El escritor de Trainspotting opina sobre la secuela de Danny Boyle
Para algunos, un genio, para otros, un tipo con suerte, el escritor escocés Irvine Welsh es el artífice primigenio de la saga Trainspotting. Nos juntamos con él en Chicago para charlar.
A sus 58 años, Welsh tiene el aspecto de un serio y respetable intelectual, aficionado al té y a la lectura, directo y algo seco en su forma de hablar. En parte es cierto. Su inventiva a la hora de escribir, su afinada visión crítica de la sociedad y su singular aplicación del lenguaje de la clase trabajadora escocesa en la literatura lo han convertido en un referente, más allá del impacto de aquella historia sobre jóvenes y drogas. Pero en su interior sigue habitando el punk que a los 16 años dejó la escuela para dedicarse a vivir, de trabajo en trabajo y de toquín en toquín, inmerso en la escena londinense de finales de los 70 y principios de los 80.
No importa que haya escogido una apacible cafetería, donde suele venir a escribir, para la entrevista y las fotos. En cuanto las preguntas empiezan, su ironía y sus ideas políticas nos recuerdan por qué su voz fue capaz de marcar a una generación y de inspirar una película de culto.
¿Podrías darnos tu más sincera opinión acerca de T2 Trainspotting?
Es una obra maestra, El padrino europeo (ironiza). Las dos películas juntas definen esta era neoliberal en la que el espíritu humano batalla contra la opresión económica. Es una gran pieza de magia cinematográfica que querrás ver una y otra vez, veloz, con múltiples capas y empapada de patetismo.
¿Cuánto ha cambiado Boyle la historia original?
Porno contaba dos historias, la de la venganza de Begbie y Sick Boy contra Renton, y la de todos ellos tratando de entrar en el negocio del entretenimiento para adultos. La película se concentra, sabiamente, en la primera de ellas. Pero sí, han cambiado bastantes cosas a través del guión de John (Hodge), la dirección de Danny (Boyle) e, incluso, el montaje de Jon Harris. Era algo que tenía que pasar ahora que la novela cumple 15 años.
¿Participaste en el proceso?
Fui uno de los productores ejecutivos. Los puse en contacto con algunos personajes de Edimburgo y asistí a varias juntas de guión. Creo que el trabajo de John fue crucial. Encontró la inspiración necesaria para salir del callejón sin salida en el que nos encontrábamos, supo dar con la manera de modernizar el guión. Además, Mikey Forrester está de vuelta. No hace falta decir nada más.
La música fue uno de los grandes aciertos de la primera parte. ¿Qué podemos esperar de la secuela en ese sentido?
Un enfoque ligeramente diferente; el sonido de la película es, sin duda, el de la banda de Edimburgo Young Fathers.
¿Qué sentiste al ver a todo el equipo reunido de nuevo?
Fue fabuloso. Me había mantenido en contacto con la mayoría de ellos, y algunos de nosotros incluso habíamos trabajado juntos, pero nunca habíamos estado todos en la misma habitación desde hacía 20 años. Fue bastante emotivo.
¿Dónde fue tu primer contacto con el punk?
En el trabajo. Otro aprendiz y yo compramos Anarchy in the UK, de Sex Pistols. Lo poníamos una y otra vez en el taller. Todo el mundo se sacaba de onda por el ruido, pero a nosotros no nos importaba. Después de escucharlo una sola vez ya estaba haciendo planes para mudarme a Londres.
¿Cuál es tu mejor recuerdo de aquella época?
Tengo muchos... La casa de mi tía en Southall. La dupla que formaban Tony Cottee y Frank McAvennie en el West Ham. Los toquines en el Vortex. Las llamadas second tier punk bands, como 999, Chelsea o U.K. Subs. La explosión del acid house. Tardis y Fortress Studios en Clerkenwell. Las noches de borrachera en Soho, Islington y Hackney. Enamorarse tantas veces.
¿Y el peor?
Divorciarme. Que una relación se agrie es algo terrible. Saca lo peor de gente decente y todos acaban inmersos en un torbellino de fealdad. Pero es esencial: no hay buena relación que termine en divorcio.
¿El punk ayudó o cambió algo?
Me dio la confianza que necesitaba para hacer lo que quería. Mucha gente se sintió de la misma manera. Fueron tiempos estupendos, se abrieron tantos horizontes para mí... Como movimiento social probablemente logró mucho menos que el acid house, lo cual es raro, ya que era más abiertamente político.
