2024: el posible final de una era
Sin ningún nuevo título desde Roland Garros de 2022, Rafael Nadal se propuso obligar a su cuerpo a jugar el Grand Slam parisino donde construyó su leyenda, por mucho que un decimoquinto título allí parezca una misión casi imposible en estos momentos para él.
La temporada 2024 se la toma como la de la despedida al ser posiblemente la última de su carrera, salvo que sorprenda con un cambio de opinión.
Viajó a Australia para iniciar el curso, pero se lesionó de nuevo, esa vez antes incluso de ir a Melbourne: su muslo izquierdo le dejó fuera de juego en Brisbane y fue declarado baja sucesivamente para otros torneos (Abierto de Australia, Doha, Indian Wells).
Se le esperaba a principios de abril en Montecarlo, uno de sus torneos favoritos y primera gran cita de la temporada europea en tierra batida, pero tres días antes del torneo también se declaró baja, con una explicación tan misteriosa como inquietante: "Simplemente, mi cuerpo no me lo permite".
La siguiente semana sí estuvo en el torneo de Barcelona y cayó allí en segunda ronda ante el australiano Álex De Miñaur, por 7-5 y 6-1.
En Madrid logró encadenar, por primera vez desde el Abierto de Estados Unidos en 2022, tres victorias en un torneo, antes de caer en octavos de final ante el checo Jiri Lehecka (7-5, 6-4).
Acudió a Roma como 'ensayo general', pero allí no tuvo un buen papel, barrido en segunda ronda por el polaco Hubert Hurkacz (6-1, 6-3).
"No he jugado mucho en los tres últimos años. Hay muchas dudas, muchas preguntas".
Su participación en Roland Garros no está completamente asegurada, pero el lunes entrenó en la pista central, sin aparentes problemas, ante unos millares de aficionados que gritaban "¡Rafa, Rafa!".
Se ejercitó también el martes. Y este miércoles lo hizo contra otro ilustre veterano, Stan Wawrinka.
El jueves será el sorteo del cuadro de Roland Garros y los aficionados sueñan con que uno de sus grandes ídolos esté allí y se mantenga para el torneo.