de la vida, pero la vida es lo primero porque eso se refleja en las temáticas de tu cine. No me imagino una imagen de cine si no está nutrida por experiencia de vida”.

Considera que cuando era joven aprendió mucho más de las películas de baja calidad cinematográfica porque le resultaron fundamentales para saber qué es lo que no quería hacer. “La verdad es que es muy importante ver películas malas. Cuando me enamoré del cine a muy temprana edad no conocía a Tarkovsky, veía películas que me entretenían. Hay muchas películas que no me atrevo ni volverlas a ver porque son bastante malitas pero a las que les estoy muy agradecido”.

La pasión de Cuarón por el cine era tal que trabajo como “perrote”, término empleado en la industria cinematográfica para aquellas personas que hacen cualquier trabajo en el set con tal de poder aprender. El director de Y tu mamá también fue microfonista, asistente de producción y de cámara… dice que no le recomienda esto a las nuevas generaciones de cineastas, comentario que desató la risa de los estudiantes, y subrayó que gracias a internet y la tecnología cualquiera con la pasión suficiente puede hacer cine. “No hay excusa ahora para hacer una película, ya se puede hacer con el equipo que tienes en tu casa, si tienes los mínimos recursos para tener un teléfono y una computadora no hay pretexto”.

La famosa red social es para Cuarón sólo una semilla en la que puedes descubrir si tienes talento para la foto, pero en términos artísticos siente que ésta no aporta demasiado. “La democratización de la fotografía, que empezó siendo un medio bastante elitista, trae consigo el problema en donde todo se vuelve lo mismo, en donde la tecnología habla por ti, como esas esos filtros de Instagram que hacen que todas las fotos se ven cool, no diría que ni bien ni interesantes, pero iguales. No hay un punto de vista como artista, una búsqueda, no tiene rigor artístico. Sin embargo, Instagram es un gran punto de entrada al mundo de la foto. Claro que hay grandes fotógrafos ahí, El Chivo [Emmanuel Lubezki, su cinematógrafo de cabecera] pero ellos tienen ese rigor porque se informan y están preparados y creo que ahora ya no son necesarias las instituciones y las escuelas porque el internet ya ofrece tutoriales impresionantes”.

Tras su ópera prima Sólo con tu pareja, Cuarón se fue a Hollywood y dirigió su primera película de estudio, La Princesita, pero hizo caso omiso de las direcciones y presiones del estudio con tal de imponer su visión como director. “Ahora viéndolo en retrospectiva, se requirió un alto nivel de irresponsabilidad. Si algo aprendí de eso es que no puedes crear sin ponerte al filo de la navaja. En realidad El Chivo y yo éramos unos novatos a los que nos estaban dando unos altos presupuestos para hacer esta película y había grandes expectativas económicas del estudio a nivel corporativo y nosotros queríamos hacer las cosas a nuestra manera, y ellos creían que porque eran nuevos nos iban a manipular. Quizá fue ser demasiado inocentes y muy irresponsables y necios en el sentido de sólo hacer lo que tú crees que es lo correcto. Esa película fue una experiencia que me enseñó a hacer las cosas como quería y hasta el final”.

El director mexicano reveló que nunca más vuelve a ver sus películas y la metáfora que usó hizo carcajear a todo el público. “A muchos amigos cineastas les encanta decir que sus películas son como sus bebés, yo las veo como ex esposas: las quise mucho, nos amamos, nos dimos tanto en su momento, pero ya que partimos camino en realidad no las quieres volver a ver”.

Dirigió Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), la única película de franquicia en la que ha trabajado; muchos cineasta, considerados autores de cine, se resisten a realizar películas de franquicia debido a que éstas deben apelar a un público masivo y por esos los riesgos cinematográficos que se toman son menores y, por ende, la intromisión de los productores (que quieren cuidar su inversión) mucho mayores. Cuarón rechazó la primera vez que le propusieron hacer esta cinta, pero su colega Guillermo del Toro lo convenció de lo contrario con ese sinceridad que caracteriza la amistad de los tres amigos (Cuarón, Del Toro e Iñárritu). “Yo no estaba muy interesado y por eso al principio dije que no y Guillermo me regaló, me dijo que era un ignorante idiota por no haberlas leído, y me di cuenta que J.K. Rowling creo un mundo de fantasía pero estaba hablando de una realidad”.

Cuarón dejó en claro que jamás dirigirá ninguna película de este género.
“Las salas están tomadas por estas grandes películas y me refiero filmes con grandes presupuestos que han desplazado a otra tipo de películas de contenido más humano. Yo no estoy en contra de las grandes películas y admiro a los que tienen el talento y la sabiduría de seguir siendo grandes directores y conservar su integridad al hacerlas. Por ejemplo, yo no tengo nada en contra de las películas de superhéroes, pero me parecen todas como la misma foto con distinto filtro de Instagram. Son de una generalidad aburridísima. Por eso a mí los cineastas que más me interesan son aquellos que están interesados por el estado de la humanidad y la plasman”.