¿Hay algún movimiento o artista actual que te emocione?
El grime (género musical) es lo único que ha emergido de la cultura juvenil británica en los últimos 15 años, el resto han sido todo construcciones mediáticas. Novelist es mi artista grime favorito.
El 2016 no fue el mejor de los años. Muchas muertes. ¿Hubo alguna que te doliera en especial?
La muerte de Bowie fue un momento horrible para mí. Fue como la muerte de todo lo bueno y cool que había tenido crecer en el Reino Unido. El resto fueron sólo tristes accidentes, pero lo de Bowie fue un parteaguas cultural.
¿Nos regalarías unas palabras para Trump?
Preferiría no hacerlo. Hay pocas cosas positivas que se puedan decir sobre él, y no me gusta ser negativo por el simple hecho de serlo.
¿Y para Nigel Farage?
Quiere ser el Alfred de Trump en el alt-right (derecha alternativa) remake de Batman.
¿El mundo está jodido? ¿Más que antes?
Creo que el mundo ha estado jodido desde hace mucho tiempo. Empezó a acumular grandes contradicciones alrededor de 30 años atrás, con los cambios tecnológicos y la decadencia del capitalismo, desde la economía del libre mercado hasta la estrategia defensiva de las grandes corporaciones, ambas diseñadas para proteger y animar al 1% a expensas de la ciudadanía global.
¿Qué te preocupa?
Creo que el camino que han tomado las élites gobernantes al recurrir al nacionalismo, el racismo y el sexismo tiene la intención de enfrentar a la gente. Toda esta batalla alrededor de las guerras culturales es una cortina de humo diseñada para encubrir el hecho de que han ganado la guerra económica. Nos han dado libertad para ser hostiles y desagradables con los demás, sin atender a nuestras bellas diferencias, mientras nos joden económicamente.
¿Qué piensas de la legalización de las drogas?
Hagámoslo. Pongamos fin a todo el dolor innecesario que proviene de la prohibición. Terminemos con la guerra contra nuestros ciudadanos.
Ya, pero las drogas destrozan todo lo que tocan, ¿no? Aunque, bueno, Trainspotting siempre fue algo divertido y optimista. ¿Por qué te decantaste por un final feliz en ese momento?
¿Por qué no? Necesitamos finales felices. Todos nos vamos a morir, y es una mierda, así que ¿por qué no deberíamos disfrutar de muchos finales felices por el camino?
¿Nunca sientes remordimientos de que Trainspotting se haya convertido en algo tan mainstream?
Ciertamente, no fue escrito con esa intención ni pretendía ser así, pero estas cosas tienden a encontrar su propio nivel. Es muy poco lo que uno puede hacer al respecto. He escrito mejores libros que Trainspotting o Porno, pero nunca serán tan populares. Y así como no voy a llorar porque éstos sean relativamente desconocidos, tampoco voy a llorar porque Trainspotting sea un libro famoso. Escribes algo, lo sacas y pasas a lo siguiente. Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá.
¿Qué disco estás escuchando?
Blackstar, de Bowie. Será mi album de enero para siempre.
¿Qué libro estás leyendo?
Homo Deus, de Yuval Noah Harari. Muy cercano a una obra maestra, aterrador y alentador al mismo tiempo.
¿Qué haces antes de escribir? ¿Y después?
Preparar una olla con té. Después, ir a un pub o al cine.
¿Crees que tu notoriedad como escritor sería la misma sin el trabajo de Boyle, Hodge y McGregor?
Probablemente, sería igual de notorio, pero no tan popular o conocido.
Publicaste `La vida sexual de las gemelas siamesas un par de años después de que Tom Wolfe publicara Bloody Miami. ¿Por qué Miami es una buena locación para una novela?
Es una ciudad muy oscura para lo mucho que brilla. Me encanta. Visualmente es lo opuesto al lugar donde crecí, por eso me vuela la cabeza. Tengo un apartamento bonito allí, así que voy bastante.
¿Crees que Estados Unidos es más interesante que el Reino Unido en este momento?
Bueno, Occidente está cayéndose a pedazos ahora que la tecnología mueve el capitalismo hacia los bienes de costo cero y sin salarios. Así que ambos lugares van a ser interesantes. El problema es que hemos puesto a pigmeos intelectuales y morales a cargo de la transición más fundamental que la humanidad enfrenta. Todavía podría terminar bien, pero preveo mucho dolor en los próximos años.